TURISMO. La Isla Mauricio
Situada en el océano Índico, lejos de la costa este de África, esta república insular es una sociedad multicultural con una enorme diversidad de religiones y costumbres.
El deporte nacional de Isla Mauricio es la vela. Cada fin de semana, la gente se reúne alrededor de la isla para disputar regatas. Es un gran evento, también para turistas, que observan la competición desde la orilla bebiendo y riéndose. Los sencillos barcos con sus velas coloridas se ven bonitos en el mar de color turquesa, delante de la singular costa de Mauricio con sus montañas cubiertas por una vegetación verde oscuro.
La mayor regata se lleva a cabo con motivo del Festival Internacional Kreol, que este año se celebra del 17 al 26 de noviembre. Durante dos semanas, la isla celebra su cultura con el deporte de vela, conciertos, bailes y el sware tipik, una especie de concierto con picnic. En el centro de las actividades está la música tradicional, el segá, que surgió cuando los esclavos se vieron obligados a reunirse en secreto para vivir su religión y música.
Mauricio es un fascinante crisol de tradiciones. La isla, situada en el océano Índico, lejos de la costa este de África, fue colonizada primero por navegantes holandeses, a partir de 1598, y a partir de 1715 por los franceses. En 1810, la isla, de 2.040 kilómetros cuadrados, fue conquistada por los ingleses, que la mantuvieron como colonia hasta la independencia en 1968. Los colonizadores europeos necesitaban trabajadores para las plantaciones. Así llegaron a la isla primero esclavos africanos y más tarde trabajadores indios y comerciantes chinos.
El resultado de esta historia es una sociedad multicultural con una gran diversidad de religiones y tradiciones. Todos festejan conjuntamente la fiesta islámica del sacrificio, la fiesta china de Año Nuevo y la fiesta india de las luces Diwali.
En el mercado, durante la regata, se puede apreciar en un espacio pequeño toda esta mezcla cultural. El guía turístico Sameer Takun pasa por hileras de puestos y se detiene delante de unas grandes fuentes. Pide una especie de rábano cortado en rodajas pequeñas y adobado con zumo de tamarindo. Las rodajas, al igual que los mangos y piñas marinados, se sirven como ponche en vasos.
Tres puestos más adelante hay en una bandeja “riz frite”, arroz frito con pasas. “Y ahora vamos al indio”, dice Takun mientras señala un improvisado comedor popular. Un negocio familiar. En un espacio de tres metros cuadrados, ocho personas fríen samosas picantes o hacen el pan para el dholl puri, un plato de lentejas envueltas en pan árabe que es algo así como el plato nacional de Mauricio. La cocina de la isla muchas veces es definida como de fusión. No siempre en los mercados y las fiesta peros sí en los restaurantes elegantes también se ofrece todavía la cocina francesa e inglesa.
Mauricio, un clásico destino del turismo todo incluido, recibe cada vez más visitas de turistas individuales y mochileros. “Esto cambia los restaurantes, que atraen a cada vez más turistas con especialidades locales de alta calidad”. Ahora hay más interés en rescatar la historia, también para enseñarla a los turistas y sacarlos de los hoteles”. Durante la época de la esclavitud nacieron muchas tradiciones de la población africana en la isla, también la música típica, el segá. En el marco del Festival Kreol se lleva a cabo el “Segá Lontan”, un gran evento musical transmitido por televisión en vivo.
El segá une a todas las generaciones y domina el mundo musical de la isla, lo que se pone de manifesto cuando uno escucha la radio.
Lo que llama la atención en un segá o sware tipik es el hecho de que se trata de eventos visitados casi exclusivamente por personas que tienen antepasados africanos. Es su herencia. Las diferentes culturas en Mauricio coexisten de forma paralela y apenas se mezclan.