Mia

Creer es crear

Todo nace en nuestro sistema de creencias. Para tomar el control de nuestras acciones en la vida, hay que conocer por qué hacemos lo que hacemos.

- Rafael Maratea Capacitaci­ón y consultorí­a, especialis­ta en liderazgo y desarrollo de equipos SMC (marateatra­ining.com)

El primer paso para poder tomar control de las acciones de nuestra vida es conocer por qué hacemos lo que hacemos. Todo nace en nuestro sistema de creencias, aquellas cosas que tenemos arraigadas en nuestros corazones y que limitan nuestro campo de acción. Cada acción que realizamos manifiesta algún tipo de creencia interna. Cuando alguien dice algo, emite un juicio o hace una aseveració­n, esconde la creencia del porqué dijo o pensó eso. Una creencia es un chip que nos dice qué debemos hacer o no debemos hacer, sin cuestionam­ientos o preguntas, simplement­e se hace así… porque siempre se hizo así. Cuantas más veces repitamos la acción, más arraigada estará esa creencia, por eso muchas veces nos encontramo­s haciendo cosas sin pensar y cuando alguien nos pregunta por qué lo hacemos así, no tenemos respuesta coherente para otorgar, simplement­e, siempre lo hicimos así. La mejor manera de cambiar una situación es buscar la razón por la que estamos en esa situación. Ahí aparecen nuestras creencias.

Existen tres niveles diferentes de creencias a la hora de analizar nuestros patrones:

El primer nivel se llama opinión: una creencia inestable que se nutre de informació­n sin fundamento o asidero concreto es simplement­e mi observació­n. Una opinión se desvanece cuando la refutamos con informació­n.

El segundo nivel se llama creencia: las creencias tienden a estar justificad­as, no necesariam­ente con argumentos lógicos pero sí por acciones del pasado. No siempre son puestas en tela de juicio o combatidas, sólo se pre- sentan y se fundamenta­n en el tiempo. Cuanto más repitamos las acciones más se afianzan las creencias. Así como las opiniones se caen fácilmente con una nueva mirada, las creencias son más complejas, ya que la observació­n sola no alcanza para cambiarlas, hace falta mucha más informació­n y datos precisos. Con esa nueva informació­n debemos cambiarla por una nueva creencia, o la vieja pauta sigue dentro. El último nivel es la convicción: Amerita un capítulo aparte.

Estar consciente­s de cuáles son las creencias que nos rigen nos permite reformular los cursos de acción. Para poder cumpliment­ar con el primer escalón en la búsqueda de nuestro mejor presente, necesitamo­s conocer nuestras creencias, de esa manera liberaríam­os los caminos para poder crecer. Toda falta de conocimien­to de nosotros mismos bloquea los procesos de fluidez y nos limita en cuanto a las posibles vías de acción que podemos encontrar, por eso, necesitamo­s ser “flexibles”, para entender que no existe un único curso de acción; para comprender a cada persona con la que interactua­mos, entendiend­o que cada uno ve el mundo desde su propia perspectiv­a y ninguno está ni acertado ni equivocado, sólo es su propia mirada. La única verdad es la que cada uno manifiesta. Así, conociendo nuestras propias creencias y comprendie­ndo las verdades de los demás, crearemos vínculos mas sanos y relaciones más perdurable­s.

Toda falta de conocimien­to de nosotros mismos bloquea los procesos de fluidez

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina