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Por qué salen tantos jugadores de la Gloria

Sin tener las condicione­s y el poderío de otros clubes, la Gloria es un “semillero” que no para de sacar futbolista­s de nivel nacional e internacio­nal. Visiones que buscan una explicació­n.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

En el predio de Instituto (ubicado en barrio Jorge Newbery y con más de 14 hectáreas de verde) hay una invitación a soñar en cada esquina. Esas calles de tierra encierran miles de historias y una mística especial. Pero hay un convencimi­ento que quizá en otros clubes con más presupuest­o, en otros predios con mejores instalacio­nes, no existe. En La Agustina parece que llegar es posible. Que el camino tendrá piedras, pero que finalmente se podrá caminar sobre el verde césped del Monumental con la camiseta de Instituto puesta y una hinchada fiel como pocas gritará “Vamos, vamos los pibes”.

¿Por qué salen tantos jugadores de La Agustina, el predio de Insti- tuto camino a Jesús María?

“Es una buena pregunta, lo difícil es encontrar la respuesta”, dice Pablo Álvarez, coordinado­r de las inferiores de la Gloria. Un “loquito” por la formación, que, recuerdan muchos de los chicos que estuvieron bajo sus órdenes, iba a buscarlos en diferentes potreros de la ciudad en una “Citroneta” naranja y los llevaba a ese mismo lugar. Todos apretados, iban de la mano de un joven Álvarez, que soñaba con algún día poder estar al frente de las inferiores de la Gloria. Hoy eso es realidad.

Pablo comanda esta cantera tan efervescen­te en los últimos tiempos. Sí, porque cada dos por tres algún jugador surgido de Instituto es noticia a nivel mundial.

Nombres propios

Tomen nota: Paulo Dybala levanta una copa en Italia con la Juventus, al mismo momento que Ramón “Wanchope” Ábila gambe- tea a un arquero en el Cruzeiro de Brasil y lo quiere Boca.

En México, mientras tanto, Silvio “Chino” Romero lleva la “9” del América. En España, Mateo García hace sus primeras armas en Las Palmas (ahora fue cedido al Osasuna) y, más acá, Gonzalo Maroni logra que La Bombonera se ponga a latir a su ritmo en su debut profesiona­l. La lista es larga y puede seguir con Javier y Maximilian­o Correa en Godoy Cruz, con Christian Bernardi en Colón de Santa Fe o Santiago Molina en Cerro Porteño de Paraguay. Pero frenamos acá.

Entonces, en los noticieros deportivos de Buenos Aires se repite la frase: “El jugador surgido de Instituto de Córdoba…”.

Y la pregunta viene sola. ¿Qué pasa en ese club de Córdoba que sacan tantos jugadores?

“Era un tema recurrente cuando trabajaba en la Agustina, todos nos preguntába­mos porqué se daba esa captación natural en Instituto que no sucedía en los demás clubes. Mi opinión es que se dan varios factores por separado, independie­ntes entre sí y que juntos producen ese fenómeno. La ubicación en el mismo lugar de siempre del predio es uno. Eso le permite a una familia organizar su vida, porque sabe que lleva a su hijo al club, a los 9 o 10 años y por los próximos 8 años, por lo menos, ya se olvida, cosa que no pasaba en los otros equipos grandes de Córdoba, que por muchos años mutaron los lugares de entrenamie­nto. A eso hay que sumarle que varias líneas de colectivo llegan hasta La Agustina o sus cercanías, permitiend­o una fácil accesibili­dad. Otro factor es la gigantesca red de contactos que fueron tejiendo allegados al club, en especial y principalm­ente Santos Turza con ex jugadores, colegios, escuelitas de fútbol y clubes del interior y de la Liga Cordobesa, que apenas ven un chico destacado lo llevan. Y un último factor, la sensación de que si un chico juega bien en Instituto llega a primera. Habrá más, pero a mi entender esos son los motivos por los cuales Instituto de manera natural logra lo que en los demás clubes lo alcanzan con un aparato mucho más grande y costoso”, señala Germán Panichelli, ex jugador del club y también con vasta experienci­a en el trabajo de inferiores.

El nombre y la figura de Santos Turza será destacada por todos. Turza es el corazón de La Agustina, el eterno reclutador que aún hoy transita el predio cada día aportando su ojo clínico.

“El nivel de exigencia interna tiene mucho que ver, en comparació­n con Talleres y Belgrano. Al tener estos dos clubes una mayor cantidad de captación y tener la chance de elegir los mejores, la competenci­a interna es demasiada presión para muchos pibes. Por eso pueden llegar a quedar a mitad de camino. En Instituto, al ser menos intensa esta presión por el hecho de tener menos competenci­a interna, el jugador con condicione­s sufre menos y se le da lo de llegar de manera natural. Podés nombrar a (Ramón) Ábila, a (Silvio) Romero, a (Javier) Correa… Son jugadores que en la primera de Instituto les costó muchísimo, porque en inferiores no tenían competenci­a interna. Una vez que se acostumbra­ron a esa presión dieron el salto”, agrega Francisco “Panchito” Buteler, ex jugador del club y actual DT de la 4ta de inferiores de AFA.

“Panchito”, que entrenó en su carrera ni más ni menos que a Dybala (Paulo siempre lo recuerda como uno de sus grandes formadores) agrega: “Lo que sucede con Paulo, con ‘Wanchope’ y

¿Por qué salen tantos jugadores? es buena Pregunta, lo difícil es encontrar la res Puesta. Pablo Álvarez, coordinado­r se dan varios factores que juntos Producen ese fenómeno. uno es la ubicación del Predio. Germán Panichelli, exjugador otro factor es la gigantesca red de contactos que fueron tejiendo allegados al club. Germán Panichelli, exjugador talleres y belgrano tienen muchos chicos y hay más Presión que muchos chicos no resuelven. “Pancho” Buteler, DT de la Cuarta aquí el jugador con condicione­s sufre menos y se le da lo de llegar de manera natural. “Pancho” Buteler, DT de la Cuarta

demás es la mejor publicidad que puede tener la cantera de Instituto. Sumale a los Romero, los Mateo García y más. Además, tenemos a Maroni y en las ‘gateras’ a Mateo Klimowicz, como para que sigan hablando de nuestra cantera”.

La magia de Turza

“Yo no voy a hablar de mi, pibe. Que hablen los otros”, aclara de entrada Santos Turza. A sus 67 años, lleva 45 en la Gloria. Sí, una vida.

Nadie mejor que él para hablar de la cantera de Instituto. “Yo tengo mucha gente conocida en el interior que me avisa de tal o cual jugador. Voy y lo veo. Siempre esto fue así”, cuenta, como un mago que no va a revelar su secreto.

“Nosotros tenemos un don que trae a los chicos a La Agustina, no hay otra explicació­n”.

Además, tenemos gente que ve bien el fútbol trabajando en inferiores. A los chicos les gusta Instituto antes que Talleres o Belgrano, porque ven que es más fácil llegar a debutar acá. Más allá de que los complejos son mejores los otros, no lo niego, acá les queda más cómodo llegar. Instituto tiene ese don, que caen los mejores jugadores. Acá no se piden títulos, sino que se trate bien la pelota de chiquitos. Acá se hace jugar bien al fútbol. Talleres y Belgrano tienen mayor poder económico, pero acá siempre aparece uno bueno. A futuro lo veo bien, porque tenemos esta suerte, no sé por qué los chicos vienen a Instituto. Pero acá hay un grupo de gente que viene trabajando bien, acá no es solamente Turza”, reitera.

Sin dudas, la edificació­n de la pensión en 2011 fue un hito para la historia del club y un paso adelante enorme. Allí mucho tuvo que ver el ex directivo José Theaux, que comandó el proyecto y la idea de potencia La Agustina. Hoy, en esa misma pensión, con lugar para 23 chicos, se cobija a los próximos talentos que en los próximos años se pondrán la roja y blanca.

Las últimas pruebas de jugadores fueron testigo de este fenómeno potenciado por la figura de Dybala, que logró aumentar notablemen­te el número de juveniles que buscaron ingresar a la Gloria.

Así llegaron chicos desde puntos muy lejanos. Un ejemplo: Emanuel Adasme, lateral izquierdo de la Novena de 14 años, que vino de Río Grande, Tierra del Fuego, a probarse a Instituto. Y aquí se quedó.

En números, Instituto tiene una escuelita de fútbol con más de 200 chicos, más de 350 en inferiores, más 40 futbolista­s en primera local y reserva de Liga Cordobesa.

“No hay un por qué, o al menos una explicació­n que yo encuentre. Sí conjeturas. Primero, Santos Turza trajo muchos jugadores, que es una realidad. Más allá de que tiene buen ojo, conseguía los jugadores y los traía. Hoy cada vez eso se hace más difícil. Y por otro lado creo mucho en la forma trabajar de Instituto, que se diferencia con otros clubes. Creo mucho en la ideología de juego que tiene Instituto. Eso no te da muy buenos resultados numéricos en inferiores, por tener posesión, salir jugando desde abajo, tratar de jugar ‘lindo’. Eso a los pibes les da recursos técnicos y toma de decisiones. Eso a futuro se nota en los jugadores que salen: la resolución, la técnica. No se prioriza el físico. Se prioriza el jugar”, cierra Pablo Álvarez, mientras los pibes se ponen los botines en una cancha de la Agustina.

El “semillero del mundo”, como dice el cartel que está en el techo de la pensión. El predio que no se cansa de “parir” jugadores.

Nosotros tenemos un don que trae a los chicos a la agustina, no hay otra explicació­n. Santos Turza, reclutador Acá no se piden títulos, sino que se trate bien la pelota. acá se hace jugar bien al fútbol. Santos Turza, reclutador

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(JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ) Trabajo duro. En el predio de barrio Jorge Newbery, las ilusiones sobrevuela­n.
 ??  ?? Un día en La Agustina. Pibes entrenando en las canchas.
Un día en La Agustina. Pibes entrenando en las canchas.
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Hombre clave. Santos Turza, reclutador de talentos.
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Coordinado­r. Pablo Álvarez, en el lugar en el que se “crió” Dybala.

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