Talleres no “Silva” bajito y por eso le “duele” el punto
Que Talleres termine “bajoneado” por no ganar en San Juan es la muestra de un Talleres grandote en Primera. La dimensión de Talleres, lo que Talleres vale más allá de cómo se ve a sí mismo en su ecosistema, se mide en las declaraciones de los ocasionales rivales. “Todos sabemos lo que es Talleres. Hace años que juega de una manera y no es casualidad que esté en donde está”, coincidieron varios de los jugadores de San Martín luego del 1-1 de ayer.
Que Talleres “no se banque” un empate es el síntoma más elocuente de que el equipo no está en la chiquita de la conformidad del sumar con excusas o aplicar la fingida timidez de esconderse en la sombra de los adinerados Boca, River, Racing, Independiente y San Lorenzo.
Es la muestra de un discurso que se aplica, de un discurso que no es verso por parte de su técnico, Frank Kudelka. Entre semana, el entrenador “sorprendió” a la prensa de Buenos Aires con sus frases en una nota con Olé . En Córdoba, lo que dijo ya es “archiconocido”. El textual: “Trato de vivir no conservadoramente y tomar riesgos. El fútbol se creó para hacer más goles en el arco de enfrente que para defender los propios. Y a partir de esa esencia que nutre a la palabra fútbol siento placer yendo a buscar el resultado, aun corriendo riesgos”.
Ese es el Talleres que sumó un buen punto de visitante, donde sólo perdió una vez, en el increíble 1-2 ante Godoy Cruz en Mendoza. Es el Talleres que evolucionó en el sentido menos brillante de la palabra: suma aun cuando no impone su estilo, aprendió a ganar sin el mereciómetro como argumento. Antes sólo sumaba si su estilo se aplicaba sin atenuantes. En una Superliga competitiva (da para más columnas en esta página para discutir si esa competitividad es del mejor nivel), Talleres es superrespetado.
Y eso que perdió a los tres jugadores que individualmente más desequilibrio generaban en ataque: Jonathan Menéndez (fue a Independiente), “Bebelo” Reynoso (a Boca) y Sebastián Palacios (a Pachuca). Y, entre lo mucho que tiene Talleres para disfrutar, hay un motivo más. Luego de tres partidos, de todos los gestos en cancha y fuera de ella, de los movimientos colectivos asociados y del gol de ayer, es evidente que encontró el “9” que anhelaba. Un jugador que, como Talleres, no “Silva” bajito.