“El Kun” despertó los fantasmas de la división interna del grupo
“Que Sampaoli diga lo que quiera”, afirmó Agüero, y prendió la mecha.
¿Qué hubiera hecho un pintor con las caras de los jugadores argentinos cuando terminó el partido ante Croacia? Lucían como un catálogo de la desazón: cabezas gachas, miradas perdidas, gestos de impotencia. Y el modelo perfecto de esa decepción colectiva era Lionel Messi, que escondía los ojos, arrastraba los pies y parecía masticar algo que no sabía si tragar o escupir.
Esas caras seguían adustas casi una hora después, cuando los jugadores abandonaban el vestuario y se retiraban por la zona mixta. Había tensión en el aire y no muchas ganas de responder las preguntas de los periodistas. No obstante, varios se prestaron a breves diálogos, y de ahí surgió un conato de polémica que para algunos comentaristas deportivos presentes en Rusia revelan los conflictos internos de la selección.
Malentendido
Todo nació de una declaración del delantero Sergio “Kun” Agüero. Le preguntaron qué pensaba de las palabras de Sampaoli , quien en la conferencia de prensa había dicho que los jugadores no se habían adaptado al “proyecto” del partido. “El Kun” lo entendió como una crítica y respondió: “Que Sampaoli diga lo que quiera”. Eso fue todo, pero encendió la mecha y dio pie a miles de especulaciones tanto entre los periodistas como entre los aficionados a través de las redes sociales. La agencia alemana DPA la eligió como una de las 10 frases del día del Mundial.
Unos pasos más adelante, Agüero se permitió ser reflexivo: “Dependemos de otros. Pero, bueno, hicimos todo lo que pudimos y habrá que esperar ese milagro. Y luego tratar de ganarle a Nigeria”.
Más contenido en sus palabras fue Javier Mascherano, siempre consciente de que cada cosa que diga un jugador tras una derrota como la de ayer pude ser usada para dividir al grupo y generar más tensiones
“La verdad que ahora no hay mucho para decir, salvo que no queda otra que tragar el veneno”, admitió Mascherano ante el grupo de periodistas gráficos con los que habla al término de cada encuentro. “Lo que pasó es lo que está a la vista y no queda demasiado por decir. Este no es tiempo para analizar nada”, enfatizó.
Mientras sus compañeros pasaban en silencio y sin esperar a Nicolás Tagliafico, que debió asistir al control antidoping, Mascherano resaltó que “lo peor de este partido fue el resultado. Pero, igual, que nadie busque un título con lo que digo porque no lo va a encontrar”
Otro de los que habló fue Enzo Pérez, el último en meterse en el plantel tras la lesión de Manuel Lanzini, y que ayer partió como titular en el medio campo. “Hasta su primer gol estábamos bien. El partido era parejo, con situaciones para los dos lados. Pero después cambió todo y, lamentablemente, se hizo muy duro. Es una cuestión de la cabeza. Si hubiéramos estado tranquilos en eso, el resultado habría sido otro”, declaró.
“Cuando se pusieron 1-0 , se notó el nerviosismo y no pudimos entrar de nuevo en el partido. Lo fuimos a buscar, pero no alcanzó. Teníamos la ilusión de otro resultado. Ahora habrá que ver si tenemos posibilidades de clasificarnos en el último partido”, dijo.
LA VERDAD QUE AHORA NO HAY MUCHO PARA DECIR, SALVO QUE NO QUEDA OTRA QUE TRAGAR EL VENENO. Javier Mascherano
ES UNA CUESTIÓN DE LA CABEZA. SI HUBIÉRAMOS ESTADO TRANQUILOS EN ESO, EL RESULTADO HABRÍA SIDO OTRO. Enzo Pérez