Por qué no es el mismo en la selección
Dime cómo conviertes y te diré qué goleador eres. Más allá de que pudo convertir sus primeros dos goles en un Mundial (contra Islandia y Francia), lo mejor de Sergio Agüero se ha visto en el City, en Independiente y en Atlético de Madrid. Los goles que ayer le anoto al Chelsea pueden ser una ventana para demostrar que la puntería o jugar con los que mejor se entiende no son factores exclusivos para analizar las diferencias manifiestas que hay entre el jugador de club y el de selección. En el 1-0, la trae Foden, tras una salida prolija. Agüero se pone de frente a Foden, quien recién elige dársela cuando “el Kun” se sitúa a su izquierda, libre de esas marcas que su compañero atrajo. El pase encuentra a Agüero con espacio y tiempo justo para gatillar y convertir. Luego, cuando el transportador es Silva, decide hacer la diagonal hacia afuera, a espadas de los centrales, y su tiro se convierte en el segundo.
¿Hay algún Foden o algún Silva en la selección? Claro que sí. Pero la suma de los talentos es una parte de la solución del acto ofensivo. El resto tiene que ver con la táctica que baje el entrenador y el apego al orden que pueda alcanzarse. Luego está el aspecto individual. Tras terminar Agüero sabe que debe ocupar un puesto en el inicio de la recuperación. En Argentina volvía por cualquier lado; en el City, queda afuera. El orden es clave para el progreso. En todos los aspectos. En el último Mundial, la selección no tuvo táctica, orden, ni DT. Se entiende así, por qué Agüero, Messi, Di María e Higuaín, por caso, seguirán teniendo dos versiones.