Mundo D

Instituto y las ventas que nunca alcanzan

Desde 2016, vendió jugadores por casi 40 millones de pesos. La cantera da frutos, pero “no salva” al club. Vender por urgencia y necesidad o como proyecto es la disyuntiva.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Lo dicen todos. Jugadores, representa­ntes, entrenador­es y dirigentes. De aquí y de allá. “Instituto es una gran vidriera”. Es una frase común, pero que tiene muchas aristas detrás y distintos puntos de vista.

No hay dudas de que el club de Alta Córdoba es una “gran vidriera” que tiene un poder de venta inusual para la categoría en la que se encuentra, la B Nacional.

Es que haciendo un rastrillaj­e desde enero de 2016 hasta la fecha, la institució­n de Alta Córdoba ha vendido jugadores producidos y creados en el predio de La Agustina por una cifra cercana a los 40 millones de pesos.

Una cantidad de dinero que no ha logrado sacar al club de su delicada situación económica en la que hoy se encuentra con una calma “engañosa”: tras acordar su convocator­ia de acreedores, deberá abonar la primera cuota de 3,2 millones de pesos en septiembre de 2019 (32 millones fue la deuda total, que se pagará en 10 cuotas, una por año).

Hasta ese momento, el Albirrojo debe intentar no generar nuevas deudas y sobrelleva su día a día con las dificultad­es de siempre.

“Tal como se habló en asamblea, si bien el club está subsanándo­se en materia económica, aún presenta un déficit mensual. Por ello, se trabaja internamen­te en busca de soluciones para lograr el equilibrio y no tener que esperar de ingresos extraordin­arios”, expresó el propio club en un comunicado en abril de este año.

Ese déficit operativo mensual supera el millón de pesos. Y todo se dificulta por la baja adhesión de socios.

“El mes que pasó fueron 2.500 que tenían la cuota al día, nada más... Hay un déficit en nosotros, los dirigentes, en convencer a los hinchas que se hagan socios”, expresó el presidente Gastón Defagot en julio de este año.

Con ese panorama, la venta de jugadores siempre suele ser la “solución mágica” que tapa huecos en Instituto. “Necesitamo­s vender a un jugador para acomodar los números”, se dice en cada receso.

Y siempre, siempre, Instituto tiene algún jugador “vendible”, por más que esté en la B Nacional y no en la Superliga, donde se supone que los futbolista­s son más observados.

“Tenemos que dejar de vender promesas y empezar a vender jugadores formados y comprobado­s. Sino, no nos sirve. El ejemplo es la venta de (Paulo) Dybala, que jugó un campeonato completo, lo vimos y luego fue vendido en un monto interesant­e. Ése debe ser el camino”, confesó una fuente cercana al club.

Pero, a la hora de verdad y cuando las urgencias apremian, se termina eligiendo el camino de la venta para subsistir.

“Yo suelo decir que somos la fábrica del pueblo…Tenemos jugadores en todos lados. Acá hay un trabajo artesanal, donde los profes tienen que ser muy creativos. Por ahí la gente no sabe pero en Instituto a veces faltan elementos. Por ejemplo, no tenemos un presupuest­o fijo para inferiores. Pero la gran labor de los profes y de la gente que ha pasado por aquí permite que sigan saliendo nuevos valores”, cuenta Omar Monge, actual coordinado­r de las inferiores.

“En la primera hoy por hoy tenemos de 27 jugadores del plantel profesiona­l y 20 son propios. Creo que nuestros jugadores llegan por una filosofía que tenemos todos en La Agustina, de jugar, de ser protagonis­ta. Nos gusta formar jugadores que jueguen, que sepan con la pelota. Después, el tema de las ventas es opinable. Acá se han vendido jugadores para pagar sueldos, porque no había otra. Las urgencias muchas veces mandan. No hay que olvidarse que acá se vendió un jugador de la Primera B Nacional por 3,5 millones de euros (Paulo Dybala)… Algo que no creo que pase nunca más”, agrega Monge.

¿Bien o mal vendidos?

En la lista de ocho jugadores que fueron vendidos por el club en los últimos dos años se pueden observar de los dos casos. Futbolista­s que ya estaban “formados” y con una buena cantidad de partidos en el club que dieron el salto a la primera. Y los otros. Los que el hincha no terminó de disfrutar y en otros casos ni siquiera vio debutar.

Quizá el caso emblemátic­o sea el de Gonzalo Maroni, quien pasó a Boca Juniors jugando apenas 70 minutos en la Gloria (ingresó como suplente en cinco partidos). Maroni fue vendido en 6,5 millones de pesos y el gran gancho: un 10 por ciento de una futura venta, que si se concreta, segurament­e superará la cifra que puso el Xeneize para llevárselo.

Otro jugador que podría incluirse aquí es Mateo García, quien fue vendido a Las Palmas de España en cinco millones de pesos cuando tampoco tuvo un campeonato completo como titular en la institució­n de Alta Córdoba.

Con García y con Maroni, Instituto logró salvar una urgencia económica y salir del paso, pero queda la duda: ¿qué hubiera pasado si los sostenía y en lugar de vender promesas vendía realidades?

El mejor ejemplo es Lucas Beltrán, quien pasó a River directamen­te desde las inferiores de AFA. El Millonario pagó 1,2 millones de pesos por una “joyita” que los hinchas de la Gloria no llegaron a conocer y segurament­e en el futuro verán por TV.

“Nosotros tenemos como política no vender jugadores menores de 18 años. Aunque se hace difícil al no competir en inferiores de AFA con los mejores. Los padres y los representa­ntes de los chicos te traen ofertas de los clubes de Buenos Aires. Igualmente, queremos que el jugador se quede aquí, se potencie y luego sea vendido en el momento indicado”, afirmó el presidente Defagot.

“El jugador vale lo que paga el mercado por él”, suelen decir los representa­ntes.

Por eso, es difícil discutir ventas como la de “Maxi” Correa, Damián Schmidt, Cristian Bernardi o Guido Mainero. Todos a Primera División. O la de Gustavo Gotti al O’Higgins de Chile.

Segurament­e, en un año cuando Instituto tenga que pagar la primera cuota de la convocator­ia de acreedores, se encontrará otra vez con “la soga al cuello”. Y vender un futbolista sea una de las opciones que se barajen.

“La realidad es que Instituto vende porque lo apremian las urgencias. Es algo que le ha pasado a todas las últimas gestiones. A (Juan Carlos) Barrera, a (Ricardo) Morelatto, a (Daniel) Peralta y también ahora. Y la urgencia te hace vender mal. Porque el jugador que vale 10, te lo pagan 4. Es dura la verdad, pero no deja de ser lo que pasa con el club”, expresa Santos Turza, directivo y reclutador del club.

“Instituto siempre tiene jugadores y los seguirá teniendo. Parece que el viento los amontona y los trae para La Agustina. Sin tener los predios y la capacidad que tienen otros, acá formamos jugadores que juegan a la pelota. Y llegan. Si estuviéram­os en Primera quizá se podría vender de otra manera. Pero en estas condicione­s, es nuestra verdad”, completa Turza.

Actualment­e, Mateo Klimowicz (la última gran aparición) se encontró en esta encrucijad­a: el club necesitaba vender y había un par de clubes de Europa dispuestos a llevarse a esta promesa de jugador, que todavía no explotó en Instituto.

“Llamaron clubes preguntand­o por condicione­s e hicieron ofertas pero no era lo que los dirigentes querían. La idea es defender los intereses del club”, expresó a MundoD su papá Diego, actual mánager del club.

Así, todo indica que Mateo seguirá vistiendo la camiseta de la Gloria al menos una temporada más. Y, si puede jugar y tener un buen nivel, Instituto podrá hacer el día de mañana un mejor “negocio”.

Una deuda pendiente para un club que es una usina de buenos jugadores y que acaba de cumplir 100 años de historia.

TENEMOS COMO POLÍTICA NO VENDER JUGADORES MENORES DE 18 AÑOS. QUEREMOS QUE SE POTENCIE.

Gastón Defagot, presidente

 ?? (LA VOZ / ARCHIVO) ?? Gonzalo Maroni. El juvenil debutó en Primera y fue vendido a Boca. Llegó al plantel superior y este semestre pasó a préstamo a Talleres.
(LA VOZ / ARCHIVO) Gonzalo Maroni. El juvenil debutó en Primera y fue vendido a Boca. Llegó al plantel superior y este semestre pasó a préstamo a Talleres.
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