Mundo D

Renovación, herencia y paciencia en la “T” y la “B”

- Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­terior.com.ar

Talleres y Belgrano atraviesan sendos procesos con puntos en común que emparentan sus presentes en estas primeras fechas de la Superliga 2018/19.

Los dos experiment­aron renovación de entrenador y plantel antes de comenzar esta temporada que acaba de empezar.

En la “T”, Juan Pablo Vojvoda reemplazó a Frank Darío Kudelka y se incorporar­on futbolista­s para cubrir las partidas de hombres que habían tenido mucha participac­ión como Lucas Olaza, Joao Rojas y Santiago Silva. De los habituales titulares en la Superliga pasada, el viernes en el 0-1 frente a Rosario Central estuvieron Guido Herrera, “Leo” Godoy, Carlos Quintana, Pablo Guiñazú, Juan Ramírez y Junior Arias. En la “B”, Lucas Bernardi sustituyó al renunciant­e Pablo Lavallén y se sumaron varios jugadores para sustituir, entre otros, a Erik Godoy, Cristian Lema, Marcelo Benítez y Jorge Ortiz, quienes habían sumado bastantes minutos en cancha el torneo pasado. El sábado en el 1-1 contra River en Núñez sólo estuvieron Tomás Guidara, Federico Lértora, Leonardo Sequeira y Matías Suárez respecto a quienes eran más veces titulares en 2017/18.

A esta renovación de DT y futbolista­s, hay que sumarle el del sello personal que tanto Vojvoda y Bernardi quieren imprimirle­s a sus flamantes equipos, que tienen sus diferencia­s respecto a lo que Kudelka y Lavallén pretendían de los suyos. Esa evolución y adaptación a las ideas de los nuevos conductore­s también requieren de tiempo y trabajo.

Además, tanto Vojvoda como Bernardi tienen una mochila que cargar. En el caso de Talleres, vale recordar que en la recta final del torneo pasado el equipo dirigido por Kudelka tuvo una marcada merma en su rendimient­o, bajón que se agudizó luego de la caída con Boca en la Bombonera. En el de Belgrano, el peso se relaciona con los condiciona­mientos a los que obliga un promedio que pone en riesgo su permanenci­a en Primera por las malas campañas, no tanto en la temporada pasada, sino en anteriores.

Ese menú de renovación y herencia exige un ejercicio de paciencia por parte de protagonis­tas e hinchas porque la experienci­a indica que tanto la “T” como la “B” necesitará­n de un período hasta que se consolide ese acondicion­amiento. Aunque, es cierto, la tolerancia no es moneda corriente en nuestro fútbol.

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