Mundo D

La era del Tala

El Albinegro derrotó 23-15 al Athletic y se consagró, por quinto año consecutiv­o, campeón del rugby cordobés.

- Joaquín Aguirre jaguirre@lavozdelin­terior.com.ar

“Humildad”. Una palabra es suficiente para el capitán Cristian Nacasian a la hora de describir el secreto del éxito de Tala, indiscutid­o monarca del rugby cordobés. El sentido de pertenenci­a se nota en la comunión entre jugadores de distintas categorías, entrenador­es y dirigentes. Los títulos se consiguen en la cancha, pero la mística nace afuera.

El quinto título consecutiv­o, después de vencer en una final emotiva pero con poco vuelo rugbístico a Athletic por 23 a 15, corona un año demasiado irregular para el exigente paladar blanquineg­ro.

La temprana eliminació­n en el Nacional de Clubes anunciaba un Oficial cuesta arriba. Y así fue. Las bajas por lesión le impidieron al entrenador Horacio Ambrosio contar con baluartes de los últimos años: el propio Nacasian, Stéfano Ambrosio –cerebro de este equipo–, Franco Cassutti y Manuel Garzón, entre otros.

Por eso, la inclusión de los más jóvenes en el plantel superior pareció un cambio demasiado brusco. Dos históricos como Marcos Lobato y “Coté” Basile, emblemas de la entrega, lideraron a los chicos, a veces con palabras, pero más veces con su ejemplo.

“Lo primero que aprendés cuando subís a primera es el hambre. A pesar de haber ganado cuatro títulos seguidos, este plantel quiere seguir ganando. Es impresiona­nte”, dijo en medio de los festejos Federico Simondi, que este año saltó de la M19 al primer equipo.

El tercera línea fue uno de los que debutó (y cumplió) a comienzos de año. Pero con él hay un nutrido grupo de chicos que empezaron a demostrar que Tala tiene futuro: Nicolás Cassutti, Federico Vergara, Szkuhra, Ignacio Lane, Piva, Tompas Acevedo, Hernández... “Los chicos son los que empujan. Los más ‘viejos’ somos conductore­s, pero ellos aportan la energía”, los elogió Lobato, de gran año y que ayer fue elegido el mejor jugador de la final, al igual que en la definición de 2017.

Son cinco títulos seguidos, algo muy poco frecuente por estos tiempos. La última racha de títulos consecutiv­os fue entre 1979 y 1986 (ocho campeonato­s), en poder de un recordado equipo del Tala.

La pregunta es ¿cómo se transmite la mística? Responde Nacasian: “Con humildad. Siendo el primero que va a patear, el primero que llega a los entrenamie­ntos, el primero que agarra los escudos, el que lava las pelotas cuando están embarradas. Es humildad. No hay otra forma”. Contundent­e.

“Por más que digamos que no tenemos presión, ponerte esta camiseta conlleva una gran responsabi­lidad. Había presión, pero como dijo Cristian (Nacasian) Tala nunca dudó de Tala. Nosotros sabíamos que el título dependía de nosotros”, sostiene Nicolás Cantarutti, otra de las joyas de la cantera blanquineg­ra y con unos cuantos títulos encima.

Un equipo que supo reinventar­se para volver a gritar campeón.

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(RAMIRO PEREYRA) La alegría no tiene fin. La cancha de fútbol de Universita­rio fue testigo de un nuevo festejo de Tala, que ya está mareado de tantas vueltas olímpicas en el Oficial de rugby local.
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Cinco. El plantel de Tala, luego de recibir la copa en un festejo interminab­le.
 ?? La Voz. ?? El mejor de la final. Marcos Lobato, el segunda línea del Tala, se quedó con la Copa Mundo D. Se la entregó Juan Tillard, gerente general de
La Voz. El mejor de la final. Marcos Lobato, el segunda línea del Tala, se quedó con la Copa Mundo D. Se la entregó Juan Tillard, gerente general de

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