Más solo que nunca
Darío Franco tiene los días contados en Instituto, que anoche perdió 2-0 en Mendoza. El equipo no reaccionó.
La derrota ante Deportivo Morón, en la fecha 11 de la B Nacional, no fue un “accidente” en Instituto. Fue realmente un quiebre. Un antes y un después, que dejó evidencias y expuso que las cosas no estaban nada bien en el seno del plantel. Ni hablar de la tirante relación que existía entre el entrenador Darío Franco y la dirigencia.
En la semana nadie salió a respaldar al entrenador y todo hacía indicar que el partido de anoche, en Mendoza, ante Independiente Rivadavia tenía todos los condimentos de ser un partido decisivo.
Pero los futbolistas de la Gloria estuvieron lejos de respaldar a su entrenador en cancha como sí lo hicieron ante los micrófonos.
El Albirrojo volvió a deambular por la cancha y fue superado desde el minuto uno por un equipo local que se encuentra en los puestos de vanguardia del campeonato.
Sin señales de reacción, todo tiene demasiado olor a fin de ciclo en Alta Córdoba. Y el futuro de Darío Franco parece no tener mañana.
Un equipo desinflado
Franco apostó por repetir el mismo equipo que había perdido ante Morón intentando darle una señal de confianza a los jugadores.
Pero lejos de mostrar otra cara, Instituto siguió dormido en cancha. Fue un equipo pesado, lento, sin ideas. Con un sólo plan, si así se puede llamar: tirarle centros a Pablo Vegetti, el delantero de área y goleador del campeonato.
Pero estaba claro que con eso no iba a alcanzar y no alcanzó.
Un gol a los 15 minutos de Independiente Rivadavia (cabezazo de Imperiale tras una flojísima salida de Henricot), le allanó el camino al local conducido por Gabriel Gómez.
Para el complemento, el visitante cambió el sistema y pasó a jugar con tres delanteros con el ingreso de Castelli.
Pero ni el regreso al “viejo” sistema de Franco pudo cambiar una historia que parecía escrita desde hace tiempo.
Ni hablar cuando el local se puso 2-0 con un penal de Asenjo. El ciclo del entrenador, que venía en baja, terminó de sellar su suerte anoche en Mendoza.
A Instituto le quedará un juego más para cerrar el 2018, ante Quilmes en su cancha, y si el entrenador llega hasta ese día sólo será extender la agonía.
La relación con la dirigencia está quebrada y todos aguardan que el entrenador decida tener un “gesto” y abandone su cargo, en una situación muy tensa.
Algo tiene que cambiar en Instituto. Y tiene que ser ya.