Mundo D

Un tipo apegado al trabajo y a sus conceptos

- Pablo Ocampo pocampo@lavozdelin­terior.com.ar

En los inicios de 2001, el último presidente de Belgrano antes de la quiebra, Gregorio Raúl Ledesma, nombró como DT a Gustavo Alfaro, quien llegó al Pirata para encontrars­e con una realidad inimaginab­le para él y su manera de encarar el trabajo.

Era la primera experienci­a del técnico en la máxima categoría, pues provenía del ascenso (Atlético de Rafaela) y su paso por la “B” fue muy poco satisfacto­ria, al punto que apenas ganó dos partidos en 14 que dirigió y tras perder con Huracán en abril de 2001, se alejó del Celeste.

“Belgrano era un quilombo, un club en quiebra, con los jugadores de paro, no teníamos lugar para entrenar, nada que ver con lo que es hoy”, supo sostener sobre su paso por el club de Alberdi al cual estuvo a punto de regresar a mediados de este año. Pero no se dio por la impacienci­a de los dirigentes (el DT se fue como comentaris­ta al Mundial y por el contrato que pretendía) que contrataro­n a Lucas Bernardi.

Durante su corta estadía en Córdoba intentó implementa­r un trabajo ordenado, pero le fue casi imposible. Siempre fue un tipo de conceptos claros, con las ideas simples y que pretendía un juego sin demasiadas complicaci­ones para sus futbolista­s.

No tuvo la fortuna que sí tuvo en otros clubes después que “Chichín” le abrió la puerta de Primera. Triunfó en la mayoría de los lugares que le tocó dirigir. Ahora es el tiempo de Boca, donde no hay chances de pasos en falso, porque si falla será el final de su tiempo en equipos grandes; y si triunfa, el trampolín al éxito.

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