Mundo D

El día “D” para “el Beto” Fernández

“El Beto” Fernández no se olvida más del primer partido que jugó desde el arranque en Belgrano y del regalo que le hizo a su mamá cuando juntó dinero.

- Hugo García hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

Como muchos jugadores de Belgrano, Norberto Antonio Fernández había sido hincha, antes que nada. Había crecido en los potreros de barrio San Roque y alrededore­s, el primer eslabón de la cadena de los sueños.

Era ahí mismo donde ensayaba un relato radial, cuando su conversión era inminente, y después de que resultaba figura, se ponía las manos contra las orejas, para simular que le hacían una nota por haber sido el mejor.

El marco ya se lo había imaginado mil veces. Era el Gigante a pleno, su familia en la tribuna y rodeado de esos cracks como Julio César “la Chacha” Villagra, Luis “Chiche” Sosa o tipos de la personalid­ad de Enrique “el Negro” Nieto. Ese año 1991 venía bárbaro porque Belgrano estaba en la B Nacional y tenía muchas chances de ascender a Primera.

Ya había debutado contra Banfield en 1990, pero había sido desde el banco de suplentes. “El Beto” estaba conforme siendo un pibe de 17 años. Sin embargo, ansiaba como loco el momento de ser titular. Y ese día, llegó al fin.

“Fue el sábado 13 de abril de 1991. Jugábamos en el Gigante contra Instituto y ganamos 4-2. Elijo ese día por sobre cualquier otra alegría”, comentó “el Beto”.

–¿Por qué?

–Porque era el primero desde el vamos y quería sentir esa responsabi­lidad. Había jugado, pero sien- do suplente. Además, ese partido era especial. Era un clásico. Lo había visto como hincha en el Monumental de Alta Córdoba. Era jugador de la quinta y llevé mi carné para poder entrar. No me dejaron. Juntamos pesito por pesito para poder entrar a ver al equipo. Entramos de última. Lo vimos desde un córner y con la ñata contra el alambrado en el sector de Belgrano. Vino Sosa a patear un tiro libre y lo veía tan grande... Pensaba que iba ser muy difícil jugar con esa calidad de jugador. “Chiche”, Carrió, Nieto. Que rueda hermosa es el fútbol. En ese partido con Instituto, era un hincha que soñaba con ser jugador y, meses después, contra el mismo rival, todo se había hecho realidad. Jugaba con grandes jugadores y un clásico. Con 18 años, recién cumplidos.

Jorge Guyón era el DT de aquel equipo y José Trignani, su entrenador alterno. Al “Beto” lo habían visto bien en la semana y en la práctica de fútbol del jueves lo largaron como titular. “Vas a jugar, negrito. Decile al ‘Diablo’ (por Monserrat) que deje de venir en la moto. Vos no te subas”, fue la única advertenci­a del “Jabalí”. “Hacía todo bien pese a ser chico. Era un gran volante derecho. Muy completo y obediente. Casi todos venían a pata a la práctica y a él lo traía Monserrat, en la moto”, recordó el DT que condujo a ese Belgrano al ascenso.

Y “el Beto” fue titular como soñaba. La cancha llena, aquellos que él veía como ídolos eran ahora sus socios. “Bastaron algunos encuentros entre el pibe Fernández y Villagra por derecha...”, dice el artículo de LaVozdelIn­terior, que le guardó su mamá Alicia y que recita casi de memoria.

–¿Cómo fue?

–Ganamos 4-2 y muy bien, con tres goles de Gustavo Spallina y otro de Daniel Alonso. Fue inolvidabl­e. Por la calidad de jugadores que tenía Belgrano. Villagra que jugaba por mi sector. Estaban Sosa y el “Diablo”. Ver así al Gigante... Lleno, hermoso. Y fue un partidazo porque Instituto arrancó ganando. Cómo jugaban... Walter Luján le había servido el primer gol a Luis Ovejero y luego estrelló un tiro al travesaño. Cómo jugaba Luján... y yo debía pararlo. Igual no tuve ese cagazo del debut. Me había curtido jugando en el barrio. Yo lo había enfrentado a Luján que era de Las Violetas y sabía jugar descalzo. Qué miedo podía haber. Si era lo que queríamos.

El partido terminó y Belgrano apuntó al ascenso. Para “el Beto” era el inicio de la carrera que quería y aquel relato de ficción y la nota posterior, dejaron de ser una recreación para convertirs­e en realidad. “Me reí cuando me colocaron los auriculare­s para hablar con Víctor Brizuela. Mi vieja debe haber guardado la grabación junto con el diario. Qué no hacía una madre por sus hijos”, recordó Fernández.

–¿Qué hiciste con el premio?

–No era mucho lo que ganábamos. Cuando junté un poquito fui a comprar un TV color para mi mamá. El que teníamos era blanco y negro, pero como el tubo estaba por agotarse teníamos que ver tele a oscuras. Todos juntos. Si entraba un poco de luz, cagábamos. No se veía nada. Y ansiábamos ver el Chavo en colores. Me dio para comprar uno usado y fuimos felices. Todo eso me dio aquel partido. Por eso fue inolvidabl­e.

CONTRA INSTITUTO, ERA UN HINCHA QUE SOÑABA CON SER JUGADOR Y, MESES DESPUÉS, TODO SE HIZO REALIDAD.

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(NICOLÁS BRAVO) Un volante con llegada. Norberto Fernández debutó con 18 años en el Pirata e hizo una gran carrera. Hoy trabaja en las inferiores celestes.
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El recorte de La Voz. “Beto” todavía guarda el diario con el partido que jugó por primera vez de titular en la “B”.

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