Este Messi protagonista, la necesidad de Argentina
enorme si se tienen en cuenta que los 26 años que se cumplirán en 2019 es el tiempo que se extiende la sequía de títulos para la selección mayor de Argentina.
El último festejo se remite a la Copa América de Ecuador 1993, cuando aquel plantel dirigido por Alfio Basile, y con Goycochea, Ruggeri, Simeone, Redondo, “Leo” Rodríguez, y Batistuta, entre otras figuras, alzó el trofeo que inauguró esta larga etapa sin poder ser campeones. Desde entonces, Argentina perdió siete finales: Copa Confederaciones 1995 y 2005, Copa América 2004, 2007, 2015 y 2016 y Mundial 2014.
En este año que comenzó hace apenas siete días, el combinado albiceleste afrontará la Copa América que se jugará en Brasil desde el 14 de junio hasta el 7 de julio, una cita a la cual arribará en un proceso de renovación que encaró, tres la decepción en el Mundial de Rusia 2018, el entrenador Lionel Scaloni, quien primero fue interino y luego fue ratificado al menos hasta que finalice el torneo continental, que asoma como la chance de interrumpir esta racha adversa.
A Brasil 2019, aunque muchos (entre ellos, Claudio Tapia, titular de la AFA) se empeñen en sostener lo contrario, Argentina asistirá con las presiones de siempre, las que marcan que debe ser protagonista y que tiene que llegar lo más alto posible. Si el equipo sufre una frustración de esas que pesan, habrá que sentarse a esperar a ver qué pasa con Scaloni y compañía.
Si algo está fuera de discusión en este proceso de reconstrucción que vive la selección, es que Lionel Messi tiene reservado un lugar. O sea que, salvo que el crack rosarino rechace estar, el abanderado otra vez será “la Pulga”. Serán él, más algunos “viejos” (Otamendi, Dybala, Lo Celso) y muchos “nuevos” (Foyth, Icardi, Lautaro Martínez, Paredes). De los “históricos”, además de Messi, quizá permanezcan Romero, Agüero y Di María, y casi ninguno más. Pero si algo está más que claro es que “Leo” debe estar y que por eso es tan trascendente que haya comenzado 2019 en un rol protagónico, tal como terminó 2018. Porque así, en su esplendor, lo necesita Argentina si quiere romper el incómodo maleficio.