Lo buscó siempre
No le quedaba otra a la “T” para seguir en el torneo. Cuando se juntaron Palacios y Moreno, el equipo mejoró. Herrera, el héroe en el Mario Kempes.
Por los penales, es cierto, y por la figura de Guido Herrera, pero Talleres logró dar vuelta una historia que parecía sentenciada con el 0-2 en el partido de ida en San Juan y logró tener una vida más en la Copa de la Superliga. Y lo hizo sacando ese fuego sagrado que deben tener los futbolistas profesionales en las malas, reaccionando con el temple y la personalidad que no tuvo en Cuyo. Lo que le pedían todos. Lo ganó en el tiempo reglamentario 2 a 0 y gracias a los dos penales que atajó el riocuartense, logró en las horas previas a la Pascua su resurrección.
Talleres arrancó el juego asumiendo el protagonismo del partido, con tres en el fondo (Tenaglia, Araujo y Komar) y sumando a Enzo Díaz al ataque por la banda izquierda. Con toda la presión encima, fue tomando riesgos, pero exponiéndose a las contras de San Martín.
La “T” atacaba hasta con seis o siete hombres y ponía el partido en el campo de la visita, pero le faltaba precisión por la ansiedad que le generaba tener que convertir. Palacios estaba muy acelerado, Moreno llamativamente lento y el equipo no tenía la pausa que podía darle Pochettino.
Necesitaba tranquilidad, porque el planteo de Forestello era agrupar a su equipo atrás y salir rápidamente de contra. La “T” arriesgaba y aceleraba, pero caminaba por el borde del precipicio.
El partido fue pura tensión y entre los 35 y 38 minutos, cuando Herrera pasó sofocones. Y ni hablar del gol que desperdició “el Pampa” Gelabert a los 41.
Hasta que a los 45 minutos se despertó Dayro. Cubas le metió una gran asistencia que tomó de contrapierna a la defensa sanjuanina y el colombiano metió una corrida y definió por arriba de Ardente. Así, sin merecerlo quizá, sobre el final de la primera etapa, la posibilidad de dar vuelta la historia se le abrió a la “T”.
Y el milagro se produjo apenas arrancó el complemento. Al minuto, por fin se juntaron Palacios y Dayro, el tucumano le quemó el pecho a Ardente y el rebote le quedó a Pochettino para definir. Talleres golpeó rápido y ponía al partido en los penales.
Después el partido se abrió. Pudo hacer el tercero la “T” o descontar el Santo, pero comenzó a aparecer la figura de Guido, quien a los 32 salvó el descuento y le dio una vida más al equipo. Y para que después, en los penales, atajándole los penales a Bogado y Ardente, se convirtiera en el héroe de la noche.