Mundo D

Una lesión que replanteó el camino

La ex-Leona se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha y debió dar marcha atrás en su decisión de irse a vivir a Buenos Aires. Se recuperó rodeada de sus afectos, volvió más fuerte y fue campeona mundial.

- María Eugenia Mastri mmastri@lavozdelin­terior.com.ar

Lloró Soledad García al anunciarlo y lloraron sus compañeras del Club Universita­rio al oírlo, aunque muchas supieran y entendiera­n que ese desenlace era lógico. La decisión estaba tomada. La delantera estrella del hockey de Córdoba dejaría La Lomita para ir a jugar a Ciudad de Buenos Aires y de ese modo estar más cerca de su vida diaria con el selecciona­do argentino.

En el club porteño la esperarían otras Leonas como Mariana Díaz Oliva y Cecilia Rognoni, y también su ídola María Paula Castelli, con quien siempre había soñado jugar.

Pero antes de concretar la mudanza, a “la Sole” le quedaba otro compromiso con la selección: la Copa América de Jamaica. Y ahí, de un momento a otro, tuvo que replantear­se el camino.

“Mi día ‘D’ fue el 18 de marzo de 2001. Era la final contra Estados Unidos y yo me rompo cuando faltaban siete minutos para que termine el partido”, cuenta García y repasa: “Recibí una pelota y giré para sacar a una defensora, pero la rodilla se me fue para adentro y sentí el golpe”.

Los estudios revelaron que la cordobesa de Las Leonas tenía rotos los ligamentos cruzados de su rodilla derecha.

Soledad rompió en llanto. También lo hicieron Natalí Doreski, Mariné Russo y Claudia Burckart, las otras juniors de Las Leonas que en mayo debían jugar el Mundial de la categoría en Buenos Aires y que estaban perdiendo, en ese infortunio, a una de sus piezas clave, medallista de plata olímpica en Sídney 2000 y con experienci­a en Champions Trophy.

Recalculan­do

Soledad regresó a Argentina y el escenario no era alentador. Con 19 años, sufría la primera y única lesión fuerte de su carrera.

“Mi pase estaba listo. Estaba todo resuelto para que me fuera a jugar a Buenos Aires. Y yo tenía que tomar decisiones de nuevo”, rememora la bicampeona mundial y triple medallista olímpica y resume: “Tuve que volver a decidir si seguía sola allá o si me quedaba en casa, con mi gente. Decidí quedarme, y creo que fue lo mejor, porque volví mejor de lo que había dejado el selecciona­do”. Pero tomar esa decisión no fue sencillo. “Sole” estaba relegando su sueño.

Es que en Buenos Aires la esperaba su ídola Castelli. “Era mi sueño, pero que después se me vio frustrado, aunque obviamente la mayor frustració­n era la lesión”, dice la cordobesa, que siempre supo que en casa iba a tener la contención necesaria para afrontar su rehabilita­ción.

Y tomar esa decisión, confiesa, “fue un momento clave” en su vida.

Fortalecid­a

Desde que había empezado a jugar a los 5 años, siguiendo los pasos de sus hermanas Valeria y Verónica, “Sole” García nunca se había alejado de una cancha de hockey hasta esa lesión. Y le dolía, obvio. Su mayor preocupaci­ón era no llegar a disputar el Mundial Junior que se jugó en Buenos Aires del 14 al 26 de mayo de 2001 y en el que Las Leoncitas fueron subcampeon­as.

Por eso, le pedía entre lágrimas al entrenador Sergio Vigil que la dejara ser parte del equipo. No se quería perder el día a día del plantel con el que se había preparado durante cuatro años para jugar un torneo que, a tan poco tiempo de concretars­e, parecía cada vez más lejano.

“‘Cacho’ me planteaba que tenía mucho futuro por delante, que no me podía romper tanto siendo tan chica, y acordamos que si jugar el Mundial no iba a romperme más, lo jugaba”, recuerda.

“Cachito” escuchó la opinión del cuerpo médico y puso a prueba a Soledad en la inauguraci­ón de la cancha sintética del Jockey Club Córdoba, donde Las Leonas se enfrentaro­n a Australia.

“Terminé jugando ese Mundial. A medias porque lo hice toda vendada. Jugué los últimos tres partidos medio parada... Y perdimos la final”, cuenta.

El 7 de julio de ese año, la delantera cordobesa pasó por el quirófano y se reincorpor­ó a la selección en febrero de 2002.

“Rehabilité súper bien y volví para salir campeona del mundo en Perth. Fue uno de mis mejores años”, apunta quien en 2002 fue elegida mejor jugadora junior del mundo.

“Atravesar una lesión así es muy duro porque creés que no volvés nunca más, que se van a olvidar de vos. Pero a mí me demostró la importanci­a que tiene el núcleo cercano para poder llevar adelante ese proceso. Los deportista­s de alto rendimient­o siempre necesitan del apoyo familiar para cumplir sus sueños”, sentencia.

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( LA VOZ / ARCHIVO)
 ?? (DYN / ARCHIVO) ?? En casa. Así llegó Soledad García a Ezeiza después de la Copa América de Jamaica en la que se lesionó.
(DYN / ARCHIVO) En casa. Así llegó Soledad García a Ezeiza después de la Copa América de Jamaica en la que se lesionó.

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