River, tranquilo a semifinales
River superó con claridad a Almagro. Gallardo puso lo mejor para darle rodaje y ya prepara la revancha con Boca por la Copa Libertadores. Volvieron Quintero y Ponzio.
La gente del fútbol se pregunta y con razón, dónde está el techo del River de Marcelo Gallardo, porque el equipo de Núñez juega en todos los frentes con jerarquía, mostrando su chapa y dándole lecciones a sus adversarios sin importar la competencia por la que se crucen.
Anoche fue el turno de Almagro en la Copa Argentina, en el partido que se disputó en Mendoza y donde el Millonario se quedó sin sobresaltos con un triunfo 2 a 0 para acceder a las semifinales del torneo, donde se medirá con el vencedor de Colón y Estudiantes de Buenos Aires.
Pero el partido en el estadio Malvinas Argentinas puede tomarse, sin temor al error, como un “globo de ensayo” de lo que piensa el DT para el partido del martes 22 de este mes en la Bombonera ante Boca, por la revancha de las semifinales de la Copa Libertadores.
Anoche, River fue el River de siempre. Mostró su jerarquía desde el inicio y la diferencia final en el marcador fue más que mezquina con el equipo de la banda. El impecable andar de Ignacio Fernández es sólo una muestra de que siempre hay un jugador distinto en un equipo lleno de juego. Porque demuestra que está siempre cargado de sorpresas, precisiones con el balón en movimiento o detenido y que es capaz de “pasarle el trapo” a muchos.
Santos Borré está a pleno a la hora de marcar (venía de hacerle uno a Boca en la Libertadores, le hizo dos a Patronato en Superliga y anoche abrió el marcador) y la confianza que dan los triunfos hacen que su calidad se note un poco más pulida, como para brillar en la noche.
El partido fue jugado con seriedad, solvencia y prestancia por parte de River. Almagro hizo lo que pudo y hasta donde pudo. El equipo que eliminó a Talleres el lunes pasado siempre se supo inferior al ganador y lo trató de contrarrestar con pierna fuerte, algún contragolpe que no prosperó y una apuesta a la fortuna, pero nada le dio resultado, porque fueron los del “Muñeco” los que se quedaron con todo y merecidamente.
No hay simpatizante de River que piense en el partido del viernes 18 ante Arsenal, por la 10ª de la Superliga. Porque todos sueñan con el cierre de la serie ante Boca e ilusionarse con ser nuevamente campeones de América. El encuentro en el Viaducto es un partido de “segundo plano” en el que no habrá ninguno de los titulares y el “muleto” saldrá a cancha para mostrar que todos tienen un por qué de estar en el Millonario.
Pero la fiesta fue plena en todos los aspectos. El nivel del equipo fue muy bueno y Gallardo es un especialista en capitalizar los buenos momentos para que sus dirigidos se sientan más poderosos y sus cabezas se colmen de las energías positivas.
“Estar en semifinales de las copas que estamos jugando es algo muy positivo para nosotros”, dijo Gallardo al referirse que en la Argentina y la Libertadores están en esa instancia, pero está claro que no es casualidad que así sea, sino que es una consecuencia que obtiene un equipo que juega, sencillamente, muy bien.
La diferencia de jerarquía era clara y Gallardo lo sintetizó así: “Había que aplicarla, porque más allá de sentirnos que éramos claramente superiores al rival, había que jugarlo, tomarlo con seriedad, poder hacer un partido correcto para arriba que nos permitió ganar con facilidad”.
La fiesta tuvo sus momentos especiales, cuando se produjeron dos regresos como para que la noche de Mendoza tuviera otro brillo. “Juanfer” Quintero volvió a pisar oficialmente un terreno de juego después de 208 días, tras recuperarse de su lesión. Y el colombiano recibió el cariño de la gente y la ovación de los presentes.
Pero cuando faltaban 20 minutos, el gran capitán Leonardo Ponzio ingresó en lugar de Enzo Pérez y el estadio le dio el calor que un jugador así siempre se merece. Allí nomás, Javier Pinola se sacó el brazalete de capitán y lo colocó en el brazo del volante ingresado, como para que las cosas estén bien claras y para que el respeto se muestre en cancha.
Ganó River en una noche en la que su fútbol fue altamente superior a Almagro. En una noche en la que la gente sigue ilusionándose con “completar el pase” a la final ante Boca, con repetir en la Copa Argentina y con que Gallardo nunca deje de ser el entrenador del equipo de Nuñez.