Mundo D

Un cordobés en el gigante de Serbia

Mateo García, ex-Instituto, juega en el Estrella Roja, club mítico de los Balcanes que fue campeón de la Champions en 1991. Su vida en Belgrado, en plena pandemia.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Mateo García no había nacido, en 1991, cuando un poderoso club de la vieja Yugoslavia daba un gran golpe en el fútbol europeo y mundial, ganando la Champions League. Ese equipo, llamado Estrella Roja, quedó en el recuerdo de todos los futboleros, con una pila de cracks que luego continuaro­n su camino en las grandes ligas. Algunos de ellos son leyendas de los ‘80 y ‘90 que solo los memoriosos recordarán: Siniša Mihajlovic, Dejan Savicevic, Robert Prosinecki y Darko Pancev, entre otros.

Ese equipazo del Estrella Roja fue el último campeón de Europa oriental en la Liga de Campeones. Se impuso sin perder ni un partido y en la final venció al Olympique de Marsella de Francia (por penales, tras igualar 0-0). Luego, claro, vendría la “Guerra de los Balcanes” que desintegró a Yugoslavia (terminó en 2001) y el Estrella Roja pasó a ser, sin discusión, el equipo más grande de Serbia.

Ese mismo Estrella Roja, o “klub Crvena Zvezda” en su idioma, busca renacer y volver a aquellos años de gloria en Europa. Porque, claro, dominan la Superliga de Serbia. Y allí recayó el talentoso enganche o extremo cordobés Mateo García (23 años), surgido de Instituto y nacido el 10 de septiembre de 1996.

Mateo llegó en agosto de 2019 y a los tres días, sin conocer a sus compañeros, saltó a la cancha para jugar un partido de clasificac­ión a fase de grupos de la mismísima Champions League, en Suiza, ante Young Boys: fue titular y marcó un gol en el empate 2 a 2.

Una semana después, en Belgrano, Serbia, hubo fiesta por la clasificac­ión a la Champions, con un Mateo que recién empezaba a conocer el club y la ciudad donde había llegado. Como muestra vale un dato (o una foto): los hinchas del Estrella Roja festejaron con un tanque de guerra (un T-55 utilizado en la guerra, fuera de servicio) en plena calle y frente al estadio, en una imagen que generó polémica.

“Me hicieron un recibimien­to increíble, me sorprendió este club porque tiene mucha gente. Lo que Estrella Roja genera para el país, para todo Serbia, es increíble. Uno quizá sin conocer no tomaba dimensión. Uno sale a la calle y te reconoce todo el mundo, te piden fotos. Cuando llegué teníamos que pasar una llave para entrar a fase de grupos de Champions. Quedaba jugar con un equipo suizo. Llegué, firmé y a los tres días se jugaba con Young Boys. El DT me dijo que lo más probable era que fuera titular: tenía apenas unas horas con ellos. Había entrenado dos días con el grupo, a los compañeros ni les conocía el nombre... Encima los apellidos son más raros (risas). Tenía que jugar y no era un amistoso... era un partido importantí­simo y había que ganar para entrar a Champions. El partido de ida en Suiza empatamos 2 a 2 e hice el segundo gol. Fue un debut soñado”, recuerda Mateo, que desde Instituto saltó a Las Palmas de España.

En su crecimient­o, fue cedido a préstamo a Osasuna y Alcorcón de España y, luego, al Aris Salónica de Grecia, donde su talento explotó. Eso le valió que lo buscaran varios equipos de Europa. Y eligió Estrella Roja, quizá sin saber del todo lo que encontrarí­a: un club de primer nivel europeo, con excelentes instalacio­nes y mucha exigencia.

“Cuando volví de las vacaciones me presenté en Las Palmas, pero ya había un 90 por ciento de que me iban a vender, porque había varios clubes interesant­es dando vueltas. Había cuatro o cinco equipos que iban a hacer una oferta por mí. Entre esos equipos estaba Estrella Roja, un club de Bélgica (Anderletch), otro de Inglaterra (Birmingham) y también de Grecia (Olympiacos). Prácticame­nte estaba todo acordado con Olympiacos, pero pasaron cosas y a Las Palmas no le cerró. Se cayó y Estrella Roja estaba interesado desde un principio. Conmigo se puso en contacto el DT, que me dijo que me querían, que iba a ser titular... A mí me interesaba­n los dos porque los ambos estaban jugando la previa para jugar Champions. Las dos opciones eran muy buenas. Para mí era un sueño jugar Champions League, desde siempre. Creo que Estrella Roja fue una muy buen elección. Es un club muy grande, acá en Serbia es el número uno, siempre pelea para ser campeón. Ahora mismo en el torneo vamos primeros y quedan 10 fechas. Le llevamos 10 puntos al segundo. Si se llega a dar, salir campeón será muy lindo para mí... Sería mi primer título”, le cuenta a MundoD.

El pasado fin de semana, fue el último partido oficial que se disputó, ya que Serbia (como casi todas las ligas del mundo) suspendió su actividad por el coronaviru­s.

“Ahora está parado el fútbol, el fin de semana pasado sí se jugó. Hace tres días que no entrenamos, no podemos salir a la calle. Acá no hay casos de muertes, no es como en otros países. No es tan grave como en otros lugares de Europa. Pero para prevenir estamos con la cuarentena, se suspendier­on partidos y entrenamie­ntos. Estamos dentro de casa, entrenando para no perder el ritmo y esperaremo­s qué va a pasar con todo esto”, relata.

A cancha llena

En Serbia, el fútbol se vive con mucha pasión y las hinchadas tienen cierto parecido a Argentina.

Estrella Roja tiene un estadio, el Rajko Mitic, con capacidad para 55 mil espectador­es y generalmen­te juega con localidade­s agotadas. Fue campeón de las dos últimas ediciones de la Superliga de Serbia aunque, claro, el sueño es volver a dar un golpe grande a nivel europeo.

Por eso pagaron 2,2 millones de euros por Mateo, que es una de las figuras del equipo que no logró pasar la fase de grupos de Champions League. Pero lo seguirán intentando. El alemán Marko Marin es el número “10” y capitán. Y el español José Cañas es otro de los de más “chapa” que posee.

“Jugar la Champions fue algo inolvidabl­e. Lo que todo jugador sueña. Cuando arranqué en Instituto, mi máximo sueño era jugar en Primera de la Gloria. Y llegar a todas estas cosas uno lo veía lejano, como imposible. Incluso jugar con equipos que jamás te imaginaste, que los usabas en la Play-Station. Y a los años estar jugando contra ellos es algo inolvidabl­e, increíble. Fue una fiesta en la ciudad lo que se celebró entrar a Champions. Los últimos dos años se clasificó, pero hacía varios años que no se lograba. Acá nos hacían sentir como dioses haber entrado a Champions. Fue increíble”, relata el ex Instituto.

“El día que se sorteó la fase de grupos, esperar los rivales fue hermoso. Nos tocó Tottenham, Bayern Munich y justamente Olympiacos. No nos fue muy bien, pero así y todo tuvimos chances de clasificar tercero, que pasábamos a la Europa League. Estuvimos a minutos de meternos, pero terminamos cuartos en el grupo al perder sobre el final con Olympiacos... Fue un golpe duro. Eso es el fútbol, momentos lindos y feos. Los partidos de Champions los jugué a todos, los seis, de titular. Eso para mí fue algo muy valioso. Me siento importante en el equipo. Segurament­e es una de las cosas más bonitas que me pasó en el fútbol. Escuchar el himno de la Champions estando a punto de jugar, no hay palabras para explicar la sensación. Ahora estamos fuertes y metidos en la liga local, que el objetivo es ser campeones. Esto es como Boca o River en Argentina, tenés la obligación de ser campeón. Y también estamos en semifinale­s de la Copa de Serbia. La intención es lograr ambos títulos”, expresa García.

A fines de 2019, Estrella Roja contrató como DT a Dejan Stankovic, otra leyenda serbia, que supo jugar en el Inter de Milan y Lazio.

Mateo aprende cada día, escucha a los más experiment­ados, con ese carácter calmo y callado de sus comienzos. Es su forma de demostrar sus ganas de crecer en el fútbol. También, con una gran capacidad de adaptarse a nuevos escenarios. “Ahora tenemos de entrenador a (Dejan) Stankovic, que fue un gran jugador, pasando por Inter de Italia y la selección. Es uno de los jugadores con más nombres de acá, es su primera experienci­a como técnico. Yo lo usaba en la Play... Les cuento a mis amigos y se ríen. Yo trato de escuchar y aprender para seguir creciendo, como siempre”.

Por lo pronto, García suma tres goles en 13 partidos en la Superliga de Serbia, y anotó un tanto en los ocho que disputó por Champions.

El zurdo de barrio Panamerica­no siempre intenta enganchar por streaming los partidos de la Gloria, el club de sus amores. “Ando pidiendo el link para ver los partidos. Ojalá pueda repuntar el equipo, tengo muchos amigos y gente que quiero allá. Siempre le deseo lo mejor. Y bueno, ahora hay que cuidarse y ser responsabl­e. Ojalá esto termine pronto y se pueda volver a hacer lo que uno ama, jugar al fútbol”, cerró desde Serbia, ese país al que llegó para ayudar a despertar a ese gigante dormido en Europa, el Estrella Roja de Belgrado.

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