Emoción a flor de piel
Emocionan los Juegos Olímpicos. De principio a fin. Desde el primer día, o antes, cuando se abren las puertas de la Villa, hasta el último instante, el de la despedida. Durante poco más de dos semanas, competencias, ilusiones, esfuerzos, alegrías, tristezas, tensiones y expectativas mantienen sin respiro l as emociones a flor de piel.
Desde el viernes con la ceremonia inaugural ( en realidad, a partir del miércoles, cuando se empieza a competir en algunos deportes), la máxima cita deportiva del planeta invitará a atender pantallas todo el día, con l a particularidad de un horario que en Argentina anticipa madrugadas de insomnio.
Serán unos juegos diferentes, por diversas razones, que tienen a l a pandemia a la cabeza de las mismas. El Covid- 19, que l o primero que hizo fue obligar a diferir un año la cita japonesa y su postergación de 2020 a este 2021, además de alterar calendarios de clasificaciones y preparaciones, tuvo una clara incidencia en la puesta a punto de cada participante, con la atención de lo que pueda suceder durante la competencia misma con posibles casos de contagios desde estas horas, cuando la actividad en Tokio comienza a ser más movida, hasta el domingo 8 de agosto, día en el cual finalizan los juegos.
Esa montaña rusa de emociones tiene estaciones en las ceremonias inaugural y de clausura, en la concentración previa a las competencias, en las presentaciones, en cada prueba individual y colectiva, en los podios, en los himnos... todo conmueve, todo atrae, todo es novedad. Desde l as estrellas máximas del deporte mundial hasta l os más humildes participantes, pasando, por ejemplo, por el voluntariado.
Pero sin dudas si hay algo que distingue a los juegos es ese “sentir amateur” de competir por el país, por la gloria colectiva con los mismos colores, de sumar para un todo. Si a eso se le agrega la posibilidad de vivir en l a Villa Olímpica, donde nadie repara en títulos o millones, el combo es perfecto para que el goce esté asegurado. Para quienes son protagonistas y van por una medalla, un diploma o su mejor marca y para l os millones que lo disfrutaremos desde afuera.