Buenos Aires
Cómo no nombrar a nuestra querida capital. Las paredes porteñas alojan uno de los movimientos de arte urbano más activos de América Latina. Las zonas y murales son tantos y están tan dispersos que ni los propios habitantes tienen en claro dónde encontrarlos y como verlos todos. Claro que La
Boca (y su famoso Caminito) es lo que primero viene a nuestra mente al pensar en coloridas paredes y murales, un clásico de la capital argentina y cuna del tango. Esa sería la ruta tradicional del arte callejero porteño, que incluiría zonas como Barracas, San Telmo y Montserrat.
Pero en los últimos años surgió una ruta emergente por los barrios de Coghlan, Villa Urquiza, Colegiales y Palermo. Sus modernos murales cuentan historias únicas (que podés conocer en los graffiti tours por la ciudad) y refieren a momentos históricos y figuras públicas que forman parte del inconsciente colectivo, desde políticos y escritores hasta
actores y deportistas. De esta forma se descubre cómo la historia del país está conectada con este movimiento artístico y cómo el arte callejero ha evolucionado a través de las décadas.
Entre los más icónicos se encuentran “El regreso de Quinquela” por Alfredo Segatori en Barracas, un homenaje a Quinquela Martín en el que también figuran los vecinos de la zona, y “El cuento de los loros” de Martín Ron en Villa Urquiza, uno de los más grandes de la ciudad donde aparece el reconocido arquitecto Clorindo Testa sentado sobre una patineta.
En la calma de Coghlan, entre sus espacios verdes y casas bajas, se esconden diversos murales, especialmente gracias a que muchos vecinos aceptaron pintar las fachadas de sus hogares para decorar el barrio y así se transformó en un circuito de arte callejero. Palermo, por su parte, es uno de los barrios que más creció en el último tiempo, donde se encuentran los murales más modernos y vibrantes.