Puestos de trabajo en vías de extinción
Las tecnologías cambian el mercado laboral. Cinco ejemplos de empleos que siguen en el país y que en otros lugares están desapareciendo, mientras surgen nuevos. Cómo reconvertir.
El impacto de los cambios tecnológicos en el mercado laboral no es un problema nuevo, sino más bien paulatino. Pero en esta época la tendencia parece acelerarse y en el mundo ya se habla de la cuarta revolución industrial.
Que el efecto social del proceso actual sea más o menos dañino que el de la modernización fabril de hace más de un siglo depende mucho de los actores.
En esta época de cambios constantes y acelerados, la reconversión de la fuerza laboral, la educación básica y la generación de nuevas habilidades son claves.
El tema tomó tanta relevancia que el Foro Económico Mundial de Davos lo trató este año como cuestión central y en distintos países se analizan iniciativas para mitigar el efecto negativo en el empleo y en la seguridad social. No son pocas las naciones que ya están pensando en un “impuesto a los robots” para cubrir estos baches.
En Argentina, muchas de estas transformaciones se pueden pre- ver. El espejo de lo que sucede en otros lugares del planeta es un anticipo de lo que, tarde o temprano, llegará al país.
En este informe, se mencionan cinco ejemplos de puestos que en Argentina permanecen pero que en el mundo están desapareciendo o mutando: cajeros de supermercado o comercios, playeros de estaciones de servicio, cobradores de peaje, trabajadores de depósitos y carteros.
Luego de cambios de décadas en el empleo de la industria por la incorporación de robots y máquinas, la automatización llegó a los servicios y al comercio.
Y estos son sólo algunos ejemplos concretos de esa nueva “revolución”.
Reconversión, la clave
“La empleabilidad, la habilidad para conseguir y mantener un empleo deseado, ya no depende de lo que se sabe, sino de lo que se puede aprender”, señala la consultora en recursos humanos Manpower.
Una palabra nueva que surge en este escenario es la learnabili
ty (aprendibilidad), la capacidad de aprendizaje permanente.
Porque no todo es destrucción de puestos de trabajo. También surgen nuevos cargos y la adaptación es fundamental para mitigar el impacto de la transición en cada uno de los trabajadores.
“Tenemos que reconvertir las habilidades y las capacidades porque es un proceso que no parará y se seguirá profundizando”, advierte Andrea Ávila, directora de Randstad Argentina.
Ávila sostiene que hoy se buscan más habilidades “blandas” como la inteligencia emocional, la empatía, la resiliencia, la adaptación al cambio. “Hoy, el desafío no es sólo por calificación profesional, sino también generacional”.
La forma de encarar estas transformaciones puede variar y no todos tienen la misma visión para afrontar el cambio laboral.
Dos situaciones contrapuestas se pueden ver en Argentina. Cuando el año pasado el Banco Central quiso implementar el envío digital de resúmenes bancarios, una protesta del sindicato de Camioneros lo obligó a una negociación que terminó en la suspensión de la medida.
En el otro extremo, el sindicato de trabajadores del peaje de Córdoba (Uecara) llevó un plan al Ministerio de Trabajo de la Nación y comenzó con un plan para reconvertir a sus trabajadores, ante la inminente digitalización del cobro en las cabinas.
“El sindicalismo debería evolucionar para modificar ciertos paradigmas. Pasar de quedarnos en lo reivindicativo para actuar y generar nuevos empleos. Si no, vamos a terminar discutiendo por las indemnizaciones. No se puede ir contra los adelantos”, dice Gustavo Rossi, titular de Uecara Córdoba.
La posición del titular de la Confederación General del Trabajo (CGT), Juan Carlos Schmid, anticipa que el proceso no estará exento de problemas. “No hay que ver el avance de la tecnología como algo inevitable ni una fatalidad porque para eso están la política y la discusión pública”, dijo la semana pasada en una conferencia sobre la robotización y el futuro del empleo, que organizó la Universidad Torcuato Di Tella y de la cual participó el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.
El sistema educativo es uno de los que deberían involucrarse en esta transformación. Eduardo Levy Yeyati, director del Programa Argentina 2030, insiste en la formación profesional permanente para adaptar lo estudiado en las universidades a los nuevos tiempos. Y también señala la necesidad de que el Estado acompañe el pase de un empleo a otro, con mecanismos de ayuda en reconversión laboral y en la búsqueda de trabajo .
“Los países ya están modificando sus planes de estudio porque hoy la escuela educa a los jóvenes para un trabajo que no se sabe cómo será”, remarca Ávila.
Más allá de las cuestiones técnicas y específicas, que necesitarán una actualización permanente en el futuro, el cambio constante será lo único seguro. “El 65 por ciento de los trabajos que desempeñará la generación Z aún no existen”, dice Manpower.