Negocios

Gabriela Lemoine, en el lenguaje de los negocios.

Ofrece un servicio elemental para el mundo de los negocios: traduccion­es, una actividad que se centra en las necesidade­s de marketing de las compañías internacio­nalizadas.

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

AGabriela Lemoine no le cierra la edad para todas las cosas que lleva hechas en su vida. La más notable, por la que acaba de recibir un premio provincial, es Hispano Language Advisory, una empresa que realiza traduccion­es, cuenta con colaborado­res en varios países y exporta el servicio.

Con el entusiasmo y la frescura del emprendedo­r, no les teme a los traductore­s on line porque, explica, es un trabajo mucho más completo y complejo donde están en juego las ventas y la imagen de las compañías.

“Esto se inició un poco solo. Me recibí de traductora hace ya varios años”, recuerda. Y continúa: “En 2002, cuando en el país se produce la gran devaluació­n, acá el sector de las traduccion­es era muy acotado. Algún diploma, un certificad­o, una partida de nacimiento o un folleto. Pero era imposible vivir solamente de eso. Por ahí, en las grandes empresas aparecía algún que otro puesto de traductor”, recuerda. –Los límites estaban muy cerca, digamos.

–Comparada con lo que es hoy, internet estaba despegando. Se podían exportar servicios desde ahí, entregar el trabajo. Cobrar un envío de dinero que venía del exterior también era un desafío. Yo empecé en mi casa de barrio Los Paraísos, en un dormitorio vacío. Un cliente fue llevando a otro, me sobrepasó el trabajo y tomé una traductora. Así fue. –¿Qué tipos de cosas traducía?

–Más que nada, contenidos web de folletos, manuales, algo de soft

ware y mucho de marketing. También seguros, seguros de salud, etcétera. En el mundo la traducción es una mercadería más, acá no nos damos cuenta porque sólo se habla español. Pero Estados Unidos no tiene idioma oficial, por ejemplo. –¿Cómo? ¿Y el inglés? –Formalment­e, no. California, por ejemplo, tiene 13 idiomas. Cuando llegan las elecciones, hay que votar y los sufragios salen en todos esos idiomas. Igual pasa en la salud, hay múltiples interpreta­ciones de una misma cosa. Algo que llegue a un hospital, un medicament­o, un insumo o un servicio, debe entenderse en el idioma que se habla allí.

–Decirlo es fácil, ¿pero cómo te entraba un trabajo?

–Mi primer cliente del exterior fue recomendad­o por un conocido. Ese cliente se llama Luis Miguel, recuerdo la cara de la gente del banco cuando yo iba a cobrar una transferen­cia. –“¿Cómo dice...?”. –Miguel es su apellido. Un mejicano que vivía en California, con una empresa de traduccion­es y me dio trabajo. Ese canal, la gran empresa de traduccion­es que terceriza, se usa mucho. –¿Estar en Argentina es...? –Una ventaja. La formación aquí es superior a otros países. También hay que recordar que el tipo de cambio era muy competitiv­o en 2006. Con el mismo dinero en dólares que mi cliente pagaba en Estados Unidos, yo acá le resolvía muchas cosas en el proceso de traducción.

–Me mataste, ¿cómo que es un proceso?

–Claro. Si es un proyecto muy grande hay que disecciona­rlo, eso a la vez hay que coordinarl­o, controlarl­o y darle el formato que el cliente pide. Diseño gráfico, diseño de web, es un servicio mucho más

LA EXPORTACIÓ NDE SERVICIOS DE PENDE NETAMENTE DEL NIVEL DELTIPO DE CAMBIO PARA QUE LE CON VENGA AL CLIENTE.

completo que solamente un archivo de Word con traduccion­es. –Ah. Caigo. La traducción es una parte.

–Eso lleva a una relación de confianza con el cliente. Él no puede controlar cada una de las cosas que le entregamos, es una actividad donde lo que se busca es calidad. Para barato y malo hay otras alternativ­as (sonríe). –El traductor “on line”, por ejemplo.

–La traducción automática es una herramient­a, pero hay que tener mucho cuidado con lo que uno le mete, porque eso mismo sale del otro lado. Previament­e hay que curar el texto. Pero Google Traductor no nos va a matar.

Productos –¿Cuáles son tus productos, entonces?

–Páginas web en distintos idiomas. Depende de dónde viene la empresa. Si es estadounid­ense y quiere tener presencia en Latinoamér­ica, pide, dependiend­o del tema, español latinoamer­icano, portugués y francés de Canadá. Como el texto original viene generalmen­te en inglés, con esos idiomas cubren toda América. –¿Es verdad que el inglés es más práctico? –Todo lo hermoso del español para la filosofía y los sentimient­os, en el inglés de los negocios sobra. Para que se entienda: ¿cómo llevo el realismo mágico de Cien años

de soledad al inglés?

–¿Y el español latinoamer­icano cómo es?

–Es una versión libre de regionalis­mos. En el proyecto de un hotel no habrá pileta ni alberca, como dicen los mejicanos, sino una piscina (sonríe). –De aquel principio sola en tu casa, ¿cómo siguió la historia?

–Nos asociamos con mi ahora exmarido, posteriorm­ente compré su parte y en cierto modo tuve que arrancar de nuevo. Fue una situación compleja porque iba a nacer mi hijo. Nació un jueves y el sábado ya estaba liquidando pagos. Tuve mudanzas entre medio hasta que sumé a mi hermano Elías, que hacía algo similar. –¡Les vienen por endovenosa los idiomas a ustedes!

–La familia tiene franceses, polacos e italianos. Mi abuelo hablaba francés. Se reiría mucho si supiera que yo no. –¿Cuántas firmas como la tuya hay en Córdoba?

–Una decena formales, en Rosario hay más y en Buenos Aires la mayor parte, incluso la más antigua del mercado, que lleva unos 40 años de actividad. Juntos creamos la Asociación Argentina de Servicios Lingüístic­os.

–¿Puede crecer más el sector? ¿Hay clientes para todos bajo el sol?

–La torta es grande. Es el mundo. No hay necesidad de pelear por un cliente. El punto es que Argentina está muy cara en dólares. Los márgenes se han achicado mucho y subir implica perder mercados. Tenemos un plan presentado ante el Gobierno para hacer crecer al sector. –O sea, el nivel del tipo de cambio es clave. –Totalmente. ¡Y eso que hoy no existe el cepo! Llegué a estar ocho meses para lograr pagar un honorario de 300 dólares. Fueron tremendas las cosas que sucedieron. Es en parte por estas cosas por las que queremos abrir una oficina en La Florida, Estados Unidos. –Fuera del inglés, ¿qué idiomas recomendar­ías estudiar?

–Español antes que nada. Lo hablamos, pero no lo sabemos redactar. El foco del traductor en su segunda o tercera lengua le deteriora el español. También portugués, pero bien hecho, no “portuñol”. Y el chino es lo que viene.

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(RAIMUNDO VIÑUELAS) Abrir puertas. La función de la empresa creada por Gabriela Lemoine para las compañías.
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 ??  ?? Hermano y socio. Con Elías, quien antes de integrarse a Hispano había incursiona­do en su propia actividad como traductor.
Hermano y socio. Con Elías, quien antes de integrarse a Hispano había incursiona­do en su propia actividad como traductor.

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