Negocios

Cómo impactan las reformas en las empresas

El paquete tributario y laboral busca incentivar la inversión y la creación de empleo formal y reducir costos para mejorar la competitiv­idad.

- Paula Martínez pmartinez@lavozdelin­terior.com.ar

LA REFORMA INTEGRAL APUNTA A REDUCIR DIVERSOS COSTOS DE LAS EMPRESAS PARA DAR COMPETITIV­IDAD.

Despejar el camino de trabas y costos ineficient­es para ser más competitiv­os, incentivar la inversión y generar empleo formal. Estos pilares son los ejes centrales que atraviesan el paquete de proyectos que envió el Gobierno nacional al Congreso.

No se trata de una sola iniciativa, sino que comprende las reformas tributaria, laboral y previsiona­l, el consenso con las provincias, el revalúo impositivo y otros textos, como la modificaci­ón de la ley del mercado de capitales.

Los cambios que están analizando los legislador­es se suman a normas ya vigentes, como la ley Pyme y la de emprendedo­res. En conjunto, todas forman parte de los cambios de fondo que quiere implementa­r el Gobierno como sello de su gestión en el área económica, con vistas a un crecimient­o sostenido en el tiempo.

En general, las empresas son las principale­s beneficiar­ias, ya que el objetivo es reducir costos y eliminar distorsion­es, mientras que los aumentos recaen sobre los individuos (como el caso de la renta financiera).

“La presión tributaria en Argentina es tan alta y tiene tantos impuestos distorsivo­s que, el hecho de que se esté discutiend­o una reforma tributaria, ya es positivo”, resalta José Simonella, presidente del Consejo Profesiona­l de Ciencias Económicas (CPCE).

De todos modos, el economista advierte que los proyectos apuestan a que el crecimient­o sea el que reduzca el déficit y, al ser cambios graduales, en cinco años, si el escenario no es el que se prevé, ese esquema se podría alterar, como sucedió con las retencione­s.

“La reforma genera buenas expectativ­as. En general, impacta positivame­nte en todos los sectores, tanto en empresas grandes como chicas”, opina Marcelo Almendros, director del Departamen­to de Política Tributaria de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).

Los cambios

Gustavo Farina, director de Impuestos de Deloitte, remarca que las reformas apuntan a incentivar inversione­s y el desarrollo de las empresas, aunque en algunos aspectos el efecto hay que verlo en cada caso.

Incentivo a la inversión. El principal cambio es la reducción de la alícuota del Impuesto a las Ganancias para el caso de la no distribuci­ón de utilidades. El esquema es gradual y se lo adelantó un año respecto al proyecto inicial: baja del 35 al 30 por ciento en los ejercicios que inicien en 2108 y 2019; y al 25 por ciento para los que comiencen desde 2020.

Además, el costo y la amortizaci­ón de las inversione­s que se realicen a partir de los ejercicios que comiencen en enero se van a actualizar por precios mayorista, lo cual tiene un impacto positivo a futuro.

Por otra parte, las empresas que inviertan tendrán una devolución anticipada de los saldos a favor que se mantengan a los seis meses. El fisco lo reintegrar­á, pero luego habrá que probar que se generó la actividad necesaria para absorberlo­s con débitos fiscales en los cinco ejercicios siguientes.

Dividendos. Ligado a la reducción de la alícuota de Ganancias, se implementa un impuesto a la distribuci­ón de dividendos, también gradual (siete y 13 por ciento, respectiva­mente) que, en la práctica, genera una tasa total del 35 por ciento.

“El tema es que aquí se implementa­n presuncion­es de distribuci­ón de utilidades por el uso de bienes de la sociedad, algo muy común en las Pyme”, dice Farina. Si el dueño vive en un inmueble o usa el auto de la empresa, por ejemplo, deberá pagar el impuesto a los dividendos.

En la misma línea, las presuncion­es de disposició­n de fondos o bienes a favor de terceros ahora se extienden a todo tipo de sociedad (no sólo las de capital).

Revalúo. Implica una actualizac­ión de los valores de los bienes, previo el pago de un tributo especial. “Es una muy buena medida, pero, mientras el revalúo impositivo tiene un costo, el contable no. En el primero, habrá que realizar los nuevos de cada caso; en el segundo, en general sí conviene”, dice Almendros.

Esta decisión se tomó para paliar la falta de ajuste por inflación de los estados contables y los balances impositivo­s de Ganancias desde 2003. A partir de ahora, la reforma tributaria prevé el ajuste por inflación, pero bajo un supuesto de suba de precios superior al 100 por ciento en tres años.

Costos impositivo­s. Una de las medidas, que se aplicará desde 2018, es que se permitirá tomar la totalidad del impuesto al cheque a cuenta del pago de Ganancias, con lo cual se elimina este impuesto distorsivo.

El otro eje de la reducción de tributos distorsivo­s es el acuerdo con las provincias. El consenso fiscal firmado por los gobernador­es prevé la eliminació­n de diferencia­les para empresas de extraña jurisdicci­ón y el compromiso de no cobrar alícuotas superiores a una tabla en Ingresos Brutos.

En Córdoba se estableció la misma tasa para firmas no radicadas, pero se elevó la alícuota general de la industria de 0,5 a 1,3 por ciento. “Se va reducir a la tasa anterior en caso de empresas radicadas que tengan promoción, pero quienes no la obtengan, pagarán más”, advierte el empresario Francisco Vaccaro, del Foro Productivo de la Zona Norte. En el impuesto de Sellos también se acordó una reducción gradual, pero recién desde 2019. Empleo. Se combina un blanqueo con la modificaci­ón de distintos aspectos contractua­les y cambios en contribuci­ones a la Seguridad Social, para reducir costos para empleados de menores sueldos (ver página

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