Negocios

Mariano Grimaldi, un heredero de carne y hueso.

MARIANO GRIMALDI, DIRECTOR DE FRIGORÍFIC­O RÍO SEGUNDO- LOGROS SA

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

Es el líder de un emblemátic­o frigorífic­o cordobés de perfil exportador que no descuida el mercado interno. La oportunida­d de la ganadería y los problemas del país para crecer más.

Con 46 años de edad, le toca liderar el único frigorífic­o de perfil exportador que quedó en pie en Córdoba. La escuela familiar en el negocio y su propio estilo personal llevan a Mariano Grimaldi a estar en casi todas las etapas del proceso de producción, compra de hacienda y faena, en una planta modelo preparada para ganar más mercados.

“En 1990 comencé en Estancias del Sur, con 18 años. La familia siempre se dedicó a los remates feria y es una de las consignata­rias más antiguas de Córdoba. En 1988 se dio la posibilida­d de adquirir el por entonces frigorífic­o Mediterrán­eo y se incorporó a la actividad frigorífic­a. Dejé Abogacía en cuarto año y ya estaba a full con esto”, dice a LaVoz.

–¿O sea que la industria fue un segundo paso de la familia?

–Recuerdo que era un momento de mucha crisis, entregábam­os hacienda a frigorífic­os exportador­es y teníamos problemas de cobranza. Entonces mi papá y mi tío considerar­on necesario integrar el negocio y dieron el salto.

–De comerciali­zar a producir es un cambio grande.

–Nos pasamos al animal “desvestido”, colgado, y a vender la carne. En un primer momento yo me dediqué a la venta para el consumo interno, medias reses en las carni- cerías. Después el negocio se fue agrandando. Siempre estuve en la producción y comerciali­zación, no en lo financiero. Soy muy comerciant­e por naturaleza. Estoy todo el día comprando y vendiendo algo, desde que amanezco hasta que me voy a dormir.

–¿Cómo sería en la práctica?

–Estoy comprando un novillo, un ternero para el feedlot, una vaca para industrial­izar y mandarla a China, o vendiendo carne en el mercado interno, los asados, las pulpas en caja, o los envíos a Chile, que es un mercado que atiendo exclusivam­ente yo.

–¿Qué pasó dentro del frigorífic­o cuando faltó su líder?

–Tratamos de integrar bien la empresa, la profesiona­lizamos, está dividida en sectores, no cambiamos mucho la estructura, pero trabajamos en familia, con mis hermanas. Tenemos también un equipo de comercio exterior desde hace más de 25 años.

–¿Usted elige la tropa que va a faena, como lo hacía su padre?

–Trato de hacerlo porque somos muy fuertes haciendo eso. El valor agregado de la compañía es la compra de ganado. Tenemos una compra fuerte y personaliz­ada. A los remates sigo yendo, trato de estar por lo menos en tres semanales. Hay clientes que aún los atiendo yo, que les gusta que vaya a sus campos, les aparte los animales, aparece el chorizo en la mesa, ¿vio cómo son los gringos? (ríe).

–Se genera una relación de confianza, imagino.

–Hasta por ahí me traen caballos para que se los aparte. Es muy lindo, muy pintoresco, muy folklórico, y me gusta. Me crié en los corrales de una feria apartando vacas. A este negocio lo conozco desde el ternero hasta el pedacito de carne que damos cortado puesto en un restaurant­e de Alemania.

–Pero, por ejemplo, los animales que van a faena mañana, ¿ya los vio?

–Sí, claro, los tengo mirados porque llegan por la tarde a la planta, los veo en los corrales. Pero una vez que arranca la faena me subo a la camioneta para ir a algún remate. Trato de pegarle una mirada general a todo el negocio.

–Para mí, que no sé nada, ¿cómo es un buen novillo?

–Joven, criado en pradera, con buenos pastos, con una terminació­n justa, hoy no está bien vista la grasa de más. No más de tres años, unos 450 kilogramos, y de las razas por excelencia: Aberdeen Angus, Hereford, y ahora estamos con el desarrollo de Limangus, que es la combinació­n del Angus con el Limousin. Formamos una cabaña en Río Primero.

LA EXPORTACIÓ­N DE CARNE ATRAVIESA POR UN MOMENTO CLAVE LUEGO DE AÑOS DE ESTAR MAL. SOYMUY OPTIMISTA EN ESO.

LOS ARGENTINOS SEGUIMOS COMIENDO 57 A 58 KILOS DE CARNE PROMEDIO, LOQUEES UNA BARBARIDAD. CONVIENE LA HACIENDA.

–¿Qué ventajas consigue?

–El Angus y el Limousin, después de cierto kilaje, empiezan a juntar demasiada grasa y el desarrollo de la masa muscular termina en cierto punto. En esta combinació­n, el primero le da el aporte de terneza y calidad, y el Limousin le da el volumen, el rendimient­o. Es una raza sintética, compré vacas y toros puros. En todos los concursos se destacan la superficie del ojo de bife, la terneza…

–¿Cómo está el mercado interno? ¿Se vende?

–Impresiona­nte, los argentinos nos seguimos comiendo 57 a 58 kilogramos de carne promedio por año, que es una barbaridad. Argentina es un país atípico, el de mayor demanda. Hoy somos la única planta exportador­a de Córdoba y todos los saldos exportable­s tratamos de venderlos en el mercado interno, incluyendo pulpas que salen en ofertas en supermerca­dos.

–Y con la exportació­n, ¿cuál es la situación?

–Atraviesa por un momento clave, de muchos cambios. Después de años de estar totalmente reprimi- da o condiciona­da, esta política nos ha permitido acceder a mercados. Años atrás teníamos cero competitiv­idad. Juntábamos el ganado más caro, la mano de obra más costosa y el tipo de cambio más bajo. Eso cambió.

–Pero en este país al tipo de cambio se lo come la inflación en un rato.

–Ya empezaron a subir el ganado, el flete, y la paritaria es del 15 más el 15. En otros países, donde estamos con mercadería, esto no sucede. En las próximas semanas vamos a ver dónde queda el precio de la carne, que estaba con un valor totalmente desactuali­zado; se tenía que ajustar aun antes de la última devaluació­n. El ganado, por ejemplo, subió 15 por ciento.

–Salgo corriendo a comprar el asado del “finde”…

–También hay un aspecto no menor: el Gobierno viene impulsando un blanqueo en la cadena de comerciali­zación de la carne que llevará a formalizar la venta minorista, con lo cual aparecerán costos tributario­s en el sector informal que antes no existían.

–Pero el dato es que el mercado no está manoseado, ¿así es?

–Ahora es oferta y demanda pura. Tenemos todas las habilitaci­ones para la exportació­n, es algo que desarrolla­mos, cuidamos, y mantenemos la planta desde ese concepto. Argentina va a mandar carne enfriada y con hueso a China. China concentra gran parte de la demanda, ya vendemos ahí.

–Cualquiera le diría: si exportan mucho, va a ser cara la carne aquí adentro.

–Al contrario, se genera un enorme volumen de saldos de exportació­n. Segundo, el novillo de 450 kilos acá adentro no se consume. En la carnicería todos quieren el pecetito chico, la costillita, cosa con la que no estoy tan de acuerdo, hay que modificar esto. Pero la ganadería tiene un gran futuro.

–¿Por qué tanta confianza?

–Por los precios internacio­nales, por la vuelta de Argentina a los mercados, estamos a un paso de quedar habilitado­s para Estados Unidos, vamos rápido para adelante. Hay que trabajar un poquito en los stocks.

–Pero tengo entendido que a ustedes no les fue tan mal durante el gobierno pasado.

–¡Nos fue muy mal! Tuvimos que reconverti­r toda la matriz para continuar. Tenemos una planta concebida para exportació­n, pero debimos reconverti­rla a un 80 por ciento de consumo, porque de lo contrario no subsistíam­os. En Córdoba había cinco plantas exportador­as y quedó una sola. Eso habla de lo malo que fue el negocio.

–¿Cuántos puestos de trabajo genera un novillo?

–Hay un trabajo sobre eso, pero lo que yo puedo decirle es que nosotros, entre puestos directos e indirectos, tenemos más de tres mil personas girando. Tenemos 500 empleados, pero hay que sumarles al herrero, al carpintero, a los camioneros, veterinari­os, hospedajes, hoteles, comedores. Es muy larga la cadena.

–¿Los productore­s se entusias- man cíclicamen­te con la ganadería?

–En esta sequía, a muchos los ha salvado la ganadería. Por eso no entiendo que algunos hayan levantado las alambradas.

–¿Piensa en más inversione­s?

–Hasta que no se recupere el crédito, la Argentina tendrá problemas. ¿Qué actividad productiva puede desarrolla­rse a una tasa del cuatro o cinco por ciento mensual?

–Ninguna.

–Y se necesita con urgencia una reforma en las condicione­s laborales. Para traer inversione­s o para hacer crecer las que están. La presión sindical es enorme. Con estas condicione­s yo no puedo abrir nuevos sectores productivo­s. Estamos teniendo juicios laborales, reclamos a las ART de los cuales no me entero. Eso, además del costo de las cargas que le saca al salario una gran tajada.

–Pero si usted tuviera más demanda por la apertura de mercados, ¿tomaría gente?

–Absolutame­nte no. Lo remarco. Con este régimen laboral, imposible. Tengo proyectos que necesito materializ­ar, pero no así. Por ejemplo, para darle más escala al procesamie­nto de subproduct­os que ya hacemos, acá procesamos la sangre, el hueso, el cuero se sala. Podría hacer una planta de alimentos balanceado­s o producir energía por biomasa, pero para todo eso se requieren crédito y condicione­s.

–¿Por qué crece tan lentamente la venta de carne envasada al vacío?

–Estamos en 2018 y uno todavía ve que llega el camión y un operario baja la media res en el hombro. Eso ya no debería existir. Todo debería estar terminado, puesto en una caja, rotulado. Se viene, pero no sé cuándo. Se está discutiend­o en la mesa de ganados y carnes.

–¿A usted también le gusta el asado bien saladito?

–Saladito y con un poquito de grasa, no magra. Para que sea sabrosa y tierna, debe tener un buen grado de terminació­n.

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 ?? (NICOLÁS BRAVO) ?? En lo suyo. Mariano Grimaldi en una de las cámaras del frigorífic­o. Él mismo compra la hacienda y selecciona la tropa que va a faena, como lo hacía su padre, Juan Carlos.
(NICOLÁS BRAVO) En lo suyo. Mariano Grimaldi en una de las cámaras del frigorífic­o. Él mismo compra la hacienda y selecciona la tropa que va a faena, como lo hacía su padre, Juan Carlos.
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Familia. Con su hermana María Sol, responsabl­e de comercio exterior.

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