Negocios

Un nuevo comienzo para la política económica

- Jorge Vasconcelo­s*

Por la magnitud del crédito inicialmen­te disponible, que despeja incertidum­bres vinculadas con la deuda pública; por las medidas que desmalezan el vínculo entre la política fiscal y la monetaria; y por la preservaci­ón de partidas de contención social, puede decirse que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) marca un nuevo comienzo de la política económica.

El mercado cambiario puede ser algo más errático en el contexto de flotación, pero los 25 pesos por dólar están cerca de un nivel de equilibrio. La tasa de interés, en 40 por ciento anual, ha quedado demasiado alta, pero el cambio de la meta de inflación, a 22 por ciento a 12 meses, y a 17 por ciento a fin de 2019, debería permitir un aflojamien­to de la política monetaria en un par de meses.

Un anticipo de ese movimiento ha sido el cambio de la pauta salarial para este año, del 15 al 20 por ciento para el sector privado. Habrá un recorte importante en obra pública nacional y en transferen­cias a provincias por fuera de la coparticip­ación.

En la medida en que el riesgo país descienda, la inversión privada puede compensar en forma parcial ese faltante. Hay costos, pero la decisión de recurrir al FMI luce oportuna si se tiene en cuenta que, desde el inicio al cierre de las negociacio­nes, el real brasileño se devaluó 10 por ciento, reflejando lo difícil del contexto para los emergentes.

Las especulaci­ones previas fluctuaban entre dos escenarios igualmente inhóspitos para la Argentina: que el crédito fuera de una cifra significat­iva, pero con condicione­s incumplibl­es, o que las metas no fueran demasiado exigentes, pero el préstamo de magnitud modesta.

De hecho, por la cuota del país en el Fondo, multiplica­da por 4,35 veces, técnicamen­te hubieran correspond­ido 20 mil millones de dólares.

La diferencia hasta 50 mil millones se explica por varias razones: el plan que venía ejecutando el Gobierno no necesitaba tantas modificaci­ones; el momento negativo de los emergentes demanda medidas que frenen riesgos de contagio; ante la incertidum­bre política de países como México, Brasil e Italia, los países desarrolla­dos que dominan el directorio del FMI buscaron dar una señal de apoyo a gobiernos que intentan alejarse del populismo.

La inédita cláusula de flexibilid­ad para gastos sociales (30 mil millones de pesos para el caso argentino), que no requiere dispensa previa, es un mensaje en esa dirección. Además, el acuerdo se está firmando por 36 meses, lo que implica que la continuida­d o no del crédito formará parte de la campaña electoral de 2019.

Giro concreto

Según lo anunciado, después del 20 de junio el Fondo girará 15 mil millones de dólares a la Argentina (30 por ciento del total), el tramo del crédito que tiene el menor costo en términos de tasa de interés, que tendrá destinos múltiples, desde cubrir baches fiscales a capitaliza­r al Banco Central.

Los vencimient­os de deuda del Gobierno nacional, incluidas las Letes (títulos locales en dólares) suman 25 mil millones de dólares de aquí a fin de 2019. De modo que cabe esperar que el Gobierno vuelva a buscar financiami­ento en los mercados, aunque podría apelar a tramos adicionale­s de la operación con el FMI.

Para mantener abierta esa posibilida­d, el cumplimien­to de las metas comprometi­das, en especial las fiscales, es indefectib­le. La tarea del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no será fácil.

Alejar escenarios de default depende del control del gasto público. Aunque resulte antipático, es la única forma de cumplir con la proyección de una deuda pública estabiliza­da en torno a 35 por ciento del producto interno bruto (PIB).

En lo que hace a la política monetaria y la lucha contra la inflación, el primer gesto de realismo fue facilitar la renegociac­ión de la pauta salarial del sector privado. Así, se termina de “inflar” la base de comparació­n de mediados de este año, para hacer más factible la proyección de una inflación anual de 22 por ciento hacia julio de 2019.

También luce pragmático haber pasado de 10 a 17 por ciento para fin del año próximo. Esto significa que la política monetaria no tendrá que ser tan dura por intentar metas incumplibl­es, aunque hoy resulte paradójico por la subsistenc­ia de la tasa de interés en el 40 por ciento anual.

Es posible que esta percepción pueda comenzar a cambiar en un par de meses, en la medida en que aparezcan indicios de desinflaci­ón.

A partir de los acuerdos, la política monetaria puede resultar más efectiva (sin necesidad de supertasas) y arrimarse más a las metas, por haberse librado de múltiples interferen­cias.

Se estableció un mecanismo para achicar gradualmen­te el stock de Lebacs y se cortó la emisión espuria de pesos para financiar al Tesoro.

Además, la flotación cambiaria será más limpia, por lo que el Banco Central emitirá mucho menos para comprarle dólares al Tesoro, como sí lo hizo en 2016/2017.

Esto es clave para que la volatilida­d que tenga el tipo de cambio no escape de los fundamento­s de la economía. La paridad en torno a 25 pesos, en la medida en que no vuelva a atrasarse, servirá para achicar el rojo de 30 mil millones de dólares de la cuenta corriente del balance de pagos.

Sin embargo, hay un drenaje paralelo de dólares, que alcanzó a 28,5 mil millones en los últimos 12 meses, que es la demanda de divisas para atesoramie­nto de los propios argentinos.

En parte, esto fue fruto del exceso de pesos (que ahora se está revirtiend­o), pero también de la pérdida de confianza. En un país bimonetari­o como es la Argentina, esta fuente de inestabili­dad debe ser monitoread­a en forma permanente. El plan anunciado debe superar ese test.

*Vicepresid­ente del Ieral de la Fundación Mediterrán­ea.

EL CUMPLIMIEN­TO DE LAS METAS, ENESPECIAL LAS FISCALES, ES INDEFECTIB­LE. LA TAREA DE DUJOVNE NO SERÁ FÁCIL.

 ?? (ILUSTRACIÓ­NDEERICZAM­PIERI) ??
(ILUSTRACIÓ­NDEERICZAM­PIERI)
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina