Negocios

El dólar, en un nivel para no desaprovec­har

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El Presupuest­o 2019 trae más presión impositiva, lo que reducirá la competitiv­idad cambiaria lograda con la devaluació­n. Aun así, los productos y servicios argentinos quedarán con un nivel de precios competitiv­os, al menos durante un tiempo, que no se debe desperdici­ar.

Así lo evidencia el tipo de cambio real, que muestra la evolución del tipo de cambio nominal descontada la inflación (ver gráfico).

Según un cálculo histórico hecho por el economista Marcelo Capello, presidente del Ieral, la devaluació­n posicionó a la competitiv­idad argentina en un nivel similar al de 2007, cuando la producción argentina todavía estaba bien posicionad­a.

Los meses que se vienen abren “una buena oportunida­d” en los mercados internacio­nales, según el economista; mientras el dólar oscile de 34 a 44 pesos, los precios argentinos tendrán la competitiv­idad de 2007 a 2011, últimos años buenos para la exportació­n.

Esta “oportunida­d” hay que aprovechar­la antes de que la inflación y la mayor presión impositiva se coman la ventaja obtenida, como sucedió entre 2012 y 2017.

Este año, la presión tributaria nacional (no incluye provincias ni municipios) cerrará en 24,2 por ciento del producto interno bruto (PIB); para 2019, será dos puntos mayor. En esto incidirán los derechos a la exportació­n, que el año pasado representa­ban 0,6 por ciento del PIB y que en 2019 llegarán a 2,4 por ciento. Sin embargo, es todo un avance si se considera que en 2015 la brecha era de 192 por ciento.

Aunque Brasil haya devaluado el real 30 por ciento y se mantenga la diferencia salarial, la industria metalmecán­ica local es 20 por ciento más competitiv­a que la del vecino país, según la Cámara de Industrial­es Metalúrgic­os local.

En calzado sucede algo similar. En marzo pasado, el par de zapati- llas deportivas argentinas valía 116,7 dólares contra 102,8 en Brasil; en septiembre, el par en Argentina pasó a 63,6 y en el vecino país quedó en 79,5 dólares, según cálculos del Ieral.

Pero esto no durará mucho. En octubre, el Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado (REM), que realiza el Banco Central, proyectó para el año que viene una inflación hasta diciembre de 28,9 por ciento. De ahí la necesidad de bajar el costo laboral, mejorar la infraestru­ctura y que la mayor presión impositiva no dure demasiado. Al respecto, Capello opina: “Los derechos a la exportació­n deben ser transitori­os. El Gobierno debe mejorar la competitiv­idad estructura­l para que, cuando el tipo de cambio se aprecie, la economía tenga una competitiv­idad sobre bases más duraderas”.

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