Negocios

Impulsar el derrame, para que el ecosistema evolucione

Se dedica a la analítica de datos y cierra el año con 30 por ciento de expansión. Como presidente del Córdoba Technolog y Cluster, fomenta la vinculació­n entre la industria del “software” y distintos sectores de la economía regional.

- Diego Casali Dicsys

Como todo empresario tecnológic­o, Diego Casali está pendiente de que su empresa, Dicsys, esté subida a las nuevas olas.

Pero lejos de caer en actitudes individual­istas, impulsó, como presidente del Córdoba Technology Cluster (CTC), un plan de vinculació­n y cooperació­n entre la industria del software y el resto de las actividade­s productiva­s y de servicios con una meta: que la economía derrame para que el ecosistema tecnológic­o local evolucione.

–¿Cómo fueron sus primeros pasos en la industria?

–Entre 1996 y 2000 trabajé para la consultora Cedi. Luego ingresé al equipo que armó Microsoft en Córdoba, donde fui director regional de desarrollo de software. Pero levantó la oficina en 2006.

–Es raro, cuando las grandes tecnológic­as llegaron, ellos se fueron...

–No se entiende. Pero es resultados de planes que se analizan en una planilla Excel a miles de kilómetros. Además, siempre estuve vinculado a la docencia.

–¿De qué manera?

–Soy profesor en la carrera de Analista de Sistemas de la Universida­d Blas Pascal (UBP); en la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN) integro las cátedras de Business Intelligen­ce y de Emprendimi­entos Tecnológic­os, con Mario Barra (titular de Vates). Además, en la Universida­d Siglo 21 soy mentor de la Licenciatu­ra en Sistemas y participo de las diplomatur­as en Analitics y Big Data (manejo de grandes volúmenes de datos).

–¿Cuándo nació Dicsys?

–Cuando ter minó lo de Microsoft. Éramos cuatro socios, de los cuales quedamos Diego Galván y yo. Empezamos haciendo software factory (programaci­ón a medida), pero apuntando a soluciones analíticas a medida, lo que ahora se llama Big Data y Data Science (analítica de datos).

–¿Para el mercado interno?

–Trabajamos para rubros como telecomuni­cación, finanzas, automotric­es, comercio y servicios. Algunos de nuestros clientes son Claro, Aceitera General Deheza (AGD), Arcor, Banco de Córdoba, Naranja, Libertad, Carrefour, Gobierno de Córdoba, DirecTV, Ledesma y los bancos Superviell­e, Galicia y Patagonia. Pero también exportamos.

–¿Cuánto representa­n las ventas al exterior?

–Inicialmen­te eran más importante­s. Hoy representa­n entre cinco y 10 por ciento. Tenemos oficinas comerciale­s en San Pablo, Brasil, y en Panamá.

–¿Pero la devaluació­n no mejoró la competitiv­idad?

–Hasta el año pasado, Córdoba era más cara que todos los competidor­es (India, Europa del Este, Gran Bretaña, etc.). La devaluació­n reactivó la exportació­n; de hecho hay varios proyectos y mucha expectativ­a hacia adelante, pero abrir mercados no es algo que se logre de un momento a otro.

–¿De qué depende?

–Si el Gobier no frena la inflación y le saca el ancla al dólar, el 2019 va a ser un año muy bueno. De lo contrario, en seis meses nos comemos toda la competitiv­idad. El 80 por ciento del costo en esta industria viene de los recursos humanos.

–¿Qué pasa en la industria del “software” de Córdoba?

–La mayoría empezó vendiendo horas de programaci­ón al exterior, que es una commodity. A fines de 2015, a nivel sectorial muchos apuntaron a desarrolla­r productos de mayor valor agregado. Pero no tenían ningún programa ni instrument­o que lo potencie.

HAY QUE SALIR DE LA ZONA DE CONFORT, DEJAR DE VENDER PROGRAMACI­ÓN Y APOSTAR A PRODUCTOS INNOVADORE­S.

SE HICIERON REUNIONES CON EL AGRO, TURISMO, METALÚRGIC­AS, CONSTRUCCI­ÓN. DE AHÍ SURGIERON IDEAS QUE SE ESTÁN INCUBANDO.

–¿Supongo que las consecuenc­ias de esto fueron negativas?

–En la industria del software, para armar un producto, es clave la vinculació­n con la demanda. Es un error armar un producto sentado en un escritorio. Esto es lo que ocurre con muchas empresas.

–¿Por eso el CTC organiza eventos de vinculació­n?

–Este año se armaron reuniones con empresas del agro, metalúrgic­a, construcci­ón, turismo y con el cluster de Petróleo, Gas y Minería. De estos encuentros surgieron ideas, algunas de las cuales están dando sus primeros pasos en la incubadora del CTC.

–¿Cómo trabajan?

–Una productora de software trabaja junto con la fir ma de otro rubro. Uno aporta sus herramient­as tecnológic­as y la otra el conocimien­to del sector. Nosotros también estamos en eso.

–¿Qué están haciendo?

–Es una startup dedicada al análisis de informació­n para productore­s del agro. Toma los datos de imágenes satelitale­s y drones, de la meteorolog­ía y de sensores. La idea es que haga diagnóstic­o de enfermedad­es, productivi­dad, plagas y deficienci­as hídricas, para predecir comportami­entos y sugerir líneas de acción. Hay que salir de la zona de confort de vender horas de programaci­ón y desarrolla­r productos innovadore­s para la producción y los servicios.

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