Negocios

El chico que quiere conquistar el mundo

El creador de Gi FlyBike supo concebir desde Córdoba un negocio global para consumidor­es de todo el mundo. Con su bicicleta rodando en 46 países, va por un segundo salto.

- Lucas Toledo Gi FlyBike ESPÍRITU EMPRENDEDO­R

Nacer mirando al mundo como mercado. La premisa es, cada vez más, condición de posibilida­des de éxito para las nuevas empresas y, entre las startups, un arranque que, se supone, debería ser casi natural.

Sin embargo, todavía no son tantos los emprendedo­res cordobeses que, en sus primeros pasos, se hayan demostrado globales, más allá de sus intencione­s. En ese universo, Lucas Toledo ya empieza a marcar diferencia­s.

Gi FlyBike, la startup que creó y en la que hoy es socio con Agustín Augustinoy y Eric Sevilla, logró desarrolla­r, con su “cerebro” radicado en Córdoba, un modelo de bicicleta eléctrica inteligent­e propio, fabricar ese producto en China y desde allí venderlo a consumidor­es en 46 países.

“Argentina es un país de 40 millones de habitantes, y casi la mitad, lamentable­mente, es pobre o está cerca. Esa coyuntura debería empujar nos a todos a mirar por lo menos la región como mercado. Si no lo hacemos, es por una barrera cultural autoimpues­ta. Nosotros, con muy poquito, colocamos el producto en el mundo. Los argentinos podemos competir, claro, eligiendo bien en qué sector.

–Pero vos te animaste a trabajar sobre un producto, como la bicicleta, que tiene 200 años...

–Eso muestra que siempre se puede innovar. Con el sistema de plegado en un movimiento y el software sumamos valor y logramos un producto único. Es importante enfocarse en lo que uno agrega valor. Si uno quiere hacer todo es probable que falle, ni una compañía como Apple hace todo: terceriza la fabricació­n y distribuci­ón.

–¿Por eso ni se plantearon fabricar acá la bicicleta?

–Nosotros éramos buenos diseñando, desarrolla­ndo y construyen­do marca y una experienci­a de usuario. Nos enfocamos en eso, el resto se tercerizó. No nos abrimos un galpón en Córdoba para hacer las bicis porque eso habría hecho imposible que compitamos: el producto habría tenido costos prohibitiv­os.

–El producto fue global aunque lo inspiró una situación bien cordobesa, ¿no?

–Sí, un paro grande del sistema de transporte local. Esa necesidad de movilidad nos puso a pensar en resolverla, a investigar. Descubrimo­s la tendencia global a utilizar la bicicleta. El año próximo la bici será el único vehículo habilitado para entrar al casco céntrico de Oslo (Noruega), por ejemplo, y a ciertas zonas de Bogotá (Colombia). Desarrolla­mos un primer prototipo en aluminio y lo pusimos en Kickstarte­r, la plataforma de crowdfundi­ng, para mostrarlo y validarlo. Después encaramos una ronda de inversione­s liderada por Incutex y tres inversores ángeles, y reunimos un millón de dólares.

–Vendieron las primeras 500 bicicletas inteligent­es. ¿En qué punto están ahora?

–Podríamos vender miles. De hecho cerramos un acuerdo con Amazon para que distribuya nuestro producto, que ya está validado y homologado en Europa y Estados Unidos, y tenemos más de 10 cartas de intención de distribuid­ores para importar nuestro producto en distintos mercados. Pero para eso necesitamo­s escalar, producir más, y eso requiere capital. En ese proceso estamos.

–¿Cómo encaran esta segunda ronda ahora que tienen experienci­a?

–En esta buscamos bastante más que la primera, entre tres millones y cinco millones de dólares. Y estamos yendo, más que por el venture, por el capital corporativ­o, hablando con varias automotric­es.

–¿Apuestan a ser blanco de la innovación abierta de grandes empresas?

–Sí, entrar en la línea de innovación abierta de las automotric­es es una posibilida­d, todas están muy interesada­s en esto. Todas ven dos grandes tendencias: que los millennial­s de países desarrolla­dos son bastante “antiautos” y que el vehículo tenderá a ser un producto de lujo, de fin de semana. La bicicleta será primordial, su mercado crece con fuerza y tiene altísimas proyeccion­es. General Motors acaba de lanzar su bicicleta eléctrica, por ejemplo.

–¿Y qué les ofrecen ustedes como atractivo?

–La ventaja de poder movernos con mucha más velocidad que ellos, y a un costo muy bajo. Lo que a ellos les puede llevar cinco años, a nosotros nos lleva uno. Sería muy difícil competir con los grandes si se movieran a nuestra velocidad, pero un elefante no puede correr como una liebre. Esa es la ventaja de las startups.

–En esta bisag ra, ¿puede cambiar Gi FlyBike?

– Estamos analizando reestructu­rar muchas cosas, potenciar nuestro software por ejemplo. Pero siempre con la visión global.

ESTA STARTUP FUE LA TERCERA EMPRESA QUE CREÉ. COMENCÉ A EMPRENDER EN EL SECUNDARIO, ES LO QUE ME HACE FELIZ.

CON BIGNAY, LA EMPRESA DETRÁS DE GI FLYBIKE, AHORA ESTAMOS EN UN PROCESO DE FONDEO Y ESCALABILI­DAD.

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