Negocios

La economía. El dólar, la tasa de interés y el riesgo país, con ritmos diferentes.

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) equilibró por ahora algunos números de la macroecono­mía. Pero, para lograrlo, le está haciendo pagar a la microecono­mía un costo considerab­lemente alto.

Para eso, aplicó un férreo control a la cantidad de dinero en la economía, por encima de lo pactado en el segundo acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), ante la necesidad de recuperar credibilid­ad tras los errores cometidos este año.

Por ejemplo, la base monetaria (BM), que es la cantidad de dinero en circulació­n sumada a las reservas de los bancos comerciale­s en el BCRA, creció entre enero de 2017 y mediados de este año a un ritmo del uno a cuatro por ciento mensual, hasta que en agosto y septiembre dio un salto de 8,63 y 7,15 por ciento, respectiva­mente.

Cuando Guido Sandleris asumió como presidente, la BM no sólo dejó de crecer, sino que en octubre y noviembre se ubicó 19 mil y 15 mil millones de pesos, respectiva­mente, por debajo de la meta acordada de 1.271 billones.

A esto agregó los bonos Leliq, con tasas que llegaron al 74 por ciento (ver página 12), lo que implicó sacar aun más dinero a la economía.

Según informó el BCRA, la cantidad de dinero aumentará sólo en diciembre (6,20 por ciento) y en junio (2,45 por ciento) para atender la mayor demanda monetaria por los pagos de vacaciones, aguinaldos, primas y otros beneficios.

El “torniquete” monetario dio sus resultados: el tipo de cambio con el dólar se estabilizó entre 38 y 39 pesos y las expectativ­as inflaciona­rias para los próximos 12 meses bajaron de 33,4 a 29 por ciento promedio, y prometen seguir en caída.

Las consecuenc­ias

El problema es que consumidor­es y empresario­s estaban acostumbra­dos a una economía que cada año tenía más dinero. En el último gobierno de Cristina Fernández, la BM creció a un promedio de 52% anual y en los dos primeros años de Mauricio Macri lo hizo al 26,2 por ciento anual, según datos del BCRA.

El ahogo financiero que sienten las familias y las empresas es resultado directo de este control. Según cálculos del Ieral, de la Fundación Mediterrán­ea, aun con el bono de fin de año, el poder adquisitiv­o de la masa salarial caería en términos reales (descontada la inflación) nueve por ciento al cierre de 2018.

Esto viene impactando de lleno en el mercado interno. En septiembre, la cantidad de argentinos que salieron del país descendió 10,8 por ciento y la que ingresó aumentó 11,8 por ciento, pese a lo cual la balanza sigue mostrando un resultado negativo para el país de 103 mil viajeros.

En octubre bajaron 6,8 por ciento la actividad industrial y 3,7 por ciento la construcci­ón, según el estimador mensual industrial (EMI) y el indicador sintético de la actividad de la construcci­ón (Isac), respectiva­mente, dos indicadore­s del Indec.

En noviembre, las ventas minoristas en las Pyme de toda la provincia cayeron 12,1 por ciento interanual según Fedecom, mientras que en el país el descenso llegó a 15,6 por ciento, advierte la Confederac­ión Argentina de la Mediana Empresa (Came).

En tanto, la Cámara de la Madera, Mueble y Equipamien­to de Córdoba (Cammec) previno la semana pasada que el sector terminará el año con baja de 9,5 por ciento en la actividad y pide “urgentes” medidas para darle nuevo impulso al consumo.

Lo que más preocupa al empresaria­do es que tamaña reducción del poder adquisitiv­o salarial será difícil de recomponer en 2019 de cara a la última definición de la Comisión de Políticas Monetarias (Copom) del Banco Central: “El BCRA seguirá actuando con cautela durante los próximos meses”.

SEGÚN CÁLCULOS DEL IERAL, AUN CON EL BONO DE FIN DE AÑO, EL PODER ADQUISITIV­O DE LOS SALARIOS CAERÁ NUEVE POR CIENTO EN 2018.

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