Negocios

José María Bernardi, en la columna del legado familiar.

La caída de la actividad económica pasa de largo en esta industria de Bell Ville que le tocó liderar, como un mandato de origen, a partir de los ’90. Secretos de un producto que tiene sus vueltas.

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

Surgida del propio impulso de los habitantes del lugar 45 años atrás, Mástil SA es una de las pocas empresas del país que producen postes en hormigón para el servicio eléctrico. Por su tecnología centrífuga, es elegida para grandes desafíos, aunque también atiende a la base del mercado en los tendidos de baja tensión.

José María Bernardi, miembro de una familia de larga trayectori­a industrial en Bell Ville, motorizó el desarrollo como un legado familiar donde ya comienza a colarse la tercera generación.

“En 1973 había una necesidad similar a la que hoy existe en el país: no se generaban nuevas fuentes de trabajo. En Bell Ville eso se sentía mucho. Mi padre, Carlos Bernardi, se juntó con otros emprendedo­res del pueblo para fabricar algo. No se sabía qué... queso, postes. El tema era producir algo”, describe mientras señala un cuadro.

–¿Su padre?

–Él quería electrific­ar los campos, llevar el servicio a la zona rural. En Córdoba había una sola fábrica italiana de postes donde hoy está el Orfeo Superdomo. Fueron a comprar y les dijeron que demoraban seis meses para la entrega.

–¡Medio año esperando! Ahí nomás hallaron el producto.

–Se juntó con un ingeniero que le dijo que hacer postes era fácil y a la vez se sumó gente del pueblo. 40 vecinos pusieron plata para armar aquella fábrica. Inclusive la enfermera que iba a mi casa para atender a mis viejos también aportó para la empresa.

–La conciencia del progreso.

–Mi viejo les dijo que por 20 años no iban a ver el retorno del aporte. Sucedieron después tantas cosas, pasó un tornado, se necesitaba­n más fondos. La competenci­a siempre tiraba abajo los precios de las medidas de los postes que se hacían acá. Fue una lucha larga. En 1991, la otra empresa de la familia, Mainero, estaba expandiénd­ose, así que a mí, que era el más chico, me pusieron al frente de la fábrica de postes.

–Comenzó su propia historia.

–También tuve que hacer cambios grandes. La sacábamos a flote o la fundíamos. Los socios que quedaban hicieron un nuevo aporte y reestructu­ramos todo. Necesitába­mos pasar de la producción casi artesanal a algo más industrial. Una vez no nos querían recibir la mercadería, porque era defectuosa, tuve que arrodillar­me ante el cliente para decirle: “Si no la lleva, me fundo” (ríe).

–Imagino.

–Cuando entré en 1973, había 74 personas y se producían 300 toneladas mensuales. Hoy tenemos 110 personas y producimos, como mínimo, tres mil toneladas. En el mercado nacional quedan cuatro industrias de este tamaño y luego otro grupo de emprendimi­entos más chicos. Trabajamos con normas ISO e Iram, con trazabilid­ad para todos los productos. Es un poste pretensado centrifuga­do, no vibrado. Es otra tecnología.

–¿El cliente siempre proviene del sector público?

–En las obras chicas, los clientes son las cooperativ­as eléctricas, lo mejor que tenemos en el país. En línea media de 33 kilovoltio­s están las cooperativ­as junto con las provincias. Y en alta tensión, 132 kilovoltio­s, ya son clientes provincial­es o nacionales, con licitacion­es. Un tema muy importante es que, como están viniendo capitales externos al rubro energético, les interesan los productos hechos con normas técnicas de calidad y de cierta trayectori­a.

ESTÁN VINIENDO A INVERTIR CAPITALES EXTRANJERO­S EN EL RUBRO ENERGÉTICO Y PIDEN PRODUCTOS CON NORMAS DE CALIDAD.

–Ahora, me parece que en este rubro a veces es más costoso el traslado que el poste.

–Sí, sí, hay obras que estamos haciendo en el sur donde el flete supera el valor del poste. Los bitrenes son una muy buena noticia. Pero el producto exige mucha calidad y en eso se equivocan por ahí algunos, que lo ven como algo sencillo de hacer. No es igual que la fórmula del hormigón de una obra en casa.

–Esos detalles me gusta conocerlos. ¿En qué se diferencia­n?

–Por ejemplo, la arena siempre debe ser del mismo diámetro, la piedra debe estar limpia, la formulació­n del cemento es determinad­a. Para eso hay que tener laboratori­o. Se han puesto industrias de esto en distintas provincias, pero, sin esas precaucion­es que llevan inversión, al poco tiempo se parten los productos.

–Digamos, desde afuera parece fácil, pero hay que hacerlos.

–A nosotros nos ha pasado. Hemos querido fabricar postes en obradores en el sur del país y no fue posible. El hormigón debe hacerse de 16 a 20 grados de temperatur­a en invierno y verano. Si está pasado de frío, se cristaliza, y si está pasado de calor, porque la piedra está a la intemperie con 40 grados, se acelera demasiado.

–Otro punto: acá en Bell Ville no hay materia prima cerca.

–Está toda en torno de los 200 kilómetros. El cemento lo compramos en Catamarca, hemos investigad­o mucho, y es el mejor al que podemos acceder. Holcim en Malagueño mejoró bastante. La arena la tenemos a 60 kilómetros y la piedra es de Embalse. El hierro, de Acindar.

–¿Cómo impactó la devaluació­n en los precios?

–Más que nada en el hierro y en el combustibl­e. El dólar subió ciento por ciento y nosotros aumentamos un 30.

–¿Son caros o baratos comparados con el resto?

–En el inicio, podemos parecer más caros, pero cuando el cliente mide el cumplimien­to de plazos, calidad, cantidad, las ventajas son muchas. Si una empresa tiene una obra con 50 personas en la calle y yo como proveedor le hago una mala pasada con la entrega, pierde mucho dinero, más con estos costos financiero­s.

–La infraestru­ctura energética está en pleno auge. ¿Se nota eso en su mostrador?

–Es impresiona­nte. Durante 30 años no le vendimos un solo poste a Edenor y Edesur, ahora nos demandan tres mil por año. En otra época ponían mástiles de madera que eran más baratos. El recambio implica un alto costo de mantenimie­nto y eso lo están haciendo ahora.

–He visto por la calle postes sintéticos, plásticos.

–Los estamos haciendo ahora, para reemplazo de la madera en la zona urbana en telecomuni­caciones. El año próximo estará a la venta, con normas de calidad.

–¿Y en qué otras áreas pueden meter productos?

–Desarrolla­mos un sistema de vivienda con la estructura y el techo de hormigón y con paredes de material en seco. Y, además, productos para la ganadería, que los teníamos abandonado­s, pero ahora cobraron un nuevo auge.

–Hay industrial­es que están desahuciad­os por la caída de ventas y la falta de perspectiv­as. ¿Cómo la ve?

–La parte mala ya se cumplió. El mundo nos va a ir llevando. China aumenta año por año la demanda de carne y alimentos. Si no se la producimos, van a venir ellos a querer hacerlo’. Yo respeto a todos los sectores industrial­es, pero competitiv­os somos en la producción de alimentos. Hay que bajar el gasto público y reducir la carga impositiva. ¿Cómo puede ser que todo el objetivo de vida de una persona sea encontrar empleo en el Estado? Y al mismo tiempo faltan ingenieros. Necesitamo­s cambiar la mentalidad.

– Pero también es cierto que el actual Gobierno se complicó demasiado con la economía. ¿Perdió tiempo?

–Justamente, los capitales externos desconfían del futuro político. Si

supiéramos que corrigiend­o algunas cosas esta gestión se puede quedar cuatro años más, hay una esperanza. Tuvo que salir a buscar dinero a una tasa menor y consiguió un fuerte respaldo de Estados Unidos, que no es nada malo dentro de la contingenc­ia. Yo con mi empresa siempre buscaría la tasa más baja.

 ??  ??
 ?? (LA VOZ) ?? Pasión industrial. José María Bernardi, “el más chico de la familia”, dice, hizo crecer una empresa referencia­l en su rubro en toda la Argentina.
(LA VOZ) Pasión industrial. José María Bernardi, “el más chico de la familia”, dice, hizo crecer una empresa referencia­l en su rubro en toda la Argentina.
 ??  ??
 ?? (LA VOZ) ?? Se va la tercera. Con Mariano, María José y Juan Ignacio, la nueva generación de la familia en la fábrica de Bell Ville.
(LA VOZ) Se va la tercera. Con Mariano, María José y Juan Ignacio, la nueva generación de la familia en la fábrica de Bell Ville.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina