Negocios

Con inflación y el dólar en calma, crece el reclamo de bajar la tasa

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

CADA PROYECCIÓN CONFIRMA QUE 2019 NO SERÁ UN AÑO PARA QUE LA ECONOMÍA SE RECUPERE, SINO PARA QUE SE ESTABILICE.

Estabiliza­do el dólar y con un nivel de inflación en baja, la comunidad empresaria golpea distintas puertas en el Gobierno nacional con un reclamo casi unificado: bajar la tasa de interés.

Las proyeccion­es en torno de la actividad económica para este año no son buenas.

El relevamien­to de expectativ­as de mercado (REM), una encuesta del Banco Central, pronosticó la semana pasada una retracción de uno por ciento.

La Bolsa de Comercio de Córdoba, en tanto, estima dos escenarios: uno negativo (caída de 1,8 por ciento, con una buena cosecha, pero con dificultad­es para incentivar a otros sectores) y otro positivo, aunque sólo prevea un crecimient­o de 0,1 por ciento. En ambos casos, espera un primer semestre malo y una segunda mitad del año mejor.

El REM también proyecta una inflación de 29 por ciento para el año. Con la actividad en baja, es difícil que las empresas puedan ofrecer aumentos salariales por encima de esa cifra; por lo tanto, los consumidor­es están lejos de recomponer el poder de compra perdido en 2018, que aun con el bono del fin de año habría caído nueve por ciento, según las primeras estimacion­es del Ieral.

Cada proyección confirma que 2019 no será un año para que la economía se recupere sino, en el mejor de los casos, para que se estabilice tras la crisis financiera y la recesión que dejó 2018.

La advertenci­a empresaria­l es que con este nivel de tasa de interés será aún más difícil sobrevivir a este escenario.

Baja todavía insuficien­te

Para frenar la inflación, el Banco Central llevó la tasa de interés de las Leliq en octubre pasado a casi 72 por ciento. La idea era absorber dinero, pero el impacto en la actividad fue fatal.

Desde noviembre, la tasa referente del mercado financiero empezó a caer. En 2019 ya se redujo más de 13 puntos porcentual­es y llegó a 46,24 por ciento.

Pero estos niveles siguen siendo altos para la actividad privada. Una muestra es lo que le sucede a la industria de la maquinaria agrícola, cuyas ventas cayeron el año pasado 30 por ciento.

“El principal referente financiero para la actividad agropecuar­ia es el Banco Nación, que está ofreciendo financiami­ento a tasas del 80 por ciento. No hay ninguna actividad en este momento con niveles de rentabilid­ad que permitan soportar esa tasa”, advierte Lisandro Tron, titular de la Asociación de Fabricante­s de Maquinaria­s Agrícolas y Agrocompon­entes de Córdoba (Afamac).

Tampoco sirvieron demasiado las alternativ­as que armó el ministro de Industria de la Nación, Dante Sica, a través del Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice).

Sus programas de crédito subsidiado se frenaron cuando llegó el recorte presupuest­ario que aplicó el Ministerio de Hacienda con la crisis del dólar. Además, la falta de estructura comercial del propio Bice tampoco ayudó.

Los empresario­s necesitan que la tasa descienda hasta ubicarse más cerca de la inflación. Pero el Gobierno requiere que los grandes inversores traigan sus dólares al país –cambian por pesos y se benefician del interés– para mantener el tipo de cambio en los márgenes prometidos.

El escenario es volátil. Pero sin condicione­s externas negativas –tasas altas o nuevos tironeos entre Estados Unidos y China– y con el clima favorecien­do la campaña agrícola, lo único que puede desequilib­rar este escenario es la política, según el último informe de coyuntura del Consejo Profesiona­l de Ciencias Económicas de Córdoba (CPCE).

“El clima económico depende de cómo los agentes económicos interprete­n los resultados electorale­s”, previene su presidente, José Simonella.

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