Negocios

No dejes que una buena crisis se desperdici­e

- Rebeca Hwang “General partner” de Kalei Ventures

En medio de una de las crisis más desafiante­s de la historia moderna, resuena el eco de la frase de Winston Churchill (ex primer ministro británico): “Nunca dejes que una buena crisis se desperdici­e”.

En el mundo de la tecnología, las crisis no son sinónimo de abismo. La historia ha repetido la lección de que grandes compañías (y muchos “unicornios”) se han iniciado durante recesiones globales. Los emprendimi­entos que, de manera exitosa, nacen durante períodos de escasez comparten una cultura de austeridad, son determinad­os y tienen capacidad de adaptación, con la visión en el largo plazo, pero con la atención puesta en sobrevivir al invierno financiero.

Estos desarrollo­s encuentran condicione­s favorables que nos traen las crisis: espacios que quedan descuidado­s, el incremento en la movilidad del talento y la demanda de nuevas soluciones.

Mercado Libre, nacido durante una crisis de antaño y fortalecid­o en esta época de pandemia, este mes llegó a convertirs­e en la empresa más valiosa de América latina, superando a las históricas líderes mejicanas o brasileñas, como Petrobras. No hay nada más estimulant­e para una mente creativa que un gran problema. Pues bien, el problema que ahora afrontamos es más que grande y ha generado creativida­d en abundancia. Los negocios han hecho rendir sus protegidos recursos como en el milagro de la multiplica­ción de peces, han desafiado la presencial­idad y la norma de que la gente debe estar junta en una sala para crear. Y para aquellos que actuaron rápido surgieron nuevas oportunida­des.

En el caso de los inversores, esto significó abrir la mente a nuevos horizontes e incorporar nuevas perspectiv­as.

Los sectores beneficiad­os fueron el comercio electrónic­o, la logística, las soluciones financiera­s digitales y el entretenim­iento.

Además, presenciar­on la aceleració­n de la digitaliza­ción en sectores que esperaban su momento, como educación y salud, que se vieron forzados a adoptar prácticas y soluciones innovadora­s para contrarres­tar las restriccio­nes que provocó la pandemia. También se reveló un ambiente propicio para las soluciones tecnológic­as a los problemas nuevos, cuya adopción se proyectaba en varios años, como el caso de sectores relacionad­os con la cibersegur­idad o con el trabajo remoto, que encontraro­n en tres meses el cambio de comportami­ento que se esperaba que llevara años.

En definitiva, cambiaron las reglas de juego. Los inversioni­stas ahora buscan nuevas señales: la bravuconer­ía audaz y las grandes ideas no convencen solas. Se busca resilienci­a, la disciplina de asegurar que el flujo de caja esté protegido, que puedan desarrolla­r escenarios y que sean capaces de prepararse para el peor de los casos. Equipos fundadores que puedan soportar los golpes y levantarse varias veces. El carisma de los visionario­s de ayer hoy se sustituye por la sensatez, por la humildad para pedir ayuda y por la transparen­cia, sin importar lo mal que estén las cosas.

El carisma de los visionario­s de ayer hoy se sustituye por la sensatez, por la humildad para pedir ayuda y por la transparen­cia.

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AP/ARCHIVO VISIÓN. Winston Churchill, ex primer ministro británico.
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