Negocios

Dólar: todos lo quieren, pocos lo traen

- Daniel Alonso dalonso@lavozdelin­terior.com.ar

Historia conocida: Argentina demanda muchos más dólares de los que es capaz de generar, una debilidad que es más elocuente en la baldosa del Estado. A veces se disimula, otras no tanto, como ahora, con las reservas del Banco Central en fase acelerada de evaporació­n.

La escasez no se puede resolver de un día para otro. Basta y sobra como ejemplo la reciente experienci­a de endeudamie­nto externo, sin curar los pecados en el gasto público y en el déficit fiscal.

Entonces, se intenta sortear una aguda crisis de divisas obturando el acceso a ese bien escaso. Más allá de los avatares del cepo, el Gobierno retomó el libreto de la sustitució­n de importacio­nes como una respuesta adaptativa de doble propósito: bajar el nivel de compras externas y estimular la producción nacional para incentivar la actividad, postrada por la pandemia y la recesión.

Parte de las razones de la reciente inversión anunciada por Nissan para su línea de producción en Córdoba van en esa sintonía.

En el medio, la Casa Rosada también ha dado señales de que no pretende evitar un atraso en el tipo de cambio oficial, para estimular las exportacio­nes, que son la ruta genuina para traer dólares a esta parte del mundo.

Se encontrará aquí con otro problema, del estilo de esos que, justamente, pasan a planos secundario­s cuando funcionan los maquillaje­s fiscales y monetarios, y las ficciones económicas surten efecto.

Mientras todos quieren su dólar, hay cada vez menos empresas para captar el billete verde. En el último año, se perdieron en el camino casi 750 compañías exportador­as; y entre las que quedaron conectadas al mundo (son 6.885, según la Agencia de Inversione­s y Comercio Internacio­nal), casi la mitad exportó menos que en el primer semestre de 2019.

Lo peor es que el proceso no es nuevo. En 2008, cuando los precios internacio­nales de las

commoditie­s volaban (fue el año de la pelea con el agro por la fallida resolución 125, que pretendía imponer retencione­s móviles a las exportacio­nes del sector), había 14.251 empresas exportador­as.

Eso significa que, en 12 años, la Argentina perdió la mitad de las manos capaces de traer dólares. Nada es gratis en economía.

Un trabajo de la consultora DNI, que encabeza Marcelo Elizondo, revela que mientras Argentina atravesaba ese achique, todo lo contrario ocurría en la región.

“De los países medidos por la Cepal entre 2009 y 2018, la cantidad de empresas exportador­as en Sudamérica creció en Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, se mantuvo relativame­nte estable en Uruguay, cayó algo en Ecuador y cayó fuertement­e en Argentina”, señala el estudio.

Otro punto es nuestro perfil exportador. Según el especialis­ta Gustavo Scarpetta, el año pasado Argentina vendió al mundo por un valor promedio de 511 dólares la tonelada. Brasil quedó en 335 dólares, pero Chile comerció por 1.137 dólares.

“Estos números reflejan cierta primarizac­ión de las exportacio­nes argentinas y una concentrac­ión en pocos rubros”, sostiene.

Eso no significa restarle importanci­a, por ejemplo, al complejo sojero, sino incentivar con mejores políticas (y que sean sustentabl­es) los desarrollo­s que escalen en el agregado de valor.

“El intercambi­o de intangible­s ya es mucho más dinámico que el de los bienes físicos”, advierte Elizondo, mientras en el Senado todavía espera su sanción definitiva la nueva ley para alentar los rubros de la economía del conocimien­to.

En 12 años, la Argentina perdió la mitad de las empresas capaces de captar dólares a través de exportacio­nes. Nada es gratis en economía.

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AP EXPORTAR. Para obtener dólares.
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