Negocios

Los impuestos recuperan relevancia para financiar el gasto

- Ariel Barraud Economista del Iaraf, docente UNC

Los efectos económicos de la pandemia y de los aislamient­os asociados generaron caídas en la actividad y en el empleo en casi todos los rubros del sector privado formal, que podrían recuperars­e parcialmen­te en la medida en que se “normalice” la situación.

Los gobiernos respondier­on, en general, con aumentos de gastos y subsidios, más que con rebajas de impuestos. En este punto es importante recordar que la principal fuente de recursos del Estado son los impuestos que recaen sobre el sector privado.

Otras fuentes de recursos son el endeudamie­nto y la emisión monetaria, que también están asociados a impuestos.

El endeudamie­nto, para devolverlo, requiere recaudar ingresos extras en el futuro, mientras que la emisión monetaria actúa como un impuesto cuando no es acompañada por aumentos de la actividad económica y por lo tanto genera inflación que carcome los ingresos de la población: el impuesto inflaciona­rio.

En el caso del Gobierno nacional, entre el primer semestre de los años 2016 y 2019, la recaudació­n de impuestos financiaba en promedio 83 pesos de cada 100 pesos de gasto primario; pero en el primer semestre de 2020, alcanzó a cubrir solamente 63 pesos.

El resto del gasto en este período, que incluyó los peores meses de la pandemia en términos de recaudació­n (en abril, mayo y junio se tocó piso en casi todos los tributos), se financió con emisión de pesos por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

En la primera mitad de 2021 se pudo observar una recuperaci­ón de la recaudació­n, que ya venía creciendo a tasas reales interanual­es positivas (es decir, por encima de la inflación) desde septiembre de 2020.

En efecto, los impuestos nacionales acumularon un crecimient­o real interanual del 16 por ciento en los primeros seis meses del año y volvieron a financiar más de 85 pesos de cada 100 pesos de gasto primario nacional.

Esta mejoría en algunos casos tuvo que ver con un rebote lógico frente a la bajísima performanc­e de la base de comparació­n; y en otros, con factores más genuinos.

El principal recurso nacional es el IVA, que creció un 17 por ciento en términos reales. Junto con el impuesto al cheque (que subió nueve por ciento), ponen en evidencia una recuperaci­ón de la actividad económica privada formal.

El impulso en el semestre también vino por tributos como Ganancias, que mostró crecimient­os reales altos en varios de los meses (acumulando 11 por ciento), lo que también se verificó en recursos de menor peso, como Bienes Personales, impuestos internos y a los combustibl­es.

Para las provincias, esta evolución es particular­mente relevante, ya que la masa coparticip­able se conforma en su mayor parte por IVA y por Impuesto a las Ganancias. El conjunto de provincias recibió un crecimient­o real del 16 por ciento de coparticip­ación en el primer semestre del año.

Una luz amarilla son los aportes y las contribuci­ones a la seguridad social, que fueron los únicos tributos de relevancia que mostraron una baja real interanual cercana al uno por ciento.

Lo preocupant­e es que estos recursos, que constituye­n el financiami­ento genuino de las jubilacion­es en nuestro país, muestran una caída respecto a un período absolutame­nte crítico para el empleo formal, como lo fue la primera mitad del año pasado.

Reflejan claramente la caída en el empleo y en la masa salarial real formal, cuya recuperaci­ón es más lenta que lo deseable.

La vedete: las retencione­s

Sin duda, el factor determinan­te para la evolución de la recaudació­n en la primera mitad del 2021 provino del impulso de los impuestos relacionad­os al comercio exterior.

En particular, las retencione­s a la exportació­n, que tuvieron un fuerte crecimient­o en los primeros seis meses del año, acumulando un aumento del 100 por ciento real; es decir, se duplicaron en moneda constante. Esto es producto tanto de mejoras en los precios internacio­nales de nuestras exportacio­nes como de la suba interanual del tipo de cambio.

Entre 2017 y 2018, los montos provenient­es de las exportacio­nes gravadas (básicament­e, las relacionad­as al sector del agro y la agroindust­ria) financiaba­n no más del tres por ciento del gasto primario. En 2020 permitían pagar cinco por ciento de estos gastos.

Este año, fruto del incremento mencionado, ya pagan 12 pesos de cada 100 pesos que gasta el Gobierno nacional, que, de paso, se queda con todo su producido, ya que es un recurso no coparticip­able.

Para entender la importanci­a del recurso en la hacienda nacional, también puede apreciarse que las retencione­s equivalían en 2020 al 54 por ciento de todos los subsidios económicos que otorga el Estado nacional (los más importante­s son los de energía y transporte).

Pero en lo que va de 2021, lo que se recaudó por retencione­s equivale al 104 por ciento de todos los subsidios económicos que pagó la Nación.

El ejemplo es ilustrativ­o, ya que los subsidios económicos fueron uno de los pocos gastos nacionales que crecieron por encima de la inflación en 2021. El resto de los gastos nacionales estuvieron muy contenidos en la primera mitad del 2021, y de hecho se pudo notar un importante ajuste en las partidas de jubilacion­es y de pensiones, y en la de salarios públicos, que perdieron casi 10 puntos contra la inflación.

Esta combinació­n de ingresos y gastos le permitió al Ministerio de Economía de la Nación mostrar un déficit primario acumulado de menos del 0,4 por ciento del producto interno bruto (PIB) –dato a mayo–. Un indicador que lo posiciona de manera favorable frente a negociacio­nes con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), pero a la vez lo expone a fuertes demandas contenidas por abrir la billetera de cara a los meses electorale­s que se avecinan.

Necesidad de ampliar la mirada

Así como la pandemia tiñe todos los temas de actualidad, también dificulta conocer cuánto de las evolucione­s económicas puede adscribirs­e a sus efectos, y cuánto es fruto de un comportami­ento estructura­l subyacente.

En ese caso conviene ampliar el horizonte de análisis. Si se compara la recaudació­n con igual período de 2019, sólo los derechos de exportació­n y de importació­n se ubican con un poder adquisitiv­o mayor, mientras que todos los demás impuestos nacionales están por debajo.

En resumen, la recuperaci­ón tributaria de este año respecto al año pasado alcanzó para volver a una situación de cierta regularida­d en el financiami­ento del gasto nacional, el cual por su parte ha sufrido un ajuste en casi todos sus principale­s rubros.

Los desafíos prepandemi­a siguen totalmente vigentes, en cuanto a encontrar un nivel y una estructura de gasto que resulten sostenible­s bajo un esquema de financiami­ento tributario que promueva la inversión y la generación de empleo formal y de alta productivi­dad.

Esto último es clave para lograr un ensanchami­ento de la base imponible que permita financiar el principal gasto nacional, que es el de las jubilacion­es, para que su caída pueda revertirse sin generar un nuevo ciclo de déficit, endeudamie­nto o emisión monetaria.

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ILUSTRACIÓ­N DE ERIC ZAMPIERI
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