Ayudado por la mano de Dios
¿Influyó el Papa en el nombramiento de Molina? Iglesia enojada y relaciones K.
¿Fue un guiño del Papa Francisco desde Roma lo que destrabó su designación? El sábado 23, bien entrada la madrugada, el padre Juan Carlos Molina accedió a su cuenta de Twitter y escribió: “Creo que se vienen desafíos nuevos…”. El misterio se disiparía el viernes 29, cuando el jefe de Gabinete Jorge Capitanich anunció que el cura pasaría a ocupar la titularidad de la Secretaría de Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
La decisión desconcertó al ámbito local. No se consultó a la Iglesia para su nombramiento. Desde la propia Sedronar, ni enterados. La determinación parecería haber venido desde arriba, tal vez mucho más de lo imaginado. ¿Por qué no se consultó al Episcopado? ¿Quiénes estuvie- ron realmente al tanto de su designación?
Que el Papa Francisco esté en el Vaticano no quiere decir que pierda de vista lo que pasa en su país. A través de sus mensajes públicos, hizo llegar sus preocupaciones por el avance del narcotráfico en la Argentina. Incluso detrás del duro documento que la Iglesia envío al Poder Ejecutivo hace un mes, que habría sido la causa de la designación de Molina al frente de la
Francisco ya manifestó desde Roma su preocupación por el narcotráfico. Incluso, influyó en el tono del último documento de la Iglesia local.
Secretaría, habrían estado las propias manos del ex cardenal Bergoglio.
En primera instancia, según cuenta una fuente con acceso a los medios eclesiásticos, el escrito original que la Iglesia preparaba tenía una orientación más social: atender al adicto, la importancia de la recuperación, luchar contra la droga desde el aspecto humano, desde los consumidores. Fue por obra del mismo Francisco que, a través de su poderosa influencia en el episcopado nacional, se determinó que el eje del escrito virase radicalmente. El mensaje pasó a llamarse “El Drama de la droga y el narcotráfico”, un fuerte reclamo a las autoridades nacionales y provinciales por “acciones urgentes” para combatir el avance, denunciando incluso la complicidad de “fuerzas de seguridad, funcionarios de la Justicia y políticos”.
Según la misma fuente, la relación entre Cristina y Francisco está transitando por su mejor momento. Habría una línea directa entre ellos. Después de años de desencuentros -Néstor Kirchner llegó incluso a calificarlo como su “gran enemigo político”-, la designación de Bergoglio en el Vaticano parece haber neutralizado las tensiones. Existe entre los dos una suerte de pacto de no agresión, y que ninguno de ellos estaría interesado en romper.
El Ejecutivo, frente al salto exponencial del poderío de Francisco, trata de mantener al Papa, potencialmente un adversario muy peligroso, satisfecho.
Dentro de ese esquema, resultaría poco convincente que el nombramiento de Molina al frente de la Sedronar, indican las fuentes, haya sido unilateral. “La designación la resolvió la Presidenta”, aclaró Capitanich, pero lo cierto es que es altamente improbable que se haya llevado a cabo sin el visto bueno del Papa Francisco, quien conoce a Molina (incluso este twitteó algunas fotos con él) y sabe de su trabajo en el país. Según los conocedores, lejos estaría de los planes del Gobierno realizar cualquier tipo de maniobra imprevista que pudiese llegar a siquiera alterar su relación con el sumo pontífice. Extrema delicadeza.
JUEGO POLÍTICO. Claro que el Papa también juega su parte, hábil en el manejo de la política y los medios. “Un animal político”, lo describe una persona con fuerte vinculación al más alto clero. En el último viaje de Sergio Massa a España, dónde se reunió con empresarios y políticos ibéricos de primera línea, el diputado electo habría realizado todas las gestiones para coordinar una reunión con Bergoglio. Al parecer, consciente el Papa de lo que cotiza su rostro en una foto, finalmente optó por no recibir a uno de los referentes de la oposición.
Por otro lado, Francisco tiene a la Iglesia desconcertada. Nada sabían los curas de los planes para Molina, y la decisión molesta desde lo institucional. Si bien se aclaró que el padre asume “a título personal”, el Episcopado teme que si su tarea al frente de la Sedronar no es buena, la responsabilidad recaiga en última instancia sobre la Iglesia. Por lo pronto, el sacerdote le solicitó a su Obispo, Miguel Ángel D´Annibale, que le retire las licencias ministeriales para poder ejercer su nuevo cargo. Al frente de la Sedronar, no podrá celebrar los sacramentos ni presidir el culto público de la Iglesia.
El sacerdote Juan Carlos Molina, asumió el miércoles 4, junto a la nueva ministra de Seguridad María Cecilia Rodriguez, el puesto que Rafael Bielsa dejó vacante en marzo de este año. El Jefe de Gabinete explicó que el plan estratégico para paliar el avance del narcotráfico quedará dividido en dos frentes: “El componente de seguridad y el de abordaje social”, el segundo efectivamente a cargo de la Sedronar. La misión de Molina estaría dirigida a la rehabilitación de adictos, no a la persecución de narcos.
De profunda llegada a la familia Kirchner y asesor ad-honorem del Ministerio de Desarrollo Social, el camino de Molina hacia su primer cargo público empezó hace varios años en la Patagonia. Trabajaba con jóvenes con diversas problemáticas sociales.
Apareció en las tapas de los medios santacruceños por primera vez en el incidente que tuvo lugar cuando almorzaba en mayo del 2007 junto a la Ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner, y fueron agredidos por manifestantes. Por otro lado, su vínculo con la familia presidencial fue creciendo: fue uno de los sacerdotes que estuvo en el íntimo funeral del ex mandatario, y fue señalado con Cristina como uno de sus dos curas favoritos.
Hoy Molina está muy vinculado a Capitanich, y es en parte gracias a su gestión, sin olvidar el más que probable aval del Papa Francisco, que llegó a la gestión pública.
Dentro de ese esquema, resultaría poco convincente que el nombramiento de Molina al frente de la Sedronar, indican las fuentes, haya sido unilateral. “La designación la resolvió la Presidenta”, aclaró Capitanich, pero lo cierto es que es altamente improbable que se haya llevado a cabo sin el visto bueno del Papa Francisco, quien conoce a Molina (incluso este twitteó algunas fotos con él) y sabe de su trabajo en el país. Según los conocedores, lejos estaría de los planes del Gobierno realizar cualquier tipo de maniobra imprevista que pudiese llegar a siquiera alterar su relación con el sumo pontífice. Extrema delicadeza.
JUEGO POLÍTICO. Claro que el Papa también juega su parte, hábil en el manejo de la política y los medios. “Un animal político”, lo describe una persona con fuerte vinculación al más alto clero. En el último viaje de Sergio Massa a España, dónde se reunió con empresarios y políticos ibéricos de primera línea, el diputado electo habría realizado todas las gestiones para coordinar una reunión con Bergoglio. Al parecer, consciente el Papa de lo que cotiza su rostro en una foto, finalmente optó por no recibir a uno de los referentes de la oposición.
Por otro lado, Francisco tiene a la Iglesia desconcertada. Nada sabían los curas de los planes para Molina, y la decisión molesta desde lo institucional. Si bien se aclaró que el padre asume “a título personal”, el Episcopado teme que si su tarea al frente de la Sedronar no es buena, la responsabilidad recaiga en última instancia sobre la Iglesia. Por lo pronto, el sacerdote le solicitó a su Obispo, Miguel Ángel D´Annibale, que le retire las licencias ministeriales para poder ejercer su nuevo cargo. Al frente de la Sedronar, no podrá celebrar los sacramentos ni presidir el culto público de la Iglesia.
El sacerdote Juan Carlos Molina, asumió el miércoles 4, junto a la nueva ministra de Seguridad María Cecilia Rodriguez, el puesto que Rafael Bielsa dejó vacante en marzo de este año. El Jefe de Gabinete explicó que el plan estratégico para paliar el avance del narcotráfico quedará dividido en dos frentes: “El componente de seguridad y el de abordaje social”, el segundo efectivamente a cargo de la Sedronar. La misión de Molina estaría dirigida a la rehabilitación de adictos, no a la persecución de narcos.
De profunda llegada a la familia Kirchner y asesor ad-honorem del Ministerio de Desarrollo Social, el camino de Molina hacia su primer cargo público empezó hace varios años en la Patagonia. Trabajaba con jóvenes con diversas problemáticas sociales.
Apareció en las tapas de los medios santacruceños por primera vez en el incidente que tuvo lugar cuando almorzaba en mayo del 2007 junto a la Ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner, y fueron agredidos por manifestantes. Por otro lado, su vínculo con la familia presidencial fue creciendo: fue uno de los sacerdotes que estuvo en el íntimo funeral del ex mandatario, y fue señalado con Cristina como uno de sus dos curas favoritos.
Hoy Molina está muy vinculado a Capitanich, y es en parte gracias a su gestión, sin olvidar el más que probable aval del Papa Francisco, que llegó a la gestión pública.