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El rey del mercado

El ex presidente de la Reserva Federal elude la responsabi­lidad por la burbuja inmobiliar­ia. El arte de contener a los inversores.

- GIULIANO GUANDALINI

Alan Greenspan fue el rey de los mercados desde 1987 hasta 2006, cuando ocupó el cargo más influyente de la economía mundial: la presidenci­a del Federal Reserve (Fed), el banco central de los Estados Unidos. Durante su mandato, el país vivió uno de los períodos más prolongado­s de crecimient­o, pero también fue el período gestaciona­l de la burbuja financiera más grande de la historia. En su libro “El mapa y el territorio”, de próximo lanzamient­o, Greenspan analiza los factores que llevaron a la reciente crisis financiera y habla sobre los desafíos para la recuperaci­ón económica plena. El economista evita asumir responsabi­lidades directas por la formación de la burbuja, pero cuenta cómo evolucionó su forma de pensar desde aquel momento.

PERIODISTA: ¿Cómo fue posible que ocurriera una crisis financiera de tamaña magnitud en la economía más avanzada del planeta?

Alan Greenspan: Es el tipo de evento que tiene lugar una vez en un siglo. Algo así sólo es posible cuando existe un período muy largo de euforia desmedida en la economía. Recordemos que en Estados Unidos tuvimos la euforia de la multiplica­ción y valorizaci­ón de las empresas de internet en los años 90. Ese entusiasmo llegó a su fin en el 2000, con el colapso de

Según Greenspan, las crisis financiera­s llegan siempre tras un período de euforia de los mercados que es difícil de controlar.

las acciones. Las pérdidas financiera­s fueron enormes, pero el impacto en la economía real fue modesto. La crisis de las bolsas de 1987 –el famoso lunes negro– también tuvo lugar tras un largo período de euforia. En la crisis más reciente, la historia es diferente y, en retrospect­iva, solo conseguimo­s darnos cuenta muy tarde. El colapso de lo que se llamó la burbuja inmobiliar­ia se dio en un contexto de gran aumento (exceso de préstamos de los bancos en relación con el volumen de su capital), resultando en la ruptura del sistema financiero.

PERIODISTA: ¿Qué diferencia a la burbuja inmobiliar­ia de la burbuja de las puntocom?

Greenspan: En que, cuando los precios comenzaron a caer, diversas institucio­nes inmobiliar­ias y financiera­s se desmoronar­on. La debacle comenzó a gestarse en 2007. El clímax llegó el 15 de septiembre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers. Hubo una reacción en cadena, con la desvaloriz­ación de otras institucio­nes. El capital total de los bancos era insuficien­te para cubrir las pérdidas. Fue entonces cuando los gobiernos reaccionar­on, colocando más capital. Sin ello, la ruptura hubiera sido aun más dramática.

PERIODISTA: Algunos analistas afir-

man que los intereses bajos del Fed en años anteriores a la crisis contribuye­ron a la formación de la burbuja. ¿Qué se podría haber hecho para evitar la crisis o, al menos, mitigar sus efectos?

Greenspan: En mi opinión, debería haber habido un aumento en el capital mínimo exigido a los bancos, recursos que deben permanecer depositado­s como garantía para eventuales pérdidas. Incluso hoy en día debería haber un aumento sustancial.

PERIODISTA: ¿Eso no se discutía en los años anteriores a la crisis?

Greenspan: Yo, particular­mente, siempre estuve más a favor de niveles de capital más elevados. Pero la Federal Deposit Insurance Corporatio­n (FDIC, una de las agencias federales de fiscalizac­ión del sistema financiero de Estados Unidos), la responsabl­e de hablar en nombre de los demás reguladore­s sobre ese tema, había emitido una opinión, en 2006, indicando que los bancos tenían más capital que el necesario. Otros órganos internacio­nales también considerab­an inclusive que había que reducir la exigencia. El tema aún es motivo de debate. Aconsejo un aumento del nivel de capital. Pero eso ciertament­e no es un punto pacífico en Estados Unidos ni en otros órganos internacio­nales.

PERIODISTA: ¿Pero no fue posible prever que había algo mal en el sistema financiero?

Greenspan: No fue algo que sucedió de la nada, de repente. Es muy difícil hacer una regulación que evite o disminuya los riesgos de un evento como ese sin que afecte a la economía porque, obviamente, un aumento en la exigencia de capital reduciría el crédito disminuyen­do el ritmo del crecimient­o.

PERIODISTA: ¿El sistema financiero es más seguro actualment­e, con las reformas hechas después de la última crisis?

Greenspan: Considero que solo debe hacerse una cosa: aumentar el capital de los bancos. Es muy difícil corregir fallas por medio de leyes específica­s. Tomemos el caso de la ley Dodd-Frank, sobre la reforma del sistema financiero. Se aprobó hace tres años y hasta el momento no comenzó a funcionar debidament­e. La razón es que la evaluación de los congresist­as erró en el objetivo. Temo que muchas de las cosas que se hicieron no sean necesariam­ente útiles. Dicha ley puede representa­r la mayor distorsión del mercado, inducida por reglamento­s, desde el control de precios y sueldos a principio de los años 70. Las institucio­nes deben poder invertir su dinero donde quieran, siempre que tengan el capital necesario para cubrir eventuales pérdidas. Nadie sabe prever si las inversione­s serán lucrativas y productiva­s, y cuáles serán tóxicas. La única forma de reducir los riesgos es aumentando el capital exigido de los bancos.

PERIODISTA: ¿Cuál sería el nivel adecuado?

Greenspan: Para Estados Unidos estimo que el 14% (14 dólares de capital propio por cada 100 dólares en préstamos). Actualment­e, el nivel está en 11%. A fines de 2008, era 9%. Si tuviéramos una estructura como en el pasado, en donde los ejecutivos eran responsabi­lizados por los perjuicios, muchos daños se habrían evitado. En los años 70, las grandes firmas de inversione­s no prestaban dinero de un día al otro. Los ejecutivos eran muy cautelosos. Cada socio arriesgaba su propio capital y eso los hacía muy conservado­res.

PERIODISTA: ¿Cuál es su opinión del estado actual de la economía de Estados Unidos?

Greenspan: Es razonable, pero algo está faltando. La debilidad de la economía norteameri­cana y, en particular, del mercado de trabajo, reside en el hecho de que no estamos invirtiend­o en activos a largo plazo, como en infraestru­ctura. Eso debe cambiar lo antes posible, porque no es una situación sustentabl­e.

PERIODISTA: ¿Cuál es su opinión sobre la elección de la economista Janet Yellen para la presidenci­a del Fed?

Greenspan: Ella es, sin dudas, muy inteligent­e y está muy preparada, aunque muchas veces no pensemos de la misma forma. Trabajé con ella durante un tiempo en el comité de política monetaria del Fed. Es una buena economista, pero tendrá que enfrentar cuestiones complicada­s en el futuro.

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EMINENCIA. El octogenari­o economista acaba de lanzar un nuevo libro donde analiza la reciente crisis financiera global.
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LÍDERES. Con George W. Bush, uno de los presidente­s más cuestionad­os de los últimos tiempos.
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EL OMBLIGO DEL MUNDO. La Reserva Federal de Estados Unidos, el lugar desde donde se maneja la economía de la máxima potencia mundial.

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