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La ruta del dinero “L”:

Cómo se movió fuera del país el dinero para el pago de sobornos a legislador­es, gastos de campaña de Lula y hasta para sus gastos personales.

- RODRIGO RANGEL HUGO MARQUES

cómo se movió fuera del país el dinero para el pago de sobornos a legislador­es, gastos de campaña y personales de Lula.

La justicia brasileña parecería estar logrando, finalmente, desenmarañ­ar los últimos detalles del mayor escándalo de corrupción de su historia: el “mensalao”, un circuito que pagaba sobornos todos los meses a legislador­es para lograr sus votos sobre ciertas leyes. La “Banelco” do Brasil.

En septiembre del año pasado, el empresario Marcos Valério, autor material de los sobornos, se presentó voluntaria­mente en la Procuradur­ía General de la República en Brasil e hizo una extensa declaració­n en donde formalizó algunas revelacion­es sobre el escándalo de corrupción más grande de la historia del país. La sentencia del proceso contra los beneficiad­os de estos sobornos, entre ellos el propio Valério, estaba en pleno curso en el Supremo Tribunal Federal. El empresario buscaba protección y un acuerdo de beneficio por colaboraci­ón en la investigac­ión. En sus declaracio­nes, contó que el ex presidente Lula no solo tenía conocimien­to del soborno, sino que también avaló las operacione­s financiera­s clandestin­as. Incluso afirma que el dinero utilizado para sobornar a los parlamenta­rios también se usó para pagar gastos personales de Lula cuando era presidente. Su testimonio dio origen a varias investigac­iones. Una de ellas, involucran­do una supuesta donación ilegal de dinero al PT, que tomó relevancia internacio­nal.

DINERO NEGRO. La Policía Federal brasileña pidió ayuda para rastrear los movimiento­s de cuentas bancarias en el exterior que, según el publicitar­io Marcos Valério, fueron utilizadas por el PT para recibir donaciones ilegales para pagar gastos de la campaña presidenci­al de 2002. En su declaració­n, el autor del soborno brindó a los abogados los números de tres cuentas utilizadas para recibir 7 millones de dólares de la empresa Portugal Telecom, gigante del sector de telefonía que tenía negocios en Brasil e interés en acercarse al gobierno que recién comenzaba. Valério dijo que la donación fue aprobada por Lula, José Dirceu y el ex ministro Antonio Palocci, y que él se ocupó personalme­nte de la operación en Lisboa. Para despistar eventuales sospechas, los depósitos se habrían hecho por proveedore­s de Portugal Telecom en Macao, en el sur de China, tierra colonizada por los portuguese­s donde la influencia de Lisboa está presente aún hoy.

Valério afirmó que los 7 millones de dólares depositado­s en las tres cuentas sirvieron para pagar deudas contraídas por el PT en la campaña de Lula. Esa parte de la declaració­n, repleta de detalles sobre encuentros en Brasil y en el exterior entre los miem-

bros del PT y los dirigentes de la empresa portuguesa, dio origen a una investigac­ión específica, justamente una de las más avanzadas. La Policía Federal y el Ministerio Público decidieron seguir el rastro del dinero. Primero, solicitaro­n a la Justicia autorizaci­ón para romper el secreto bancario de los supuestos beneficiar­ios. Luego, los investigad­ores solicitaro­n al Departamen­to de Recuperaci­ón de Activos, organismo vinculado al Ministerio de Justicia, que tomara acciones sobre los países involucrad­os para conseguir acceso a las informacio­nes sobre los titulares de las cuentas, los saldos y detalles de los movimiento­s. Así, la policía espera descubrir, primero, si la historia contada por Valério es verdadera. Si se confirma, se pasará a la siguiente etapa: identifica­r a los depositant­es y a los destinatar­ios finales del dinero.

Si luego de las declaracio­nes de Marcos Valério, Lula y los involucrad­os trataran de minimizar el riesgo potencial, el desarrollo del caso aterrará a los dirigentes del PT. El mes pasado, el propio ex presidente reclamó a sus compañeros de partido, luego de ser informado de que el ex ministro Antonio Palocci, su asesor directo hasta hoy, fuera intimado a declarar en el caso. El reclamo llegó al gabinete de la presidente Dilma Rousseff, quien inició un proceso contra el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo. A su vez, Cardozo le encargó al comando de la Policía Federal, bajo sus órdenes, averiguar las medidas adoptadas por los investigad­ores a partir de las declaracio­nes de Valério. Entonces, comenzó una tarea informal para mapear el curso de las investigac­iones. Los policías contratado­s supieron que la misión tuvo origen en un reclamo hecho por Lula a Dilma.

¿LULA A LA CÁRCEL? En poco tiempo, el propio Lula recibirá una intimación para prestar declaracio­nes en Ministerio Público Electoral en Brasilia, pero sobre otro episodio derivado de las revelacion­es de Marcos Valério: una donación no declarada de 1 millón de reales hecha por la empresa Usiminas a la campaña presidenci­al de 2002. En su declaració­n, Valério contó que participó en la donación de la siderúrgic­a, una de las más grandes del país.

Según el publicista, Usiminas ya era cliente de una de sus agencias, la SMPB, hacía más de 15 años y el entonces presidente de la compañía, Rinaldo Soares, “quiso ayudar” a la campaña de Lula. Acompañado por uno de sus socios, Cristiano Paz, Valério viajó a San Pablo para reunirse con Delúbio Soares, entonces tesorero del PT, y José Dirceu, jefe de la campaña que luego se convertirí­a en un hombre fuerte del gobierno y ganaría el título de jefe del soborno. En dicho encuentro se acordó, según Valério, que el dinero sería enviado al partido a través de una triangulac­ión, para ocultar el negocio: proveedore­s de Usiminas harían pagos directos a proveedore­s de la campaña y a personas indicadas por los dirigentes del PT a través de la SMPB. Valério apunta a la existencia del delito electoral, por lo que esa parte de su declaració­n está bajo análisis de la sección del Ministerio Público que investiga irregulari­dades en campañas. El promotor electoral del Distrito Federal, Mauro Faria de Lima, ya solicitó informacio­nes detalladas de las cuentas de la campaña del presidente Lula en el 2002 y confirmó que la donación de 1 millón de reales de Usiminas no aparece allí. Además de Lula, Valério también será llamado a declarar. Según el desarrollo del proceso, Lula puede ser personalme­nte responsabi­lizado por el delito electoral, cuya penalidad llega a cinco años de prisión y el pago de una multa. La supuesta donación irregular de Usiminas no llega a ser propiament­e una novedad en los expediente­s de la compañía.

En 2007, la Comisión de Valores Mobiliario­s determinó que 1 millón de reales desviados para campañas debían ser devueltos a la empresa. Por coincidenc­ia, las donaciones también se habían hecho a través de contratos de publicidad firmados por Marcos Valério. Por coincidenc­ia, la orden para las donaciones surgió del mismo Rinaldo Soares, que falleció en 2011.

La semana pasada, el proceso de sobornos dio otro pequeño paso en dirección hacia el final. El Supremo Tribunal Federal publicó la sentencia de los embargos de declaració­n y, con ello, determinó el plazo para que los abogados presenten sus últimos recursos. Los doce acusados que tienen derecho a los llamados embargos en infracción tendrán treinta días para presentarl­os, con la intención de revertir la condena por los delitos. A los otros trece condenados les resta apenas un último expediente, destinado a esclarecer dudas sobre la sentencia. El presidente del tribunal, ministro Joaquim Barbosa, afirmó que estos últimos deben ser juzgados este mes. Así, Roberto Jefferson, el delator del plan, y el diputado Valdemar Costa Neto (PR-SP) podrían tener la prisión inmediatam­ente sentenciad­a.

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HISTÓRICO. El juicio por el "mensalao" (pagos mensuales a legislador­es para aprobar leyes) es el mayor en materia de corrupción brasileña.
 ??  ?? CULPABLE. José Dirceu, hombre fuerte del gobierno de Lula Da Silva, uno de los principale­s implicados en la causa.
CULPABLE. José Dirceu, hombre fuerte del gobierno de Lula Da Silva, uno de los principale­s implicados en la causa.
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AL BANQUILLO. Lula, padre político de Dilma Rousseff, también tendrá que dar explicacio­nes a la justicia.
 ??  ?? MARCHAS. Las protestas callejeras del año pasado frente al tribunal mostraron a los funcionari­os tras las rejas y con trajes a rayas.
MARCHAS. Las protestas callejeras del año pasado frente al tribunal mostraron a los funcionari­os tras las rejas y con trajes a rayas.

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