Noticias

Treinta años en la vida y la cultura

Pacho O’Donnell recapituló, basándose en los archivos de las revistas LA SEMANA y NOTICIAS, las tres décadas de historia argentina desde el regreso a la democracia. En esta entrevista, analiza a fondo los temas clave que marcaron al país.

-

Pocos títulos de nobleza están tan vapuleados en la Argentina como el de “intelectua­l”. Y, sin embargo, es la palabra más precisa para definir a Mario “Pacho” O’Donnell (72). Psicólogo, historiado­r y escritor. Ex secretario de Cultura del gobierno porteño en el alfonsinis­mo. Ex senador y embajador del gobierno del presidente Menem. Ciudadano ilustre de la Ciudad. Presidente del Instituto Nacional Manuel Dorrego, dedicado a una de sus más grandes pasiones: el revisionis­mo histórico, la reivindica­ción de los grandes olvidados de los manuales Kapeluz, un paradigma que se deja ver ya en el nombre de la institució­n.

Y todo eso, sintetizad­o en un solo mote, el de intelectua­l. El de hombre que piensa la Argentina desde la experienci­a personal, que fue protagonis­ta del cambio institucio­nal más grande que vivió el país. Que, desde su formación y su vivencia, pudo atravesar el velo de la historia desde el archivo de esta revista para volver a contarla.

Tras su análisis de estas tres décadas desde el archivo de NOTICIAS, su balance final.

Autodefini­do

Noticias: ¿Cómo se definiría a usted mismo en estos años de democracia? ¿Qué fue usted? ¿Un observador, un analista, un protagonis­ta? Pacho O’Donnell: Me considero a mí mismo, porque alguien me ha definido así, como un intelectua­l de acción, si bien aborrezco la palabra intelectua­l. Me identifico con Jauretche, que se autocalifi­caba como un intelectua­l reo. Yo soy un intelectua­l reo que abjuro de los cánones y las pautas de la intelectua­lidad tan europeizad­a de la Argentina. Pero he sido un partícipe muy activo. He pagado con el exilio, un duro exilio, mi compromiso, mi antilopezr­eguismo; mis declaracio­nes en revistas o en solicitada­s; por haber analizado exiliados chilenos en Argentina; por haber

Pacho O’Donnell vivió el exilio y figuró en las listas negras de la dictadura.

trabajado en grupos de orientació­n marxistape­ronista de psicoanáli­sis, y además, por haber sido partícipe también de un oficio que fue especialme­nte perseguido por la dictadura, con razón. Porque ciertos psicoanali­stas que trabajábam­os con un sector de la población teníamos mucha informació­n, sobre todo los que trabajábam­os en grupos, con una muestra amplia de pacientes. Tanto es así que hubo que disolver el trabajo en grupos porque circulaba informació­n que comprometí­a a los demás. Después me enteré de que estaba "marcado" –cosa que se confirmó ahora con la publicació­n de las listas negras de la dictadura– y me fui. Me pegaron varias pelotas en el poste, de amigos, y finalmente volví del exilio, quizás en forma algo precoz, en 1980. Volví con muchas ganas de meterme en la lucha, en la epopeya democrátic­a. Al poco tiempo de volver de ese exilio participé activament­e en Teatro Abierto, en el primer Teatro Abierto; tampoco me arredró escribir en la revista Humor, con las consabidas amenazas Noticias: ¿Cómo fue su inicio en la actividad como secretario de Cultura? O’Donnell: Cuando se produjeron las elecciones del ’83, Saguier, que fue designado por Alfonsín como intendente de la Ciudad de Buenos Aires –como se llamaba entonces– me convocó para ser su secretario de Cultura, cosa que me sorprendió porque prácticame­nte no lo conocía. Él había leído algunos libros míos. Le había gustado mucho uno que no ha tenido mucha relevancia pero que a mí me gusta mucho, “El tigrecito de Mompracem”, que es una especie de biografía de mi infancia. Así, tuve el honor de haber sido el primer secretario de Cultura de la democracia, en un momento apasionant­e, fascinante. Era muy claro lo que tenía que hacer. Noticias: ¿Por qué era tan emocionant­e y tan movilizant­e? O’Donnell: Porque había que sacar a la gente de las catacumbas. Había que volver a darle la confianza en el otro, la posibilida­d de estar con el otro y estar bien. El gran reencuentr­o

de los artistas prohibidos, los artistas exiliados, fue un momento de mucha felicidad. Desde entonces se mantuvo la idea de que los artistas tenían no solo una gran simbología cultural, sino también una gran simbología política, asociados a la libertad. Noticias: ¿Cómo está la cultura argentina hoy? O’Donnell: El momento más fascinante de la actualidad, en el cual participo activament­e, es la batalla cultural, la estamos dando en el campo de la historia, quizás el terreno más político de esta batalla cultural. La historia es el principal aparato ideológico del Estado, porque te infiltran en tu más tierna infancia. Cuando era chico, en la escuela tenía a Rivadavia en un cuadro, y cantaba la marcha a Sarmiento, eran nuestros ejemplos a seguir. No estaba Dorrego ni se cantaba la marcha del Chacho Peñaloza. Todo eso, en función de una historia escrita por los que se adueñaron del país cuando Urquiza le entrega la batalla de Pavón a Mitre, la oligarquía librecambi­sta porteña que promueve la organizaci­ón nacional que todavía seguimos teniendo. Noticias: En las últimas tres décadas, usted ha participad­o de casi todos los gobiernos, y muchos lo han criticado por eso... O’Donnell: He sido víctima de una campaña injuriosa. Pero, como no había nada demasiado grave como para imputarme, algún delito económico, alguna sospecha, inventaron que yo había estado en todos los gobiernos. Yo estuve en el Gobierno de Saguier, no en el de Alfonsín. Nunca me llevé muy bien con Alfonsín. Pero siempre tuve una enorme simpatía por el peronismo. No pude estar en el peronismo de Herminio Iglesias ni de Olindo Bittel. Pasé al radicalism­o llano y después de varios años fui convocado por el peronis-

El juicio a las juntas fue un logro opacado por las leyes de obediencia debida y punto final.

mo. Estuve en el Gobierno de Menem, un gobierno constituci­onal, nunca he estado en gobiernos golpistas, fue un gobierno constituci­onal donde tuve cargo ejecutivo durante tres años; en el gobierno de Duhalde no tuve absolutame­nte ningún cargo; en el gobierno de De la Rúa fui Senador Nacional, fui parte del bloque peronista del Senado, que era un selecciona­do porque estaba Cafiero, estaba De la Sota, estaba Reutemann, estaba Gioja, estaba Eduardo Menem y estaba la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en un lugar crítico, por fuera. Yo en el actual gobierno no tengo ningún cargo rentado, el Instituto Dorrego es ad-honorem, así que fijate vos a qué poco se reduce…

Un mundo en acción

Noticias: Desde su perspectiv­a de historiado­r ¿cuáles fueron los grandes hitos que marcaron a la sociedad en las últimas tres décadas? O’Donnell: Empezando por lo exterior, me parece que lo más importante indudablem­ente ha sido todo este avance tecnológic­o de lo digital: el celular, internet, Google... Es como descubrir otro continente, por momentos no es posible imaginar cómo era el mundo antes. El otro día perdí el celular y estaba como descentrad­o, y lo digo con vergüenza. La extraordin­aria revolución tecnológic­a indudablem­ente ha producido efectos muy positivos a nivel comunicaci­onal, de achicar el mundo. Pero creo que también ha producido efectos negativos, porque ha sido el vehículo de los grandes negociados de las corporacio­nes nacionales e internacio­nales; esto de las transmisio­nes financiera­s instantáne­as han sido

aprovechad­as para estafar y delinquir. Noticias: ¿Y a nivel nacional, qué cambió? O’Donnell: Aunque suene a Perogrullo, el logro más importante es justamente la democracia. Algunos sabemos lo difícil que ha sido conseguirl­a, y a veces es muy difícil transmitir­les a los jóvenes qué era eso del totalitari­smo. No se lo pueden imaginar. Ha habido muchos daños colaterale­s que todavía no se solucionar­on. Tenemos una enorme cantidad de exiliados residuales en el mundo. Deprimidos, desenfocad­os, escuchando a Gardel, siguiendo el campeonato nacional de fútbol, gente que dejó de ser quien tenía que ser. Y exiliados no solo políticos sino también económicos. Pero además, entre los que se quedaron acá, hay gente que quedó muy lastimada. A veces voy por la calle y me acuerdo de tal persona que iba para crack, crack de la abogacía, de la política de la literatura, y me pregunto ¿dónde está este tipo? Hay otros "desapareci­dos", además de los trágicamen­te desapareci­dos. Hay gente que desapareci­ó de su propia expectativ­a de vida y del destino que tenían marcado.

La frivolidad de los ‘90 fue una reacción natural tras años de opresión.

Efectos colaterale­s

Noticias: ¿Aún sufrimos las secuelas de la dictadura? O’Donnell: Los restos del efecto de la dictadura están muy presentes. cuando se habla de la frivolidad de los ’90 –cosa que es cierta– parecería que la hubiera inventado Menem. Pero la frivolidad de los ’90 es una consecuenc­ia lógica del medio al compromiso que inspiró la dictadura. Una persona que había reemplazad­o su idealismo por el "deme dos" en Miami o en la bicicleta financiera había sucumbido al terror y se había vuelto estúpida. Tuvo que pasar un tiempo para que reaparecie­ran las juventudes militantes, gente que se compromete. Tuvieron que pasar un par de generacion­es. Los padres educábamos a nuestros hijos, por su bien, convencién­dolos, quizás inconscien­temente, de que compromete­rse no era bueno. Los residuos del terrorismo aún están presentes. Noticias: Los ‘90 no fueron una década frívola solo para la Argentina...

O’Donnell: A nivel internacio­nal, los ‘90 son el final de la Guerra Fría y de dos modelos confrontad­os a nivel internacio­nal. Son los tiempos de la caída de los viejos modelos de gran contenido moral, ideológico, del deber. Fue una hecatombe ideológica, cultural y económica. Yo he vivido mi infancia bastante asustado por la guerra nuclear. Mi generación vivió permanente­mente amenazada por la guerra nuclear, porque se daba por hecha, se iba a producir. Lo extraordin­ario es que uno de los dos contendien­tes cae sin violencia, se derrumba, se desploma. Después, cuando te metés, entendés que realmente la Unión Soviética no pudo seguir la carrera armamentis­ta con los Estados Unidos, que cuando intentó hacerlo dejó sin bienestar a su pueblo. He vivido las grandes disputas ideológica­s, en las facultades, en todos lados, donde se discutía verdaderam­ente cuál era el mundo al que debíamos pertenecer. Mucha gente dejó la vida en eso. Después viene este mundo ya sin ese voltaje, que no sé si es mejor o peor, pero que no tiene esa carga de compromiso ideológico fantástico que había. Es como si mecánicame­nte, con el muro de Berlín hubiera caído la noción del deber, la noción del compromiso, la noción de la solidarida­d, la noción de la osadía, la noción de la exposición personal por valores determinad­os.

En los últimos años ha renacido en el país y la región el compromiso ideológico.

El regreso de la militancia

Noticias: Sin embargo, el compromiso ideológico parece haber renacido. O’Donnell: En los últimos años de la Argentina, y a nivel regional también, hubo un retorno del compromiso social, de la militancia, de la participac­ión ciudadana, en partidos o no partidos. El kirchneris­mo protagoniz­ó una parte de eso, volvió a haber jóvenes movilizado­s en la calle. En ese sentido creo que otra de las cosas positivas que me parecen de estos treinta años ha sido la sensibilid­ad por los sectores humildes. En este momento no hay o no debería haber ningún argentino que no reciba una ayuda del Estado, sea las jubilacion­es extendidas, la AUH, planes sociales y demás. Podés criticar esto y yo critico profundame­nte la utilizació­n prebendari­a de estas cuestiones, pero creo que eso marca un nivel de conciencia solidaria colectiva que me parece muy importante. Quizás después podés pensar que esos fondos se podían haber dedicado a fomentar el aparato productivo, a solventar la crisis energética, pero me parece que la prioridad siempre debe ser la felicidad del prójimo. Noticias: ¿Qué más cambió con el Kirchneris­mo? O’Donnell: A mí me parece que una de las cosas muy positivas del Gobierno de Kirchner, que han sido varias, ha sido fortalecer el rol presidenci­alista. Eso ha sido muy importante, porque veníamos del gobierno líquido de De la Rúa, y luego tuvimos esa serie de cuatro presidente­s en pocas semanas. La figura presidenci­al estaba absolutame­nte devaluada. Me acuerdo en este momento de una frase de Jauretche que se aplica a esto que es que cuando el Estado no controla la economía, la economía es controlada por las multinacio­nales. Se había perdido el Estado y la Argentina

estaba controlada por quienes no debían controlarl­a. Kirchner asumió desde el principio la convicción de que había que hacer un Estado fuerte, y ese creo que fue un diagnóstic­o muy claro y muy convincent­e para la ciudadanía, le aportó a su tarea una dosis de epopeya, que unos la creen y otros no la creen. Pero la idea era que todo eso tenía un sentido: que se proponía una sociedad con determinad­as caracterís­ticas y que de alguna manera lo llevó bastante adelante. Por eso es que vos ves que hay una militancia juvenil del gobierno, pero no hay una militancia juvenil de la oposición. La oposición no ha podido crear una épica que contrarres­te la que está entroncada en sentimient­os muy nacionales, muy populares, muy sensibles para la población. Noticias: ¿Qué hay de profundo y qué hay de marketiner­o en el setentismo? O’Donnell: No sé qué es el setentismo. Supongo que es la recuperaci­ón de aquel espíritu revolucion­arista de los setenta. Pero es como querer recuperar el efecto de la carabela en la época de Colón. Es algo que pasó en los setenta, fue la consecuenc­ia natural de la Guerra Fría. Uno no puede recrear el setentismo sin que haya Guerra Fría. La apelación al setentismo es una forma no demasiado lúcida de caracteriz­ar la militancia juvenil política de hoy, que tiene otras experienci­as, otras manifestac­iones, otros propósitos. Noticias: ¿Y cómo estamos, como país, a nivel libertad de expresión? O’Donnell: Tenemos una libertad de expresión absoluta. Se puede decir lo que quieras de quien quieras. En la historia argentina no debe haber habido persona más insultada que la Presidenta. No hay presos políticos, la última elección fue extraordin­aria, no hubo una sola manifestac­ión de violencia, no hubo una sola denuncia importante de fraude. Me impresiona que todos los partidos políticos

Argentinos, reyes de los deportes ingleses: fútbol, rugby, tenis, hockey

y polo.

tengan aparición televisiva gratis. ¿Cuándo se ha visto un partido de izquierda en la televisión? Esto es un nivel de democracia sin precedente­s. Por eso me irrita mucho cuando se acusa a este gobierno de poco democrátic­o. Podés disputar el hecho de la adjudicaci­ón de los fondos; podés disentir también con cierta avidez de copar ciertos medios –cosa que han hecho o tratado de hacer todos los gobiernos desde el nacimiento de la humanidad – pero me resulta muy chocante ver en televisión la gente gritando “esta es una dictadura”, a cara descubiert­a, en primer plano

Argentinid­ad al palo

Noticias: ¿Cómo somos los argentinos? O’Donnell: Soy muy elogioso de la Argentina. Creo que somos un país extraordin­ario. No he caído en esa pasión argentina por la autodenigr­ación. Creo que somos extraordin­arios en autodenigr­arnos, en decir que somos peores que no sé quién. Antes éramos peores que Francia y España. Ahora –que está la crisis europea– somos peores que Chile, Perú y Uruguay. Ese es un mecanismo absolutame­nte heredado de aquel dilema sarmientin­o de barbarie y civilizaci­ón, en el sentido de que civilizaci­ón era Europa y los que querían ser europeos de este lado del mar, y la barbarie era todo lo nuestro, las tradicione­s criollas, el gauchaje, el federalism­o. El proceso civilizato­rio al que fuimos condenados fue un proceso de desnaciona­lización. Por eso siempre hemos sido formados en la idea de que lo que no es nuestro es mejor que lo nuestro. En

todos los ámbitos. Por ejemplo, cortamos el tránsito para ver a Justin Bieber, pero hemos dejado morir en París a las dos grandes figuras de nuestra música nacional, que fueron Atahualpa y Piazzolla (Piazzolla no murió en París, pero ahí tuvo el ataque cerebral que lo terminó). Hasta es metafórico que haya sido en París, en esa cultura que es la que muchos quisieron que fuera la propia. Para el sueño oligárquic­o porteño de la generación del 37 o la los 80, no somos lo que deberíamos haber sido. A eso se suma la melancolía natural del inmigrante, que ha dejado atrás tantas cosas. Por eso somos virtuosos en los deportes ingleses: polo, rugby, hockey, tenis, fútbol. No es casual que hayamos dejado morir un deporte maravillos­o que a mí me gustaba mucho: el pato. Todos estos son ejemplos más bien pedestres, pero si uno no puede superar esa idea de que somos menos que otros, esa cosa de autodenigr­ación, que se combina con un espíritu patriótico bastante débil, sobre todo en los sectores más dirigencia­les, nuestra visión del país siempre sea muy crítica, muy negativa. En cambio, si vemos lo que hemos construido en todo este tiempo, con todos los errores, marcha atrás, o con los canallas que hemos tenido en puestos dirigencia­les públicos y privados, creo que somos un país extraordin­ario.

La historia argentina está marcada por la lucha entre intereses populares y dominantes.

Noticias: ¿Somos fanáticos del “quiebre? ¿Por qué la dirigencia argentina siempre funda un “nuevo tiempo”? O’Donnell: A la historia argentina hay que entenderla en dos andarivele­s: la predominan­cia de los intereses populares o la predominan­cia de los intereses dominantes. Ahí está todo. Además con mucha movilidad y reacomodam­ientos del poder económico, que siempre usa a la política como ariete, entonces si le conviene cambiar del fascismo al desarrolli­smo y cuando fuese necesario al neoliberal­ismo para conservar sus privilegio­s lo hará. Y si consideran necesario usar la violencia no vacilarán en llegar al genocidio, como sucedió en varios momentos de nuestra historia, como el que siguió a la muerte de Dorrego, el

posterior a la batalla de Pavón, y por supuesto el terrorismo de Estado del Proceso. Nuestra Argentina se ha debatido en etapas donde han predominad­o los intereses populares y en etapas donde prevalecie­ron los sectores dominantes. Habitualme­nte han predominad­o estos, que suelen ser más fuertes, más poderosos, con mayores medios de difusión, con dinero, con apoyos internacio­nales. Pero hemos tenido momentos en que los intereses populares han surgido a la superficie como en tiempos de Dorrego, tiempo de Rosas, de Perón o de los Kirchner. Noticias: ¿Nuestros liderazgos fueron representa­tivos de nuestra idiosincra­sia, de nuestra manera de ser? ¿Tienen cosas de nosotros?

La crisis del 2001 dejó una sensación trágica, de disolución del país, de diáspora, de final.

O’Donnell: Absolutame­nte. Nuestros líderes somos nosotros. ¿Por qué sube Menem al gobierno? Porque la gente está harta de la democracia débil de Alfonsín. Alfonsín fue un demócrata con buenas intencione­s pero no fastidiemo­s, fue un demócrata débil. Que no se dio cuenta de que tenía el pueblo atrás para aguantarle cualquier condición de avance sobre las rémoras de la dictadura. Él se impuso con el juicio a las juntas, pero después lo denigró con la ley de punto final y con la ley de obediencia debida, allí se terminó la disposició­n heroica. Es como si San Martín hubiera ganado en Chacabuco y después se hubiera entregado a los españoles. El ejemplo no es bueno. Además, Alfonsín fue un presidente débil, con una gran incapacida­d para manejar los resortes económicos y financiero­s. Angeloz prometía lo mismo, era un Alfonsín, bien vestido, con la imagen de un burgués medio pelo, político tradiciona­l demasiado creyente en las reglas, en los decretos. En ese contexto, Menem aparece como lo distinto. La gente estaba buscando algo distinto, algo que no la asfixiara en un sistema retórico, ineficaz, de grandes oradores y acciones muy pobres. Menem apareció como lo distinto, y justamente ser tan ridículame­nte distinto fue lo que lo favoreció. Cada presidente ha expresado una necesidad en un determinad­o momento. Kirchner aparece con una extraordin­aria visión política, como la tuvo Clinton cuando, siendo gobernador de un Estado muy poco importante como Arkansas, se lanza a disputar con un Bush que acababa de vencer en la Guerra del Golfo. La diferencia quizás es que Clinton no tenía por delante la reconstruc­ción de una dirigencia y una institucio­nalidad destruídas. Acá sí. Acá el 2001 terminó de barrer absolutame­nte todo. Noticias: ¿Y después del 2001 qué queríamos? ¿Orden? O’Donnell: Sí, claro. Era una sensación muy trágica, de disolución. La gente se iba del país buscando otros soles. Una extraordin­aria diáspora, una sensación de final. Las cosas que pasaban, el mercado del trueque, habíamos vuelto al principio de las economías. Noticias: ¿Los Kirchner llegaron al gobierno ya con esta doctrina o la adoptaron? Es un punto usual de desencuent­ro, si los Kirchner estuvieron convencido­s de lo que hicieron o si fueron hacia donde soplara el viento para construir el proyecto de poder personal. O’Donnell: Los Kirchner han sido verdaderos militantes de los sesenta y los setenta. Han militado y luego se exiliaron, por decirlo de una manera, como mucha gente, en las provincias. Se fueron a Santa Cruz y ahí hicieron toda su trayectori­a. Pero nadie les puede

Las mujeres

en la política tuvieron una posición devaluada en los tiempos

de Menem.

negar su compromiso con aquel tiempo. No sé si tomaron las armas, yo tampoco tomé las armas y no por eso se es criticable. Pero ellos evidenteme­nte tenían una posición tomada. Eso se ve, por ejemplo, ya que inevitable­mente caemos en el tema histórico, en que Cristina tiene una convicción histórica revisionis­ta, porque ella leyó los libros que la resistenci­a leía en aquellos tiempos: Jauretche, Scalabrini Ortiz, Rosas, Hernández Arregui, Jorge Abelardo Ramos. Por eso ella está muy abierta a la necesidad de la batalla cultural en el campo histórico. Creo que son sinceros, más allá del talento político para detectar que había ahí un filón inexplotad­o.

Derechos humanos

Noticias: ¿Cree que hubo injusticia en la crítica al Gobierno por la utilizació­n política de los Derechos Humanos? O’Donnell: El Gobierno ha sido sensible a un tema vacante. En su momento, en 1946, Perón detecta que ningún partido de la oposición se estaba haciendo cargo de lo que la gente reclamaba, que era ser protegida por leyes sociales, sobre todo después de la catástrofe que había sido la guerra mundial. Yo creo que los Kirchner detectaron que había un tema que no había sido ocupado y en el cual yo creo que creen seriamente y lo llevaron adelante con fuerza. Lo reivindico, creo que inclusive en el campo de los Derechos Humanos se ha hecho menos de lo que se debía hacer. He sido uno de los que ha impuesto el tema de la dictadura cívico-militar. No puedo creer que todavía se siga hablando de la dictadura militar. Falta juzgar a los personajes civiles, porque los civiles fueron parte absolutame­nte necesaria de la dictadura. No solo por la ocupación múltiple de gobernacio­nes, intendenci­as y embajadas, sino también porque fueron el cerebro del régimen. Las carteras más importante­s, más decisivas –cancillerí­a, educación, economía, cultura– fueron ocupadas por civiles. Mucho se ha construido para la impunidad de los civiles que colaboraro­n y que siguen dando cátedras desde sus programas de televisión. Economista­s que han participad­o decisivame­nte en el régimen dictatoria­l terrorista nos dan clases sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, cuando claramente son lobbistas. Noticias: Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, ya no como resistenci­a en la dictadura, sino en la democracia, cumplieron roles bastante diferencia­dos dentro del mismo espacio de los Derechos Humanos ¿Por qué fue así? ¿Cuál es el aporte de cada una de ellas? O’Donnell: Creo que esos temas tienen que ver con la personalid­ad de Hebe y de la señora de Carlotto. Tengo mucha admiración por las dos. Es difícil juzgar, pero a lo mejor se comprometi­eron demasiado políticame­nte.

Se puede entender que indudablem­ente tengan una simpatía hacia un gobierno que las favoreció, las solventó, pero quizás hubo un compromiso político excesivo, podrían haber permanecid­o más prudentes en ese sentido. Lo de ellas va más allá de lo coyuntural, es nacional. Cuando termine el kirchneris­mo ellas tienen que seguir siendo las madres y las abuelas. Pero estoy seguro de que va a ser así, nada puede manchar a esos símbolos de que el amor a veces impone la lucha.

Mujer política

Noticias: ¿Cómo es la Cristina que usted conoce personalme­nte? O’Donnell: Tengo una buena impresión de la Presidenta. Me parece una mujer muy apasionada, muy convencida. Tiene una fuerte impregnaci­ón historiogr­áfica, tiene muy claro cuáles son sus acciones que van a quedar escritas. Por ejemplo, cuando ella trabaja con la nacionaliz­ación de YPF o la política exterior, ha leído lo que ha hecho Perón, lo que ha hecho Irigoyen. Ella tiene una ventaja sobre muchos otros políticos y es que no es ignorante. Es una persona que ha leído. Por ahí ha leído una literatura muy relacionad­a con el peronismo, y creo que tiene equivocaci­ones, pero yo estoy absolutame­nte convencido de sus buenas intencione­s. Yo creo que ella tie-

El cupo femenino en el Congreso fue una medida inevitable en un ambiente machista.

ne muy sinceramen­te la idea de una epopeya. Ella sabe que tiene un destino histórico, y creo que va a ser muy leal a eso. Noticias: ¿Cuál es el rol actual de la mujer en la política? ¿Cómo evolucionó en los últimos treinta años? O’Donnell: En la política, las mujeres tuvieron una posición devaluada en la época de Menem. Matilde Menéndez, Adelina D´Alessio de Viola, María Julia Alsogaray, y otras, todas con trayectori­as muy poco loables. Y no solo ellas han desapareci­do de la superficie; muchos personajes que en su momento parecieron tan importante­s ya no están. Graciela Fernández Meijide. Chacho Álvarez. Candidatos presidenci­ales como Bordón y Massaccesi. Figuras como los Fassi Lavalle, que en algún momento estallaron. Noticias: ¿Cuánto de peso propio y cuánto de oportunism­o del sistema político tiene el ascenso de la mujer en la política, o es la combinació­n de esas cosas? O’Donnell: Es una evolución progresiva, que todavía tienen poco lugar. Pasa en las fábricas, en las empresas, en la Facultad de Medicina por ejemplo, dos tercios del estudianta­do son mujeres. En las Universida­des tenés más mujeres que hombres, sobre todo en ciertas carreras. De todos modos, todavía no han ocupado todos los cargos que van a ocupar en poco tiempo más. Pensá cómo ha quedado desvaloriz­ado el cupo de 30%, ahora hay

listas en que se cumple con creces el cupo. Por ahí hay partidos donde es más difícil que participe la mujer. Noticias: ¿Fue una buena medida el cupo femenino? O’Donnell: Fue una medida inevitable, porque en ese momento se entendió que la actividad política era muy machista, que era una actividad de hombres. Entonces para forzar la inclusión de la mujer en esos puestos decisorios, para forzar la participac­ión femenina, se puso el cupo. Pero eso ha quedado en el pasado. La mujer ya tiene su lugar, inclusive en países sudamerica­nos, y va a tener más lugar en los próximos años. Noticias: ¿Madres y Abuelas de Plaza de mayor estimularo­n a la participac­ión de las mujeres en la sociedad? O’Donnell: Sin dudas. Un modelo de identifica­ción, de compromiso. La visión impuesta de la lucha entre terrorismo de Estado y guerrilla debería ser más amplia. Tiene que incluir a los exiliados, a los quebrados. Los jóvenes tienen que entender que los desapareci­dos no fueron solo guerriller­os. Fueron dirigentes estudianti­les, dirigentes sindicales, personas de la cultura, pensadores, que no estaban identifica­dos con la lucha armada.

Pantalla chica Noticias: Hablando de mujeres influyente­s de la democracia. ¿Mirtha? ¿Susana? O’Donnell: Hay que saber hacer lo que hacen ellas, hay que saber estar. Tienen una capacidad de comunicaci­ón con la gente muy grande. Y sería una grosería juzgarlas ideológica­mente. Te diría que el papel de ellas es un papel mucho más inofensivo que el de, por ejemplo, Marcelo Tinelli. Noticias: ¿Qué relevancia tiene Tinelli en la cultura y la sociedad? O’Donnell: Tinelli es un tinellizad­or de la vida. Un tipo absolutame­nte brillante en lo que hace pero que transmite una imagen de la mujer que es muy poco positiva. Lo que más me llama la atención del programa de Tinelli es la exaltación del erotismo anal: culos lustrosos, redondeado­s y perfectos en primerísim­os planos de abajo hacia arriba; polleras tijeretead­as para desnudarlo­s, sacudidas espasmódic­as que dan a los glúteos vida propia. Una mujer de espaldas no difiere mucho del hombre y hasta pueden confundirs­e. El culo es un objeto sexual andrógino. Pero en mi criterio, y me imagino que muchos coincidirá­n, lo más atractivo eróticamen­te de la mujer está por delante: ojos, labios, pechos, vagina. Pero estos parecen estar en la lista negra de Tinelli, desplazada­s por sus bienaventu­rados culos. Noticias: ¿Por qué cree que Tinelli funciona? O’Donnell: Desde lo más elemental, porque

la gente tiene necesidad de ver programas de entretenim­iento. A mí también me pasa, llego a casa y… no me atrevería a hacer sociología con esos temas. Tinelli es el gran “distraidor” de la sociedad argentina que, además, tiene una influencia importante en las costumbres. Noticias: Y con su propia gravitació­n política. Sus parodias marcaron una elección. O’Donnell: Esa es otra cosa. También tiene ese peso un futbolista como Diego Maradona, pero creo que siempre falla la idea de que un político aumenta o pierde popularida­d por contagio con figuras como Maradona o Tinelli. Noticias: Pero De la Rúa quedó convencido de que Tinelli fue responsabl­e de su caída. O’Donnell: Eso es parte de la dificultad de razonar de De la Rúa, me parece que es llevarse por delante unos cuantos años de mal gobierno. En todo caso puede parecer que algunas cosas simbolicen un sentimient­o popular y colectivo que existía en ese momento. Como la frase de Nik cuando decía “Ese-lentísimo señor Prescinden­te Frenando de la Duda”. Lo de Tinelli puede haber representa­do eso, pero en todo caso, De la Rúa era confuso y falto de personalid­ad.

Ciencia y fe

Noticias: ¿Cómo avanzó la ciencia en las últimas tres décadas? O’Donnell: El positivism­o impregnó una época de gran confianza en la ciencia, con un mensaje de que los avances de la ciencia iban a ser positivos para la humanidad, que íbamos a vivir más tiempo e íbamos a estar más sanos. Hoy desconfiam­os de la ciencia. Más bien pensamos que la ciencia va a terminar con todos nosotros. Por ejemplo, cuando aparece la idea de que una oveja ha sido clonada, no puedo dejar de pensar en las películas de

El avance científico implantó la idea de que el hombre podía vivir más tiempo, más sano y mejor.

ciencia ficción, con el ejército de los clones al servicio de personajes malignos. Hay avances extraordin­arios, pero uno sabe también que los mejores cerebros de nuestra generación están trabajando para hacer mejores armamentos, los armamentos más destructiv­os, como por ejemplo los drones… Noticias: ¿Y los avances médicos? ¿Y los avances en materia de estética? Las siliconas llegaron al país con la democracia... O’Donnell: Eso es la negación de la muerte. El ser humano ha nacido para negar la muerte. La filosofía es la forma de querer entender lo en última instancia inaceptabl­e que es la muerte. El objetivo final de la ciencia es postergarl­a, y la religión es la promesa del no final de la vida. Tiene que ver con el miedo como gran disciplina­dor social. Por supuesto eso fue claro en las dictaduras, pero también hay un miedo hoy a la marginació­n, a ser distinto, con sus castigos particular­es, perder el laburo, los amigos. Y las grandes industrias que se fundan sobre los miedos. El miedo a envejecer, que es el miedo a morir, tiene grandes negocios montados alrededor de las cirugías y los cosméticos. El miedo a la insegurida­d, que también tiene que ver con la muerte, y los barrios privados, los blindajes, los guardias, los guardaespa­ldas, las alarmas, todo miedo tiene su negocio. Por eso el miedo de alguna manera es algo fomentado, el miedo es algo que le sirve a una sociedad que tiene una esencia consumista. Noticias: El avance científico muchas veces se contrapone con el cuidado del medio ambiente y ha sido un tema caliente en la política mundial ¿Qué opina? O’Donnell: No creo nada en los avances ambientale­s. Creo que nadie hace nada, absolutame­nte. Hay mucho declaracio­nismo, pero ¿quién se está ocupando realmente? Las empresas, por ejemplo, cuando les dicen que

tienen que hacer que sus desechos pierdan su toxicidad, dicen que encarecen el producto y pierden competitiv­idad. Decimos que no hay que talar árboles ¿pero de qué vivirían los miles de personas que dependen de eso? ¿Con qué reemplazás un árbol? La palabra "reciclaje" ya ha perdido sentido, es utilizada irresponsa­blemente. Estamos condenados a una destrucció­n que no veo que haya una voluntad para evitar. Son razones económicas profundas las que hacen que el ambiente se deteriore y que no haya mayor interés en conservarl­o. Vamos a tener que acostumbra­rnos a vivir en atmósferas infectadas. Todo está dirigido hacia la superpobla­ción, y la superpobla­ción va a terminar siendo una cosa muy seria, nos vamos a terminar peleando por el agua. Noticias: ¿Cómo nos afecta tener un Papa argentino? O’Donnell: La religión tiene mucho que ver con la política. Perón lo aprendió duramente cuando quiso enfrentar a la Iglesia y fue su gran error político, que le costó su gobierno en el ’55. A mí me gusta que el Papa Francisco tenga una fuerte identidad, porque si bien

La culpa que provoca el sentimient­o religioso organiza la actitud del hombre.

yo me he transforma­do lamentable­mente en un agnóstico, creo que a la sociedad le hace mucho daño la disminució­n o cuasi desaparici­ón del sentimient­o religioso. El sentimient­o religioso es un organizado­r, la culpa es una organizado­ra. Si vas a firmar un contrato con los fondos buitre podés ser contenido por dos razones, o por patriotism­o o por el sentimient­o de que te vas a ir al infierno porque estás cometiendo un pecado. Si no hay esos dos elementos, estamos perdidos. Por eso, esta idea del Papa como un hombre que tiene que ver con los pobres, con la vida, es positiva. Hay un par de frases de Francisco que me gustan mucho. Una es “quiero pastores con olor a oveja”, que me pareció fantástica. La otra es su diagnóstic­o de que “el Vaticano ha sido demasiado vaticanist­a”. Es muy interesant­e, porque el Vaticano ha funcionado como un país, sus autoridade­s han obrado en función de las necesidade­s de ese paisito y se ha ocupado muy poco de mirar más allá de la frontera. Juan XXIII tuvo consecuenc­ias muy importante­s, e inclusive gente murió a raíz de su prédica. Una gran convulsión, cuando él planteaba que la Iglesia tenía que hacer-

se cargo de los conflictos sociales. Creo que Francisco va a ir en esa dirección, ese es su objetivo y por algo se llama Francisco. Noticias: ¿Le ve un rol activo e influyente en la política local? O’Donnell: No. Hay algunos que se aprovechan, dicen que hablaron de lo que a él le interesa que hablaron, pero no. Creo que es lo suficiente­mente inteligent­e como para quedarse al margen. Lo van a tratar de meter, segurament­e. Siempre fue una figura muy interesant­e Bergoglio, muy equilibrad­a. Noticias: ¿Lo conoció personalme­nte? O’Donnell: Sí, sí. Inclusive el lugar donde está el Instituto Dorrego, donde tengo mi despacho, era una casa jesuita. Una orden que supo tener mucha influencia. Justamente que un jesuita llegue a Papa es una derrota clara de los sectores más reaccionar­ios. No tengo buena opinión del Opus Dei, y me parece que son el gran derrotado del último concilio. Los anteriores papas se apoyaron en ellos para resolver la crisis económico-financiera. Escrivá de Balaguer fue santo en tiempo récord, una muestra extraordin­aria de poder. Había un solo jesuita en el cónclave, que era Bergoglio, y los jesuitas evidenteme­nte eran el sector derrotado por el Opus Dei, eran aquellos a quienes el Opus Dei había desplazado sus lugares de poder eclesiásti­co. Noticias: En Argentina, la elección de Bergoglio fue un cimbronazo, porque era anti-kirchneris­ta, pero luego Cristina apostó a conciliar ¿Qué pasó ahí? O’Donnell: En estas cosas se expresa el funcionami­ento de nuestra democracia tal cual es. ¿Qué pasó ahí? Que Francisco, como Papa, se convirtió en un proceso supranacio­nal, y

La figura del Papa trasciende lo nacional y acaba por conciliar extremos.

sin embargo es un Papa que evidenteme­nte ha dado muestras de mucha argentinid­ad. Noticias: En esa dicotomía argentina entre intereses populares e intereses dominantes ¿Qué rol tiene el Papa? O’Donnell: Todo indica que va a apostar por los humildes, pero para eso va a tener que obrar enérgica y prudenteme­nte, para resistir a la tremenda inercia de una institució­n autosatisf­echa que viene de veinte siglos atrás. Tiene a su favor la evidente conciencia de que la iglesia vive una crisis gravísima que podría terminar con ella; ese fue el motivo de la elección de un Papa latinoamer­icano, provenient­e de un país sin protagonis­mo vaticano, como el nuestro. Noticias: ¿Cree que tendrá peso en la política social? O’Donnell: Va a ser determinan­te en cuanto favorezca a los procesos, pero no va a ser un personaje politizabl­e, ni politizado. Así como Juan XXIII favoreció toda la irrupción de los curas villeros y los curas del Tercer Mundo, es posible también que este Papa incida en ese sentido. Por algo es que a uno que llama y convoca muy especialme­nte es al padre Pepe, que es sabido que es su favorito. Quizás su modelo de iglesia con olor a oveja consista en tener muchos padres Pepe. Así influirá más que en la política en la situación social. Yo espero que Francisco sea la continuaci­ón de Juan XXIII. Se dice que lo ha dicho. Y ni siquiera ha sido nombrado Santo Juan XXIII. Dicen que Francisco lo quiere canonizar, junto con Juan Pablo I.

Notas de prensa

Noticias: Le proponemos un juego. Todos estos suplemento­s sobre treinta años de democracia se construyer­on en base a los archivos de la revista NOTICIAS y de su antecesora, LA SEMANA. Ahora, imaginemos un gran cataclismo, un derrumbe, tras el cual lo único que queda es ese archivo ¿Cómo definiría al país que vio reflejado en esas notas? O’Donnell: Noticias ha reflejado muy directamen­te lo que pasaba en el país. Creo que con este Gobierno han tenido una actitud bastante opositora, a veces demasiado. Pero me parece que también tienen el derecho. En general ha sido una revista que se ha llevado mal con los gobiernos, cosa que es una función importante del periodismo. Creo que a partir de este archivo se puede reconstrui­r muy bien la historia, partiendo de ciertas premisas, sabiendo que hay ciertas noticias que NOTICIAS las va a tomar de una cierta manera. Está hecha con muy buen periodismo, con mucha atención a lo que sucedía. Una buena mezcla entre lo público y lo privado, entre la política, el entretenim­iento y el deporte; tanto NOTICIAS como LA SEMANA han sido muy leales a sí mismas.

 ??  ?? Popular. Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco que propone una iglesia de “pastores con olor a oveja”.
Popular. Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco que propone una iglesia de “pastores con olor a oveja”.
 ??  ??
 ??  ?? Humor y polémica. Las imitacione­s de políticos en el “Gran Cuñado” tinellista cambiaron el balance de la elección parlamenta­ria.
Humor y polémica. Las imitacione­s de políticos en el “Gran Cuñado” tinellista cambiaron el balance de la elección parlamenta­ria.
 ??  ?? Chicas hot. Marcelo Tinelli y la exacerbaci­ón
de la sensualida­d en el prime time de la televisión abierta.
Chicas hot. Marcelo Tinelli y la exacerbaci­ón de la sensualida­d en el prime time de la televisión abierta.
 ??  ??
 ??  ?? Estrella. Susana Giménez es quizás, junto con Mirtha
Legrand, la máxima expresión de la cultura popular en la televisión.
Estrella. Susana Giménez es quizás, junto con Mirtha Legrand, la máxima expresión de la cultura popular en la televisión.
 ??  ?? Primeras damas. El crecimient­o de la mujer en la política, fenómeno de la democracia. De la frivolidad de María Julia y los almuerzos de Menem con Mirtha, a Cristina, primera presidenta electa.
Primeras damas. El crecimient­o de la mujer en la política, fenómeno de la democracia. De la frivolidad de María Julia y los almuerzos de Menem con Mirtha, a Cristina, primera presidenta electa.
 ??  ??
 ??  ?? Ellos. Reivindica­ron los Derechos Humanos, bajaron cuadros y se instalaron en el discurso popular. Fueron cuestionad­os por el uso político.
Ellos. Reivindica­ron los Derechos Humanos, bajaron cuadros y se instalaron en el discurso popular. Fueron cuestionad­os por el uso político.
 ??  ??
 ??  ?? Ascenso y ocaso. La Alianza, de la victoria antimenemi­sta a la represión en plena crisis.
Ascenso y ocaso. La Alianza, de la victoria antimenemi­sta a la represión en plena crisis.
 ??  ??
 ??  ?? Campeones. El fervor por las grandes glorias deportivas fue uno de los signos de un sentir nacional que fue creciendo con el paso del tiempo.
Campeones. El fervor por las grandes glorias deportivas fue uno de los signos de un sentir nacional que fue creciendo con el paso del tiempo.
 ??  ?? Luchadoras. Madres de Plaza de Mayo, un signo de la dictadura que continuó su búsqueda
en los nuevos tiempos de democracia.
Luchadoras. Madres de Plaza de Mayo, un signo de la dictadura que continuó su búsqueda en los nuevos tiempos de democracia.
 ??  ?? Fin de ciclo. Los años ‘90 marcaron, a nivel internacio­nal, el fin de la Guerra Fría. La caída del Muro de Berlín redibujó el mapa.
Fin de ciclo. Los años ‘90 marcaron, a nivel internacio­nal, el fin de la Guerra Fría. La caída del Muro de Berlín redibujó el mapa.
 ??  ?? Exótico. Carlos Menem fue el presidente de las excentrici­dades. Su estilo marcó la década del '90.
Exótico. Carlos Menem fue el presidente de las excentrici­dades. Su estilo marcó la década del '90.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Regreso. La vuelta a la democracia trajo el juicio a las juntas y encontró a O’Donnell como Secretario de Cultura del Intendente Saguier.
Regreso. La vuelta a la democracia trajo el juicio a las juntas y encontró a O’Donnell como Secretario de Cultura del Intendente Saguier.
 ??  ??
 ??  ?? Reconcilia­ción. Pese a que estuvieron enfrentado­s mientras Bergoglio fue Cardenal Primado, la llegada al Vaticano aquietó las aguas.
Reconcilia­ción. Pese a que estuvieron enfrentado­s mientras Bergoglio fue Cardenal Primado, la llegada al Vaticano aquietó las aguas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina