La cultura del café
La cadena, con 37 franquicias en el país, crece e inaugura un centro de capacitación.
Cuando The Coffee Store abrió su primer local, en 1998, para los argentinos el café se dividía en negro, cortado o con leche. “Si bien Argentina está lejos de ser uno de los países con más consumo de café per cápita, sí tenemos arraigado el hábito de ir a tomar un café”, explica Sebastián Kantor, CEO de la compañía. “El café es el segundo commodity en el mundo, después del petróleo y antes de la soja; el desafío era convertirlo en un producto diferencial, educando al consumidor. Habíamos visto cómo crecía el mercado gourmet en Londres o Nueva York. Creamos la empresa con el objetivo de que acá se tome el mejor café del mundo, de que cada persona pueda a evaluar las mejores opciones”. Esa apuesta por la calidad y la amplitud de horizontes dirigió la inversión inicial: desde el principio, cada local cuenta con al menos ocho molinillos, y ofrece más de doce variedades que van rotando. “En aquella época se tomaba por regla general el café de variedad robusta, más ordinario. Nosotros trajimos un racimo de variedades de arábica que invitaban a conocer nuevos sabores. De todas formas, el paladar argentino está acostumbrado a un café entre Brasil y Colombia”, sonríe.
DÉCADA Y MEDIA DESPUÉS, The Coffee Store es una de las franquicias más exitosas del país. Cuenta con 37 locales, en puntos de alto tránsito de Buenos Aires, el conurbano y ocho provincias. La marca elabora el café y selecciona a todos los proveedores de alimentos y materias primas de forma centralizada. “Antes comprábamos el café a grandes tostaderos de Canadá y Centroamérica. A partir de las restricciones en la importación, empezamos a comprar grano verde y tostarlo nosotros mismos en el país. La calidad mejoró, ya que el grano, con slo una semana de tostado, conserva todos los atributos: sabor, aroma, cuerpo, acidez, retrogusto”, explica Kantor.
Además, The Coffee Store vela por la estandarización del servicio y la identidad visual de los locales. “Nuestro negocio es retail, de marca, de percepciones y sensaciones”, asegura. “Este mercado es muy atomizado: de unas 30 mil cafeterías que hay en Capital y Gran Buenos Aires, sólo mil corresponden a una marca; la falta de una ley de franquicias nos juega en contra. Pero el que elige la marca lo hace porque busca garantía de calidad, buena atención, higiene,
“El café es el segundo commodity en el mundo, después del petróleo; el desafío era convertirlo en un producto diferencial”.
hasta seguridad bromatológica”. Por eso, acaban de inaugurar un centro de entrenamiento y capacitación con isla de café y gastronómica donde cada franquiciado puede enviar a su personal sin costo.
Su próxima apuesta es el lanzamiento de góndolas en aeropuertos, universidades y gimnasios, que ofrecerán cuatro variedades de café, jugos y una selección de pastelería, sándwiches y ensaladas.
Kantor sonríe al escuchar la palabra “Starbucks”. “Nos obligó a todos a mejorar el take away”, asegura. “Jerarquiza el rubro. Hay mucho para crecer”.