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María Julia hoy:

La intimidad de la ex funcionari­a menemista: abogada oficial y su tendencia a “llorar miseria”.

- FEDERICO FAHSBENDER ffahsbende­r@perfil.com

a punto de volver a la cárcel por una condena

En los tribunales de Comodoro Py, María Julia Alsogaray dijo ser apenas una jubilada; sin ponerse colorada, vestida con pañuelos de seda, joyas de oro y carteras importante­s, afirmó que vive con modestia de sus haberes estatales, que sus hijos que trabajan en los Estados Unidos, de vez en cuando, le giran algún dinero. Los funcionari­os judiciales que la oyeron no pudieron evitar reírse por dentro: la ironía era ineludible para uno de los mayores símbolos de la fiesta menemista.

Hoy, a sus 71, a casi 20 años de su momento de esplendor, María Julia que hay es una mala administra­ción del patrimonio del Estado; es un caso donde la corrupción pública se mezcla con la privada”.

Este no fue el primer golpe de martillo para la ex funcionari­a: estuvo presa entre el 2003 y el 2005. Fue también sentenciad­a en el 2004 a tres años por enriquecim­iento ilícito, lo que le valió un embargo de tres millones de pesos y el remate de su emblemátic­o petit-hotel de tres pisos en la calle Junín. También, tiene otra condena de cuatro años por contratos irregulare­s entre la Secretaría de Recursos Naturales, que ella encabezaba, con la Universida­d de Lomas de Zamora. Ninguno de los viejos jerarcas menemistas que le palmeaban la espalda dio su testimonio para defenderla. Le quedan beneficios. La ex mimada de Carlos Menem puede purgar su pena en la comodidad de su casa: su edad le da derecho a una prisión domiciliar­ia. Hoy, María Julia vive justo al lado del petit-hotel que hoy está abandonado y con sus vidrios rotos, en un tercer piso por escalera, del que sale poco, y en donde pocos la visitan.

MOROSOS INCOBRABLE­S. La noticia de su nueva condena no amargó a sus vecinos. “¡Estamos todos consternad­os!”, se rió uno. “No sale mucho, apenas la ves irse en auto para declarar en Tribunales”, afirman en la cuadra. En su departamen­to, acompañada de una mucama fiel que ahuyenta curiosos a través del portero eléctrico, María Julia cuida sus plantas y chatea con sus hijos que viven en el exterior. En el edificio, encontró una afición particular: ser la presidenta del consorcio. “Tiene el gen de la política”, bromea otro vecino. La gente ahí le elogia su eficiencia y su seguimient­o de deudores morosos. Pero en la mesa de la familia Alsogaray, María Julia es un tema incómodo.

“Fue víctima de una persecució­n ideológica, política y mediática muy fuerte”, dijo días atrás su hermano Álvaro al diario Perfil. Hoy, el hijo del fundador de la UceDé busca resuci- enfrenta la chance de ir presa otra tra vez. El lunes 21, el Tribunal Oral Nº6 la condenó a cuatro años de prisión ón por el delito de defraudaci­ón publica, a, a causa de una serie de irregulari­dades es cometidas durante su accionar como o liquidador­a de la ex Entel. Seguirá á libre hasta que se agote la instancia de apelación. Sabrina Namer, la fiscal de juicio del caso, afirma: “Sus decisiones y contratos bajo fachada de concurso le costaron juicios millonario­s al Estado, juicios que hoy se están perdiendo”. Para Carlos Rívolo, fiscal de instrucció­n, “lo

tar el histórico partido, algo en que María Julia no piensa participar. Hablar de su hermana, en esta coyuntura, no es fácil. NOTICIAS le ofreció a Álvaro la chance de defenderla: se negó a hacerlo, aduciendo que nunca se metió en sus problemas. Pero en su actual soledad, sin ex menemistas que la visiten para el té, María Julia saca gran provecho de un amigo insólito: el mismo Estado argentino.

María Julia contó en la causa Entel con una defensora oficial, la abogada Pamela Bisserer, algo que le correspond­e por derecho. No es algo nuevo: desde el 2001 se maneja con abogados estatales. Y al contrario de una defensa con abogados de alto perfil, esta no le sale un peso. A comienzos de la década pasada, había contratado a los letrados Oscar Rabinovich y Pablo Slonimsqui para que la represente­n en una decena de causas por corrupción. Al final, María Julia les terminó pagando por unas pocas, y solo obligada por resolucion­es judiciales firmes. En Comodoro Py, esta mecánica resulta indignante. Una alta fuente allí confía: “Llora miseria. Se le detectaron dos departamen­tos en New York, cerca del Central Park, que estarían a nombre de sus hijos. Hace poco, le decomisaro­n 300.000 pesos por intereses en una causa previa. La defensa oficial puso varios recursos para frenar que le saquen esa plata. Cada recurso, por abogado privado, valdría miles de dólares ”.

Por ley, si pierde un juicio, debe abonar su defensa oficial. Pero el ahorro es significat­ivo. Por un litigio como el de la causa Entel, coinciden letrados acostumbra­dos a casos de corrupción, María Julia pagaría un mínimo de 100.000 dólares. Con un abogado público, mucho menos.

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y joyas de oro.
TRIBUNALES. María Julia le aseguró a la Justicia que es una jubilada que vive de sus haberes. Carteras y joyas de oro.

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