Tragedia nacional
Hay una noticia internacional que ocupa los principales espacios de los medios de comunicación de todo el mundo: la crisis griega. Y aunque no siempre la opinión pública argentina sigue con interés sostenido la agenda mediática global, en este caso, cada capítulo de la tragedia helena “nacionaliza” la atención de la audiencia local. Incluso la campaña electoral -que suele obturar la difusión de temas internacionales- ha servido para potenciar la influencia de Grecia como tópico de conversación en la Argentina.
Tanto interés tiene lógica. Ver las escenas televisadas de la furia popular en las calles de Atenas es como pararnos frente a un espejo impiadoso de nuestro pasado reciente. Y viceversa. Así como nos enorgullecemos del Papa argentino, o de los goles que Messi hace en Europa, también hay algo de ego masoquista que se congratula por la invención del corralito y de los correspondientes cacerolazos de ahorristas despechados. Allí van nuestros economistas expertos en crisis a dar consejos sobre cómo sobrevivir a la erupción del volcán financiero, sea el asesor sciolista Mario Blejer o el ya casi innombrable entre compatriotas Domingo Cavallo. Incluso el kirchnerismo utilizó la coyuntura griega -aplaudiendo el triunfo del “No” en el referendum por el ajuste convocado por el premier Alexis Tsipras- para tener algo que festejar en la noche del domingo pasado, al término de una jornada electoral donde quedó tercero en dos distritos tan importantes como la Capital Federal y Córdoba. No solo por eso el caos de Grecia fascina al Gobierno: sobre la calma “chicha” pero también “trucha” del fin de ciclo del modelo K, se recorta el abismo griego que agita demasiado bien los fantasmas del 2001, ese cuco tan funcional al Relato oficial.
Para separar la paja del trigo, NOTICIAS le dedica esta semana una cobertura especial de múltiples entradas al caso Grecia, con análisis políticos y financieros en las secciones Internacionales y Economía. Ante el ataque de pánico, el mejor remedio es la reflexión bien informada.