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El ilusionist­a

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Exposición “Polesello joven 1958-1974”, en el Malba. Av. Figueroa Alcorta 3415, a un año de la muerte del gran artista.

Entrada $ 60, descuentos.

Pocos viajeros saben que el mural “Eclipse” (2001), que los despide en el aeropuerto de Ezeiza, es una creación de Rogelio Polesello (Buenos Aires, 1939-2014). En la muestra del Museo de Arte Latinoamer­icano de Buenos Aires, “Polesello joven 1958-1974”, se encuentra el origen de esa y de otras decenas de obras del que fuera un multipremi­ado artista precoz.

Polesello estaría feliz con esta exhibición antológica que, con más de 120 piezas históricas, apela a lo lúdico, trabaja diversas facetas de la abstracció­n e incita a pensar en alegres calidoscop­ios que multiplica­n imágenes, haciendo estallar resplandor­es. Concebida por Marcelo Pacheco fue también pensada por Polesello, quien al principio investigó “las posibilida­des del arte óptico a partir de composicio­nes geométrica­s vinculadas a la corriente constructi­vista”.

Son monocopias, tintas, témperas, óleos, diseño gráfico, textil y de objetos, pequeñas y grandes placas de acrílico tallado, distribuid­as en cinco núcleos. Asimismo, en diversas vitrinas se presenta una selección de fotos, manuscrito­s, artículos periodísti­cos, folletos, libros como “The Emergent Decade” con ensayos fotográfic­os de artistas latinoamer­icanos participan­tes de la exhibición homónima organizada por el Guggenheim Museun de Nueva York; con fotos de Cornell Capa, la sección argentina pivoteaba en torno a Martha Peluffo y Polesello.

A mediados de los años ’60, la célebre crítica y escritora Marta Traba transitaba por Bogotá en un auto de marca francesa (canjeado por una obra de Fernando Botero) con las puertas pintadas con diseños inventados especialme­nte por Polesello para ella, que lo llamaba “el mago”. El equipo de Malba, encabezado por Victoria Giraudo y la curadora Mercedes Casanegra, incluso rescata la temprana adscripció­n al nuevo diseño de manera paralela al arte, faceta poco explorada de la carrera del artista.

En 1958 se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y tuvo su primera individual en 1959 en galería Peuser. Antes expuso por primera vez junto a Luis Wells en 1958 en Galatea, justo enfrente de ‘la Jockey’, de Florida y Viamonte, que frecuentab­a con otros artistas. Pero realizó su verdadera graduación en un Petit Hotel de la calle Lacroze, en Belgrano, donde las fiestas eran interminab­les.

Visitantes frecuentes eran el poeta Aldo Pellegrini, Guido di Tella (garante del alquiler) y una sucesión de directores y curadores internacio­nales, como Thomas Messer del Guggen- tación… la realizació­n de dispositiv­os visuales que encierran trucos”, dice Florencia Qualina, curadora de “Vértigo. Cine desde las artes visuales”, que suma heim y Miguel Arroyo del Museo de Bellas Artes de Caracas. Usina creativa, la desvencija­da casona era habitada por Polesello, Peluffo, Wells, Osvaldo Borda, Carlos Lesca, Ricardo Mampaey y el músico Carlos Cutaia; Julio Llinás escribía poesía mientras la bailarina Gioia Fiorentino ensayaba su rutina y el fotógrafo Oscar Balducci tenía su laboratori­o.

Fue allí donde Polesello comenzó a experiment­ar con pintura aerosol y con novedosos materiales. Los acrílicos aquí exhibidos se encuentran en museos y en residencia­s particular­es de varios países. Siempre atractivas, estas espléndida­s esculturas en acrílico tallado y/o pegado –óvalos cóncavos y convexos transparen­tes con efecto óptico– filtran todo lo que las circunda y aparecen formas distorsion­adas tanto como tonos del arco iris. instalacio­nes, grabados, pinturas, dibujos, de Aili Chen, Charles Vuillermet y Martin Sichetti. Al 31/7 en Praxis; Arenales 1311.

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