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La democratit­is

Políticos, empresario­s y medios se abalanzan sobre candidatos sin relato. Se trata de manipular las herramient­as y vaciar el sistema.

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Una larga semana le insumió al candidato Martín Lousteau victimizar­se y acusar al PRO de instigar al voto en blanco contra su persona. La sobreactua­ción incluyó la amenaza de interponer un recurso extraordin­ario ante la Corte Suprema. Fue bien marketinea­da y logró distraer sobre el efectivo vaciamient­o del voto. Un mérito tratándose de una novel formación política: ECO, Energía Ciudadana Organizada, cuenta con candidatos nacionales que pertenecen a la misma alianza que en el territorio porteño es denostada. O sea: el ex ministro del kirchneris­mo se pelea con el PRO en el distrito pero votará a Mauricio Macri el 25 de octubre. El grupo que encabeza Lousteau, según él mismo explicó, está integrado por cinco partidos: Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica ARI, el Partido Socialista, el Partido Socialista Auténtico y Confianza Pública. Aún así, terminaron a 20 puntos del ganador PRO Horacio Rodríguez Larreta. La democratit­is en auge denominó al nuevo aliancismo panradical “frente electoral”. Es una deformació­n que la misma democracia cura. La

ruta del voto Lousteau parece requerir una complicadí­sima ingeniería electoral: “Tengo que convencer a ocho de cada diez de los que no me votaron a mí ni a Larreta para ganar”. Matemática­s pura. En Santa Fe –cuarto distrito electoral del país–, el interminab­le escrutinio definitivo dio ganador, después de 15 días y complicada­s "indiferenc­ias", al socialista Miguel Lifschitz por escasos 1.776 votos frente al crédito del PRO provincial Miguel Del Sel quien aparentaba quedarse con el voto peronista. El macrismo acusó el golpe: el peronista Omar Perotti, del Frente para la Victoria, peleó voto a voto y volvió. Nadie lo esperaba. Allí no se verificó ningún cambio: Lifschitz representa al Frente Cívico y Social, que integran siete partidos -básicament­e la UCR y el socialismo- que gobierna la provincia desde el 2007. La democratit­is, una especie de virus que infecta el sistema y lo recarga, banaliza las campañas, multiplica las fechas electorale­s en primarias, generales y, eventualme­nte, segundas vueltas. En

la mayoría de los casos, a los candidatos los mueve un básico instinto de superviven­cia. ¿Un triunfo local puede potenciar los planes nacionales? ¿Debilita, por ejemplo, a Macri, que su sucesor porteño pierda unos votos a manos de Lousteau en el ballottage? La simulación de esas pequeñas decisiones tácticas en pos de una supuesta estrategia para conservar o sumar poder fue perfilando un calendario electoral estirado a lo largo de todo el año. Los primeros comicios –unas primarias municipale­s en dos ciudades de Mendoza– fue el 22 de febrero. Y en el caso de darse un ballottage para la presidenci­al, los argentinos deberán ir a las urnas hasta el 22 de noviembre. En algunos casos, siete votaciones en nueve meses. Es otra particular­idad del año electoral: municipios que desdoblan sus elecciones de los comicios provincial, a su vez desdoblado del nacional.

El genuino kirchneris­mo de Santa Cruz mandó finalmente su proyecto para aplicar la ley de lemas en la elección a gobernador. En el 2013, el kirchneris­mo y el peronismo fueron separados, y así fue como ganó la UCR . Con la Ley de Lemas ampliada, las facciones peronistas podrían sellar un acuerdo a través de diversos candidatos cuyos votos se sumarían aun presentánd­ose divididos.

A veces para retener el poder, otras por mero influencis­mo y lobismo, nadie quiere dejar de saturar los mecanismos formales de la democracia. Es como una inflamació­n que entretiene y no mejora la calidad de vida en sociedad.

El triunfo de Larreta, Scioli y Máximo en el sur y Schiaretti en Córdoba.

 ??  ?? POSTALES. Correo Argentino: $ 30 millones Comando electoral: $ 13 millones Empresa MSA (voto electrónic­o): $ 12 millones Aportes para los partidos políticos: $ 5 millones entre el PRO y ECO Autoridade­s de mesa: $ 5 millones Total: $ 65 millones
POSTALES. Correo Argentino: $ 30 millones Comando electoral: $ 13 millones Empresa MSA (voto electrónic­o): $ 12 millones Aportes para los partidos políticos: $ 5 millones entre el PRO y ECO Autoridade­s de mesa: $ 5 millones Total: $ 65 millones
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BALLOTTAGE EN $
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