Estrategias de ayer y de hoy
El acuerdo nuclear entre ambos países. La reacción de los aliados de la Casa Blanca.
Sé
que si no analizamos la actual estrategia de la Casa Blanca respecto de Irán con referencia al tema nuclear, partiendo de hechos anteriores al derrocamiento del Sha, puede resultar difícil comprenderla, sobre todo por la fuerte reacción, tanto de Israel como la de Arabia Saudita, países que mantienen con los Estados Unidos una relación sumamente privilegiada. Y porque también, lo que se tiene más presente en la memoria es, no sólo la ruptura de rela- ciones provocada por la importante cuestión de la toma de su embajada con rehenes, sólo devueltos después de difíciles negociaciones que prosperaron únicamente por la llegada a la Casa Blanca del presidente Ronald Reagan sino, además, por el recuerdo del total apoyo por parte de los Estados Unidos a Irak en la larga guerra de diez años que dicho país sostuvo contra Irán.
Por ello, y para comprender la actitud del presidente Barack Obama, me debo remontar a lo que expresó hace cuarenta años una lúcida nota de Le Monde, en la cual señalaba que los acontecimientos de Irán hundirían a los Estados Unidos en una inquietud sin fondo, pero no sin fundamentos. Porque no resultaba exagerado decir que el papel asignado a aquel país en su concepción estratégica de conjunto, superaba con gran ventaja a la de un satélite privilegiado. Ya que toda la política estadounidense, desde el Mediterráneo hasta el golfo de Bengala, descansaba en la capacidad del Sha para seguir siendo dueño de un juego sutil hacia el exterior: actuando cautelosamente tanto con la URSS como con China, y protegiendo virtualmente a los potentados petroleros vecinos, transformándose, si era necesario, en árbitro de sus rivalidades, misión que en el plano interno suponía una indisputable autoridad. Esta posición predominante en una región del globo de equilibrios siempre muy precarios, explicaba por qué el régimen de Teherán tuvo derecho, por parte de los norteamericanos, a consideraciones especiales que no acordaron con otros regímenes cuya caída, como fue el caso de Nicaragua, no era tanto de temer.
OPORTUNIDADES. Hacía ya 25 años que la administración de Eisenhower había salvado al Sha de Irán, Mohammed Reza Pahlavi, autorizando a la CIA a que despidiera a su principal adversario, el Premier Mohammed Mossadegh. Pero se iba tornando dudoso, que los Estados Unidos pudieran hacer mucho más en esa nueva oportunidad para salvar