Una fábula ejemplificadora

“La niña, el diablo y el molino” adaptada y dirigida por Olivier Py. Con Jenny Williams, Fabián Carrasco y elenco.

C. C. Recoleta, sala El Aleph, Junín 1930.

Entre las innumerables opciones de la cartelera infantil, se encuentra una imperdible propuesta de cuidada producción estética. Un elenco argentino, donde resulta toda una revelación la actuación del joven Fabián Carrasco, dirigidos por el reconocido director e intérprete francés Olivier Py, ofrece en el Centro Cultural Recoleta, con entrada gratuita la adaptación de un cuento de los hermanos Grimm.

A principios del siglo XIX, los célebres alemanes Jacob y Wilhelm, reunieron una serie de fábulas populares, transmitidas de manera oral. Lo novedoso fue que respetaron la frescura y naturalidad de estos relatos como una genuina expresión del pueblo. Por- tadoras de una enseñanza moral o lección práctica, algunas son las narraciones más famosas de todos los tiempos, desde “Pulgarcito” hasta “Caperucita roja”.

En “La doncella sin manos” se describe la vida de un molinero al que le van tan mal las cosas que cada día que transcurre se vuelve más pobre que el anterior. A lo largo de los años, pierde todas sus pertenencias y sólo le queda un viejo molino y un gran árbol de manzanas. Cuan- do sale en busca de leña se encuentra con un anciano al que jamás había visto. Este ser misterioso resulta ser el mismísimo diablo disfrazado, quien le promete riquezas a cambio de lo que está ubicado detrás de su propiedad. El hombre acepta al pensar que puede prescindir del manzano, e inmediatamente la fortuna de la familia cambia y la bienaventuranza los bendice con creces. Pero cae en cuenta que su joven y bella hija barre de manera cotidiana justo detrás del hogar. El implacable demonio regresa para reclamar a la niña que, a pesar de sortear sus iniciales demandas, luego se ve obligada a abandonar la casa paterna, en busca de otro destino. Conviene no contar ni los avatares ni el desenlace de la jovencita. Tan solo mencionar que se arribará a una conclusión de carácter ejemplificador.

Este bello espectáculo, recomendable para chicos en edad escolar, fue estrenado originalmente en el prestigioso Festival de Avignón, en Francia, y conjuga admirablemente texto, poesía y música. Las localidades se entregan por orden de llegada hasta colmar la capacidad de la sala.

Imperdible propuesta para los más chiquitos de cuidada producción estética.