Refugio para la creación
La mítica “Expreso Imaginario” recibe un homenaje en el CCK. Recitales y charlas.
La
época más violenta y represiva de la historia argentina albergó el experimento más osado de periodismo independiente y libertario. Esa es una de las grandes paradojas que encierra el periplo del “Expreso Imaginario”. El primer número vió la luz en Agosto de 1976, pocos meses después del comienzo de la dictadura de Videla. Pero su génesis se remonta a fines del '74, cuando Jorge Pistocchi , en ese entonces director de la revista “Mordisco”, tuvo la idea de generar una publicación diferente, que reflejara todas las facetas de la cultura nueva que estaba tomando forma alrededor del naciente rock nacional.
Pistocchi me contactó a principios del '75, y ya tenía el nombre (surgido a partir de una idea de su amigo Luis Alberto Spinetta), el dibujo de tapa del primer número y algunas notas. Yo estaba recién llegado de vivir en Eu- ropa, en donde conocí algunas publicaciones “underground”. Cuando nos reunimos no hizo falta discutir mucho: el mensaje pacifista, fraternal y de regreso a la naturaleza que tantas canciones esbozaban aquí y en el mundo, -desde “Mañanas campestres” hasta “Imagine”, desde Almendra hasta Bob Dylan- podía plasmarse en un perio- dismo que reflejara las búsquedas de una generación.
Se nos ocurrió que un dibujante que ambos conocíamos podía hacerse cargo de la dirección gráfica de la revista: Horacio Fontova. Y Jorge conocía a un muy joven redactor especializado en rock: Alfredo Rosso. Rosso trajo a sus compañeros de colimba Claudio Kleiman y Fernando Basabru, y quedó conformado el núcleo inicial.
Cuando encontramos a Alberto Ohanian, un empresario amigo de Spinetta, dispuesto a convertirse en el editor del nuevo proyecto, ya el año '75 llegaba a su fin y pospusimos el lanzamiento para Marzo del '76. Sobrevino el golpe y después de la sorpresa, comenzamos a reunirnos nuevamente. Decidimos seguir adelante, cuidándonos en el lenguaje y la temática.
Tuvimos que descubrír una manera de decir cosas que no fuera evidente a los ojos de los censores, un trabajo que también se tomó el rock con sus letras plagadas de metáforas que hacían referencia elíptica a la represión, lo que