¿POR QUÉ LEER EL ULISES?
Es el libro más difícil e influyente de todos los tiempos. Cuenta la historia de un día en la vida de un hombre común. Vigencia de la novela y la aventura de su traducción.
Muy pocos escritores de la historia (quizás ninguno) lograron lo que se propuso James Joyce: escribir un clásico universal. No es “Ulises” el único clásico, por supuesto. Ni es Joyce el único que se propuso escribir uno. Pero sí es uno de los pocos que se lo propuso y lo logró. Es conocida –por cumplida– su provocadora profecía de que el libro mantendría ocupado a los críticos al menos durante un siglo. Los cien años, que se cumplen en 2022, se acercan y acá seguimos, todavía, hablando de él.
Cuando alguien pregunta qué es el “Ulises”, la primera respuesta suele ser: “uno de los libros más difíciles de la historia”. La segunda, aparentemente contradictoria con la primera, es que narra apenas un día –el 16 de junio de 1904- en la vida de un hombre ni tan común ni tan especial en el Dublín colonial. Un día en el que, lejos de cualquier narrativa convencional, a ese personaje no le pasa nada “demasiado” extraordinario. Por supuesto, en ese día Leopold Bloom toma decisiones, saca conclusiones, actúa, habla, duda. Como todos, como también Molly, su mujer, y el joven Stephen Dedalus, con el que aquel entablará un vínculo. Pero no parece ser demasiado distinto el Bloom que el lector acompaña en el desayuno (y otros menesteres fisiológicos) por la mañana que el que ve dormirse por la noche, cuando su mujer se despierta y (simplificando) piensa en su vida y sus amores. Y si lo es, el lector nunca se enterará porque el libro termina allí mismo.
La cuestión es, entonces, por qué lo seguimos leyendo. La novedad de “Ulises”, y su vigencia, radica en primer lugar en la enorme capacidad de Joyce para posar la mirada a niveles microscópicos en la vida cotidiana, descubriendo para el lector la enorme riqueza de cada momento y la enorme profundidad y complejidad de cada ser común. La segunda razón es la todavía deslumbrante escritura de Joyce. “Todavía” deslumbrante porque, al ser la obra más influyente del siglo XX, sus recursos literarios han sido desarrollados, reutilizados o directamente plagiados por centenares de escritores en todo el mundo. El “Ulises” –llamémosle— verdadero, el que escribió Joyce en inglés, exige niveles de compresión del idioma cercanos al del hablante nativo culto, lo que excluye no solo a los nativos de otros idiomas sino también a no pocos angloparlantes. Hablar de Joyce –de “Ulises” y de su aún más indescifrable sucesor, “Finnegans Wake”—es casi siempre, para el resto del mundo, hablar de traducciones. De traducciones imposibles. De intentos de traducciones.
TRADUCCIONES. Quizás ninguna de las historias de traducción de “Ulises” es tan fascinante como la del español. Fue en 1945, cuatro años después de la muerte del irlandés, cuando, casi por sorpresa, apareció la histórica edición