“No sirvo para la militancia política”
Es uno de los actores más convocados en el cine, pero no siempre fue así. No a los subsidios a la producción nacional y la Ley del Actor.
Junto
con Ricardo Darín y Guillermo Francella, es uno de los actores más convocados por el cine. Tres datos de muestra sólo por estos días: acaba de viajar a Madrid para filmar, a las órdenes del director Vicente Villanueva, “Toc Toc”, el guión de la obra que en nuestro país está en cartel desde 2011 (y en España hace ocho años) y en la que interpretará al psicoanalista (el papel de Mauricio Dayub en teatro); es el protagonista, con Rodrigo de la Serna de “Inseparables”, la versión de Marcos Carnevale del éxito francés “Intouchables”; y acaba de estrenar “El ciudadano ilustre”, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, única producción nacional en la competencia oficial del Festival de Venecia. Desde “La tregua” (Sergio Renán, 1974) a “El nido vacío” (Daniel Burman, 2008) y “Relatos salvajes” (Damián Szifrón, 2014), el prestigio y la popularidad lo acompañan aunque se llame Oscar Martínez.
“No recuerdo si alguien me sugirió ponerme un nombre artístico pero creo que me equivoqué en no hacerlo. Me parecía una traición a mi viejo, y como empecé a trabajar desde muy joven, ya después cambiarlo era imposible. Pero no hubiera estado mal, mirá Mirtha Legrand que es Martínez o Mariano Mores que se llamaba como mi papá: los dos, cuando yo era chico, tenían cuenta en el Banco Provincia de Villa del Parque y dos por tres se confundían y le acreditaban o debitaban un cheque de Mores o viceversa. O quizás tendría que haberme cambiado el nombre de pila: Tomás Eloy, por ejemplo, y te olvidás del apellido. En fin, ya pasó”, dice Oscar, el Martínez inconfundible de la pantalla y el escenario, serio, conversador, culturoso, quizás no tan solitario pero sí con algo de la ironía y austeridad de Daniel Mantovani, el escritor argentino ganador del Nobel de Literatura que personifica en “El ciudadano ilustre”.