Sociología política El síndrome de la difícil gobernabilidad
Este estudio sociológico revela una mayor propensión argentina a gobiernos de caudillos populistas respecto de otros países de la región. Las reelecciones, la falta de federalismo, y una correlación con atrasos en el crecimiento país.
Discutimos hipótesis tan estrechamente vinculadas que se hace difícil analizarlas por separado. Ellas se nuclean en torno a un síndrome de ingobernabilidad o de difícil gobernabilidad, con vastas y negativas consecuencias en la política, en la sociedad y en la economía. El síndrome incluye la inestabilidad política –con o sin ruptura del orden constitucional–; tendencias al caudillismo, la vocación hegemónica y el populismo; un sistema deteriorado de controles y contrapesos (checks and balances), tanto los propios de la república como los del federalismo; la volatilidad y la discrecionalidad de las reglas de juego que resultan de los rasgos anteriores y las tendencias a gobiernos y políticas pendulares y límites diluidos entre el Estado y el gobierno. Por cierto, este síndrome ha tenido como trasfondo relevante la cuestión de la desigualdad, la puja distributiva resultante y las visiones antitéticas acerca de los caminos más adecuados para dar respuestas a esos desafíos. Basta recorrer la larga lista de cambios de gobierno no legales desde 1930 para corroborar lo dicho. En fin, dada su extensa y muy fuerte presencia en la Argentina, es necesario también preguntarse por el rol jugado por el peronismo en este síndrome y en la fragilidad del sistema de partidos políticos. Este síndrome de ingobernabilidad o difícil gobernabilidad ha llevado a la Argentina a optar crónicamente por excesos y desmesuras en sus comportamientos políticos, sociales y económicos que han sido determinantes del retraso del país.
LA INESTABILIDAD POLÍTICA. En nuestra investigación de 2011 se mostró que durante sus períodos de retraso, la Argentina tuvo mayor frecuencia de gobiernos ilegales (32,6% del tiempo) que en los períodos de no retraso (solo 14,3% del tiempo) o, en otras palabras, los períodos sin retraso muestran un 85,7% del tiempo con gobiernos legales. En ellos también es menor la frecuencia de cambios de gobierno realizados al margen de la ley preexistente, con un cambio no legal de gobierno cada 12,6 años versus uno cada 5,1 años en los períodos de retraso. En fin, los períodos sin retraso muestran un 92,5% de los años