La intimidad del Mirthazo
La picante entrevista generó furia en el PRO. La noche en que la Señora no durmió.
Es bien entrada la madrugada, y en el coqueto edificio de Libertador, en Palermo Chico, sólo una persona rompe la tranquilidad de la noche. Las dos asistentes que la acompañan la mayor parte del día y viven con ella descansan en otros cuartos, pero la Señora se revuelve en su cama, inquieta, sin poder dormir. A pesar de que recién cumplió 90 años, apenas abre los ojos manotea su moderno celular y entra en el WhatsApp para hablar con periodistas, productores y amigos. Los que la rodean están acostumbrados a que Mirtha Legrand los mensajee cuando faltan horas para el amanecer, pero esta vez el círculo de contactos se extiende un poco: todos quieren un detalle más de la picante entrevista que le hizo dos días atrás al Presidente y a la Primera Dama, y, en el alba del martes 22, la diva no puede pensar en otra cosa.
En el PRO también hubo una conmoción por la visita televisada a la residencia presidencial. Lo que más impactó fue la imprevista dureza de Legrand a la hora de las preguntas, y las reacciones mediáticas que esto provocó. En especial, dicen varias fuentes, a la que más le disgustó el encuentro fue a Juliana Awada. “Se enojó mucho. No soportó que no lo deje responder a Mauricio”, dice un vocero del Gobierno. Parece que la revolución de la alegría se tomó el fin de semana libre.
EN QUE TE HAN CONVERTIDO. Puertas para adentro, el oficialismo mastica bronca. Esperaban otra cosa de Mirtha Legrand, otrora aliada anti K, alguien que públicamente dijo “hice mucho para que este gobierno gane”. Sin embargo, los cortocircuitos entre Macri y la señora de los almuerzos vienen en aumento desde que el empresario asumió: le puso un cinco a la gestión del primer año del Presidente, lo criticó en su programa por el aumento en el costo de vida –“realmente no se puede vivir”–, por la devaluación, se quejó por las “marchas y contramarchas” del PRO y también porque en los discursos “Mauricio habla cortito, tiene que hablar más tiempo”. En mayo del año pasado la escalada llegó al punto de que a Macri le aconsejaron recibir a la diva en la Casa Rosada. Luego de ese íntimo almuerzo, donde estuvieron ellos dos junto al vocero presidencial Iván Pavlovsky y el secretario de la Presidencia, Fernando de Andreis, Mirtha contó que le avisó a Macri que ella era “la voz del pueblo” y supuestamente él le contestó “que le iba a hacer caso”. En el círculo de Legrand explican la novedosa ácida postura de la diva por su necesidad de mostrarse independiente ante su público, y en el Gobierno lo entien-
den como una movida marketinera para seguir vigente. “El show es el negocio de ella, quiere buscar rating y eso está bien”, explica uno de los funcionarios del PRO en un intento de minimizar la situación.
En la entrevista del sábado 18, la primera que Legrand le hace a Macri desde que llegó al sillón de Rivadavia, hubo un enojo puntual con “las formas”. “El Presidente te abre las puertas de su casa y hacés una entrevista donde no querés escuchar, donde tenés un rol agresivo, no dejás contestar, no sos educada. No se podía entablar un diálogo: ella no suele ser así”, asegura uno de los hombres de máxima confianza de Macri. En el PRO las reacciones fueron variando: en el momento de la nota, más allá de los cruces, se entusiasmaron con el alto rating y su tremendo impacto en las redes sociales –el hashtag #MesazaPresidencial tuvo 436.400 menciones sólo durante el programa–, aunque luego comenzaron a percibir que la entrevista no los dejaría tan bien parados. Pero el oficialismo tiene su propia conclusión, apoyada, según ellos, en que en las redes sociales a Mirtha se la criticó mucho. “Ella le dijo a Mauricio que no ve la realidad, pero el Presidente se pasa el día hablando con especialistas, leyendo estudios y tocando timbres. Mirtha sólo habla con el peluquero. Con el paso de los días se asentó la idea de que la que quedó mal es ella”, sentenció con sumo optimismo uno de los principales asesores del Presidente.
CENANDO CON MACRI. La visita de “la Chiqui” a la residencia presidencial fue el suceso televisivo de los últimos tiempos, y el regreso de la diva a la pantalla dominó cómodo el rating del sábado a la noche, teniendo picos de casi 16 puntos (bastante más si se lo compara a los 7 puntos que hizo Legrand para el primer programa del 2016, los 10 puntos del arranque del 2015, o los 8 puntos del 2014). No fue casualidad. Los asistentes de Mirtha le contaron a NOTICIAS la intensa preparación de la diva para la nota, que incluyó la lectura del libro de Ignacio Zuleta sobre Macri y el de Franco Lindner sobre Awada (ver recuadro), e incluso escribió con su puño unas tarjetas como ayudamemoria.
La entrevista, que Macri le había prometido a Mirtha en caso de asumir, iba a ser a fin del año pasado. Pero, por razones de agenda, se pospuso para el 2017 y recién se confirmó a principios de marzo, algo que agradó a los productores del programa que festejaron poder comenzar así el nuevo ciclo. El día de la entrevista también fue de trabajo intenso, que se hizo más largo teniendo en cuenta que en la residencia presidencial se decidió, a tono con el ajuste a nivel nacional, cortar el servicio de catering. Al mediodía llegó el equipo de la Señora, unas 80 personas entre productores, sonidistas y técnicos, para acondicionar la residencia para huéspedes de la Quinta que fue el lugar elegido para la nota. Diez días antes había ido hasta Olivos la mesa chica del programa para pulir detalles: la casa donde vivió Florencia Kirchner y el quincho donde se hacen los asados luego de los partidos
entre funcionarios fueron las otras posibilidades, finalmente descartadas. Tanto la diva como sus asistentes resaltaron que el Presidente no pidió “nada” ni quiso saber de antemano las preguntas, y coinciden en parte con el análisis del Gobierno: hubo “dos” notas, una más amena y relajada, y otra donde Mirtha se mostró incisiva y crítica. La última, dicen los asistentes de Legrand, “no estaba escrita ni planificada, ella es así y se va guiando según el momento”. Cuentan que, apenas terminó la entrevista, Mirtha no ocultó su alegría. “Ellos estuvieron encantadores. Salvo por el tema de la jubilación el Presidente estuvo brillante y aprovechó para aclarar varios temas, ganó puntos. Hice lo que me dictaron mi corazón y mis sentimientos”, les dijo la diva a los que estaban presentes. Pavlovsky le contestó a este medio en una sintonía similar: “La relación de Mirtha con el Presidente es la misma que tiene desde que era empresario o jefe de Gobierno”. A pesar de querer bajar el tono, la imagen de un Macri petrificado y en silencio mientras la diva lo acusaba de “no ver la realidad” o, todavía peor, el furcio de un jefe del Ejecutivo que le pifió al monto mínimo de la jubilación por tres mil pesos no dejaron bien parado al oficialismo. Como dijo Mirtha, como te ven te tratan. Y si te ven mal...