EL MAGNATE INGLES AMIGO DEL PODER
Extiende sus negocios e influencia en la Patagonia. Una polémica villa de lujo en medio de protestas y hechos de violencia.
Quizás nunca se sepa si entre ellos hay sólo amistad o negocios. O ambos. Pero sí es cierto que los intereses locales del financista británico Joseph Charles Lewis (alias Joe) fueron generosamente contemplados por el presidente Mauricio Macri desde diciembre del 2015. Entre esos intereses están Edenor, Transener, Transba y Petrobras Argentina, entre otra veintena de firmas de generación, transporte y distribución de electricidad, petroleras e inversoras controladas por “Pampa Energía”, la mayor corporación energética de la Argentina, cuyo presidente es el empresario mimado del Gobierno, Marcelo Mindlin (ver nota de tapa página 24), que en sus negocios aparece asociado a Tavistock Group, el holding global de Lewis.
La lista de beneficios para este grupo de empresas incluye estatización de 1.200 millones de pesos de la deuda que mantenían con el sistema eléctrico nacional; la adjudicación de un parque eólico en Bahía Blanca y el tarifazo para ge- neradoras, transportistas (también de gas) y distribuidoras de electricidad. El Gobierno también le vendió el 11,85% de las acciones de Petrobras Argentina en poder de la Anses con las que el holding alcanzó la mayoría para controlar la filial local de la petrolera, que a su vez mejora su renta merced a la suba del gas en boca de pozo que cuadruplica los costos de producción en la Argentina, según datos de YPF.
De esta manera, Lewis y sus socios mejoraron la cotización bursátil de
sus compañías en la Bolsa de Buenos Aires, en un año de buenos negocios para este inglés residente en Bahamas, reacio a las fotografías y sin apariciones públicas.
AYER NOMÁS. Cuando desembarcó en la Patagonia hace 21 años, Lewis halló en Río Negro una geografía amigable para sus emprendimientos y fundó la estancia Hidden Lake. Es un paraíso de 20.000 hectáreas donde el presidente Mauricio Macri pasó la Semana Santa del 2016. Para lograr una exclusividad total, Lewis tuvo que clausurar el acceso público al Lago Escondido, pese a que la Justicia exige desde hace años al Gobierno provincial que intervenga para abrir caminos cortos, seguros y de libre tránsito (ver recuadro).
En los negocios patagónicos del magnate se reitera un nombre: el del ex esquiador olímpico Nicolás Van Ditmar, su gerente local, quien también aparece ligado a empresas inmobiliarias y operaciones con tierras en Río Negro (ver recuadro).
Lewis construyó en Hidden Lake una central hidroeléctrica que preside Van Ditmar y que aún permanece inactiva pese a que debería estar generando energía desde diciembre de 2015. Al Oeste, sobre el Atlántico, Van Ditmar dirige la estancia Bahía Dorada, que posee un aeropuerto con pista de 2.000 metros, igual al Aeroparque porteño donde operan 12 líneas aéreas que transportan 1 millón de pasajeros al mes.
El inglés y su mano derecha también aparecen vinculados al cuestionado “Proyecto Laderas”, que pretende construir una villa de lujo –una especie de “mini Davos”– en cercanías de El Bolsón, pero que la Justicia ya frenó en dos ocasiones; la quieren edificar dentro de un Área Natural Protegida (ANP) declarada Reserva de la Biósfera por la Unesco y en tierras compradas al Estado mediante fraude, según determinó la Justicia.
“Nosotros no tenemos nada que ver con ese proyecto”, rechazó Van Ditmar en una entrevista con NOTICIAS realizada en su oficina de Lago Escondido. “A veces las personas creen en fantasías; además, hay profesionales de la maldad que dicen que es nuestro. Buscan generar división en base a mentiras”, acusa.
Se refiere a los opositores al proyecto, liderados por “Asamblea del Mallín en Defensa del Agua y la Tierra (ADAT)”, un colectivo que logra convocar movilizaciones superiores a las 10.000 personas en El Bolsón, un pueblo habitado por 25.000. “Quieren construir arriba nuestro una ciudad cuyo tamaño real desconocemos. Se quedan con el agua de las nacientes y nos dejan sus desechos y efluentes. El agua y el ambiente son nuestra gran lucha”, explicó Juan Manuel a NOTICIAS (ver recuadro), uno de los líderes de la Asamblea que prefirió preservar su identidad por miedo a
las represalias.
Este “mini Davos”, de una inversión inicial de 50 millones de pesos, consiste en una villa de lujo de 850 hectáreas con una zona residencial de 1.072 lotes de 1.500 metros cuadrados cada uno. Tendrá un área comercial y gastronómica, media docena de hoteles, pistas de esquí, cancha de golf y deportes náuticos.
Las bambalinas ocultan desprolijidades. Según dictaminó la Justicia, las 850 hectáreas fueron adquiridas fraudulentamente en una operación ruinosa para Río Negro. Eran tierras fiscales cedidas en uso de pastoreo para una antigua pobladora, Mirta Soria, quién las compró al Estado en 59,75 pesos la hectárea. Apenas seis meses después, Soria las vendió al director de la empresa urbanizadora, Maximiliano Mazza, el cuñado de Van Ditmar, en 470,59 pesos la hectárea. Y ahora, Mazza se propone vender 1.072 lotes a un promedio de 60.000 dólares cada uno. Eso lleva la hectárea loteada a 360.000 dólares y a una renta total por la tierra de 64,3 millones de dólares, cuando el Estado recibió 59,75 pesos por hectárea.
Mazza integra el directorio de las empresas desarrolladoras del Proyecto Laderas. Profesor de educación física, el cuñado de Van Ditmar contó en una entrevista con NOTICIAS que dedicó su vida al esquí y fue instructor en Andorra, donde conoció a sus socios José Irusta Cornet y Fernando Tezano Pinto. “Nosotros hicimos todo como corresponde, tal como la Ley dice que debe ser”, aseguró, al negar las acusaciones en su contra por la compra de las tierras.
Según la Ley de Tierras de Río Negro, Soria no podía comprar los terrenos fiscales porque ya tenía otras propiedades; no podía venderlos antes de los cinco años y estos no podían tener otro destino que el pastoreo. Se incumplió todo. La operación había sido aprobada por el exministro de la Producción provincial, Juan Acatino, y su exdirector de Tierras, Daniel Tait, ambos procesados desde 2013 y actualmente en juicio oral por “fraude a la Administración Pública y administración fraudulenta agravada”, por este y otros casos. El juez que los procesó, Favio Igoldi, pidió en su fallo recuperar las tierras para el Estado.
Este tipo de fraude es habitual en Río Negro. Una Comisión Investigadora del Parlamento que funcionó entre 2012 y 2015 denunció 141 casos iguales por 464.848 hectáreas virtualmente robadas al Estado, algunas recuperadas por vía judicial. Uno de los casos investigados, el 1391/13, refiere a las tierras del “mini Davos” compradas por Mazza.
LAS DUDAS. El “Proyecto Laderas” está dentro de la Reserva Natural Cumbreras del Mallín Ahogado, una de las ocho áreas protegidas por el Código Ambiental de la localidad de El Bolsón. En su artículo 98, prohíbe “los asentamientos humanos y la construcción de viviendas”, además de “toda alteración que pueda afec-
tar el funcionamiento del sitio y de los sistemas ambientales que contiene”. Cumbreras integra, además, el Sistema de ANP de Río Negro, y desde 2006 forma parte de la Reserva Natural Andina Norpatagónica. Esta área fue declarada en 2007 “Reserva de la Biosfera Transfronteriza Andino Patagónica” por la Unesco, y la Argentina incumpliría ese compromiso internacional si avanza la urbanización.
De allí son las nacientes de agua que riegan las chacras de agricultura orgánica de El Bolsón, y que tierras abajo conformarán el Río Azul que atraviesa la ciudad de Lago Puelo, en Chubut, y desagua en el lago ho- mónimo. Aún con tratamientos, los efluentes del “Proyecto Laderas” afectarán negativamente esas cuencas, según dictaminaron peritos.
En esa reserva, hay una planicie que funciona como esponja de lluvias y deshielos que alimenta napas subterráneas, llamada “Pampa de Ludden”, muy cercana a la estancia Hidden Lake. Allí Lewis trató de construir en 2005 un aeropuerto pero la población de El Bolsón lo rechazó; repitió el intento en 2009 pero el 80% se opuso en un plebiscito. Y lo reiteró en diciembre 2011, cuando Van Ditmar en persona llevó
el proyecto al fallecido gobernador Carlos Soria.
Otro capítulo del escándalo se escribe en el Poder Judicial de Río Negro, que dos veces ordenó paralizar la urbanización hasta esclarecer las irregularidades del proceso.
Irregularidades. El Proyecto Laderas está corporizado en dos empresas diferentes pero con el mismo directorio integrado por Mazza, Irusta Cornet y Tezano Pinto: una es “Laderas del Perito Moreno”, para construir el “mini Davos” en terrenos privados, y la otra es “Laderas del Paralelo 42”, que ganó una licitación del centro de esquí en el cerro Perito Moreno, en tierras públicas. Pese a ello, entregaron estudios ambientales para todo el emprendimiento unificado. En un trámite inusualmente veloz, el Gobierno de Río Negro los aceptó como válidos y sin llamar a audiencias públicas ni realizar estudios independientes, firmó las autorizaciones. Por esas irregularidades el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro frenó el proyecto y ordenó abrir un proceso en el fuero Contencioso. También cuestionó la legalidad de la licitación del centro de esquí, pero, por ahora, no paralizó su funcionamiento.
El segundo freno judicial fue en enero pasado, cuando la Cámara de Apelaciones de Bariloche intervino para ratificar la orden anterior del Superior Tribunal, violada por un acuerdo entre la empresa Laderas y la Municipalidad de El Bolsón por el que intentaban relanzar el proyecto como si fuera uno nuevo, aunque en realidad era el mismo pero disfrazado. Básicamente, el acuerdo decía que la empresa desistía del proyecto original y aceptaba hacer otro sin golf ni lagos artificiales y con apenas un tercio de las casas.
Pero, insólitamente, en un artículo el acuerdo se desmiente a sí mismo: “Nada de lo expuesto en el presente implica o podrá ser interpretado como renuncia o desistimiento de la parte actora (Laderas) a los derechos otorgados por la Resolución 086/11 (autorización inicial), comportando exclusivamente un diferimiento consensuado en el ejercicio de los mismos”, dice el punto 7. Así, la empresa se reserva el derecho de hacer el proyecto que en el mismo documento alega haber abandonado. Por la Municipalidad firmó el intendente Bruno Pogliano, un joven contador que hasta asumir en diciembre de 2015 tenía a Laderas como cliente de su estudio contable. NOTICIAS intentó varias veces hablar con Pogliano, sin éxito.
OMNIPOTENTE. La sombra del magnate inglés cubre el “Proyecto Laderas”, rodeado por tierras de Lewis y a un paso de la estancia Hidden Lake. Todos esos terrenos conforman un extenso corredor que llega hasta el sur de Bariloche, sumando las 25.000 hectáreas de los hermanos Marcelo y Damián Mindlin, socios
Pero desde diciembre, la movilización alcanzó proporciones inéditas. El 17 de ese mes hubo una marcha de 5.000 personas, que llegaron a 10.000 en otra del 7 de enero y treparon a 12.000 el 11 de febrero, con la consigna “No es No!!”, en una ciudad de 25.000 habitantes. de Lewis en Pampa Energía y ahora vinculados al presidente Macri tras comprar IECSA, la empresa de su primo Ángelo Calcaterra. Esos campos son gerenciados por Van Ditmar, según el Poder Especial que Marcelo Mindlin le entregó para actuar en su nombre mediante la escritura 42 del 18 de marzo de 2010, a la que accedió NOTICIAS. Fuentes cercanas a Marcelo Mindlin dijeron a NOTICIAS que él tiene en la zona mil hectáreas.
La hidroeléctrica de Lago Escondido debía sumarse al sistema eléctrico nacional en una central al norte de El Bolsón, según la concesión. Pero el cableado se modificó y su nuevo trazado pasa por el Área Protegida donde Laderas insiste en construir su “mini Davos” y Lewis su aeropuerto. Van Ditmar dijo que lo hicieron por pedido del intendente Bruno Pogliano, el mismo que firmó con la empresa Laderas aquel singular acuerdo que se invalida a sí mismo.
Van Ditmar fue designado presidente de la estancia Hidden Lake en la reunión de directorio del 23 de enero de 2001. Pero en el mismo acto le impidieron actuar como tal. Las actas a las que accedió NOTICIAS testimonian que el directorio le impuso “limitación de absoluta prohibición para actuar en nombre y representación de Hidden Lake”, y en particular respecto de toda operación que pueda afectar el patrimonio de la compañía. Raro: un presidente que no decide.
Así lo entiende el abogado Fernando Kosovsky, quien suele enfrentar a Lewis en la Justicia y logró que el Superior Tribunal de Río Negro frenara el “Proyecto Laderas” y que una Cámara de Apelaciones reconociera derechos ancestrales a la comunidad mapuche de Huaytekas sobre tierras que Hidden Lake dice que son propias. Para Kosovsky, Laderas y Lewis son lo mismo, basado en “la convergencia de intereses económicos y geopolíticos. Ambos están sostenidos por los mismos grupos políticos y económicos que confluyen en la pugna por el control territorial y la apropiación de los bienes naturales comunes”.
Hasta el Presidente despertó interrogantes cuando en enero pasado hizo una defensa pública de Lewis. Sin que nadie le preguntara lo desvinculó del proyecto Laderas: “No tiene nada que ver”, insistió, tras exculparlo por impedir el libre acceso al Lago Escondido y asegurar, contra la realidad, que ahora los caminos son “fantásticos” (ver recuadro).
Desde que Lewis desembarcó en El Bolsón, la fractura social ha sido creciente, lo mismo que la violencia traducida en ataques contra quienes se oponen a sus negocios (ver aparte). El “Proyecto Laderas” vino a tensar esa división y polarizó entre un bloque que logró alinear a los estados municipal y provincial con los intereses de la empresa. Y del otro lado a miles de personas cuya fortaleza reside en movilizarse por las calles, embanderados con la consigna “No es No”. El Poder Judicial, mientras, sólo ha dilatado el final del conflicto.